Capítulo 97
Natalie puso los ojos en blanco, -¿Así que si no vuelves a casa en toda la noche, me quedaré despierta esperándote?
-No lo haría.
-¿Qué?
–
-No estaré fuera toda la noche.
Natalie no hizo caso de sus palabras que parecían una promesa y bostezó, -Ya veo, ¿ahora puedo volver a dormir?
Al verla que iba a volver a tumbarse, Leonardo le dijo enfado: —¡Natalie!
-¿Qué quieres?
Al ver su impaciencia, Leonardo apretó los dientes, -He bebido esta noche, ayúdame a
lavarme.
Natalie respiró profundamente, se esforzó a reprimir las ganas de echarle, se levantó y le empujó al cuarto de baño.
Exprimió pasta de dientes y se la dio a Leonardo, dijo bostezando: -¡Toma!
Leonardo se lavó los dientes y Natalie cogió una toalla y le lavó la cara desordenadamente, con tanta fuerza que parecía que intentaba restregarle una capa de piel de la cara.
Leonardo frunció el ceño y dijo con voz fría: ¿Puedes ser suave?
-Lo siento, soy fuerte desde niño y no puedo controlarlo.
Después de lavarse, Natalie movió rápidamente a Leonardo a la cama, lo tapó y luego apagó la
luz.
Después de que Natalie se tumbara, Leonardo dijo: -Natalie, lo que pasó la última vez fue culpa mía, no debería haber sospechado de ti.
Quería que alguien averiguara quién era ese hombre que estaba cenando con ella, pero al final no lo hizo, temía que se estallara una discusión más acalorada cuando Natalie se enterara.
Natalie se quedó callada durante mucho tiempo y le dijo: -Descansa.
Cuando Natalie se despertó a la mañana siguiente, Leonardo se había ido del dormitorio.
Ella salió del dormitorio después de lavarse y vio a Leonardo sentado en el salón, hablando por
teléfono.
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Hoy él llevaba una camisa gris raída y unos pantalones negros, menos serio.
Natalie desvió la mirada después de verlo unos segundos y se dirigió a la cocina.
Cuando preparó el desayuno y salió, Leonardo también colgó el teléfono.
-Omar quiere invitarte la comida para pedirte perdón, ¿quieres ir?
Natalie se sorprendió de que Omar quisiera disculparse con ella después de haberse enfadado tanto en MY aquel día
Pensando en Gisela, frunció el ceño.
-No, no quiero ver a Gisela.
Tras unos segundos de silencio, Leonardo habló: -Omar y Gisela han roto.
Natalie levantó una ceja, -Oh, no tiene nada que ver conmigo, no tienes que
decírmelo.
Leonardo, un poco impotente, miró a Natalie y le dijo: -Lo que he dicho es la verdad, y Omar piensa disculparse con Tina, así que quiere invitarles a cenar a ustedes dos.
-¿Está loco?
Leonardo:
-¿De verdad no quieres ir?
Natalie le miró con cara de desconfianza, -¿Te apetece que vaya?
-Si no quieres ir, no te obligaré.
-No, no quiero ir.
Los dos terminaron de desayunar en silencio, Natalie guardó los platos en el lavavajillas y miró a Leonardo con expresión pálida, -Tengo algo que hacer hoy, no volveré a comer, así que niñera no tendrá que prepararme la comida.
-¿Qué vas a hacer?
Natalie frunció el ceño, -Este es mi asunto privado, no necesito informarte, pero si realmente tienes tanta curiosidad, puedes buscar a alguien que me vigile para que puedas saberlo.
Leonardo se puso enfadado y la mano de su costado se tensó involuntariamente.
-Natalie, no pedí a nadir que te vigilara.
-Entonces dime, ¿cómo supiste que estaba cenando con un hombre la última vez?