Capítulo 84
Ambos se quedaron en un impasse por un momento, y finalmente, Natalie cedió.
Después de ordenar la habitación, estaba a punto de cocinar, pero justo cuando abrió el refrigerador, sonó el timbre.
Era Matilda llegando. Había ido al hospital hoy para visitar a Leonardo, pero se enteró de que
había sido dado de alta.
ya
Al ver que era Natalie quien le abrió la puerta, Matilda se congeló y luego preguntó enojada: -¿ Qué haces aquí?
Natalie, impasible, le replicó: -Este es mi hogar, ¿no es normal que esté aquí?
Matilda apretó los dientes e indagó fríamente: -¿Dónde está Leo? Vine a verlo.
Diciendo eso, empujó a Natalie y entró directamente en la villa.
Cuando vio a Leonardo en su silla de ruedas, Matilda abrió los ojos de par en par y se apresuró
hacia él.
-Leo, tus piernas…
Leonardo, en cambio, la miró y contestó tranquilamente: -El médico dice que es posible que nunca vuelva a ponerme de pie.
-¡No!
Matilda se tapó la boca, con la incredulidad reflejada en su rostro mientras lágrimas se apoderaban rápidamente de sus ojos.
-No te preocupes, Leo. Encontraré al mejor médico para ti. ¡Tus piernas sin duda se recuperarán!
-Mati, hablemos de esto más adelante.
Percibiendo que él no quería tocar el tema, Matilda se calló y tardó un rato en controlar sus
emociones.
-Leo, tú y Natalie van a divorciarse pronto, así que no es adecuado que ella se quede aquí. Permíteme cuidarte en el futuro, ¿de acuerdo?
Hace tres años, ella siguió las palabras de Beata y no volvió del extranjero, lo que dio a Natalie la oportunidad de casarse con Leonardo. ¡Pero ahora no cometería el mismo error otra vez!
Leonardo se quedó en silencio por un momento antes de responder con indiferencia: – No es necesario. Ya llegamos a un acuerdo; no nos divorciaremos hasta que mis piernas se curen.
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-¡¿Cómo?! ¿Quieres decir que si tus piernas nunca se curan, estarás con ella para siempre?
Apenas terminó, Matilda se dio cuenta de la mirada fría de Leonardo y se apresuró a explicar: -Leo, no quise decir eso… ¡Tus piernas se recuperarán, te lo prometo! Es sólo que estoy un poco preocupada. Mira, ahora Natalie finalmente accedió al divorcio, pero ¿si vuelve a enamcrarse de ti mientras te cuida y se niega a divorciarse? 2
Leonardo no tuvo la oportunidad de hablar cuando Natalie, que los observaba en silencio, intervino fríamente:
-Tranquila, de ninguna manera volveré a enamorarme de él.
Al escuchar eso, el rostro de Leonardo se volvió sumamente gélido.
Por supuesto, Matilda no creía en lo más mínimo las palabras de Natalie. ¡Lo que ella quería era que esa mujer no tuviera la oportunidad de estar cerca de Leonardo!
-Natalie, los sentimientos no se pueden controlar. Además, Leo es tan sobresaliente que es posible que vuelvas a enamorarte de él.
Natalie rodó los ojos, sin molestarse en hacerle caso.
–
En ese momento, Leonardo se volvió hacia Matilda y tomó la palabra: Mati, te agradezco que hayas estado afuera de la sala vigilándome durante tres días mientras estaba inconsciente…
Antes de que pudiera terminar la frase, Matilda lo interrumpió a toda prisa: —Leo, jera lo menos que podía hacer! ¡Incluso si tengo que cuidarte toda la vida, con gusto lo haré!
Leonardo frunció el ceño y no le respondió. Aunque estaba agradecido con ella, no quería que Natalie malinterpretara la relación entre ellos.
Desvió la mirada hacia Natalie y, al ver que tenía los ojos bajos como si estuviera pensando en algo, un destello de desagrado brotó en su interior.
¡Era sorprendente ver cómo ella permanecía tan tranquila después de presenciar la confesión de amor de Matilda!
-Natalie, tengo ganas de comer huevos al vapor. Hazlos ahora.
Al oír eso, Natalie levantó la cabeza, dedicó una sonrisa significativa a Matilda y, ante su expresión de pánico, dijo lentamente: -Claro. Pero, ¿si acabas de decir que Matilda…?
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