Capítulo 658
Mamá, ¿te has enterado de que hoy es el funeral de mi hermana?
La expresión de Beata se puso rígida y luego dijo fríamente: sólo me cabreará aunque viva.
Beata le dio la sopa de pollo a Matilda,
-No tiene por qué importarte,
Tómate la sopa de pollo, hace unos días que diste a
luz, ¿por qué nadie de la familia Ramos ha venido a visitarte?
La cara de Matilda cambió, -De ninguna manera, mi bebé es de su nieto, lo que ella me prometió definitivamente será cumplido.
Al ver la firmeza de Matilda, Beata no dijo nada más, pero sintió algo extraño.
Mientras pensaba, Matilda dijo de repente: -Ah, por cierto, ¿no han venido los de la mansión?
Beata se rió, -El hijo de vergüenza es tonto, ¿no? ¡Los de la mansión están ocupados buscando un médico para él, y creen que pueden curarle!
Matilda dijo: -Debes fingir que no lo sabes, y no volver a mencionarlo a nadie, de lo contrario estamos jodidas.
Beata asintió,– ¡No te preocupes, no diré ni una palabra al respecto!
Después del funeral de Natalie, Leonardo como si viviera en la empresa, todos los días estaba en una reunión o leyendo un documento.
Cuando Carlos salía del trabajo, veía muchas veces que Leonardo seguía ocupándose del trabajo en la oficina, iba a persuadirle, pero Leonardo se negaba a escucharle.
Viendo que Leonardo estaba cada vez más demacrado, Carlos no tenía más remedio que llamar a Josefina.
Leonardo le miró con expresión gélida, -Carlos, ¿quién te paga el sueldo?
Carlos bajó la cabeza, antes de que pudiera decir algo, Josefina dijo, -Leo, Carlos lo hace por tu bien, no debes a este tipo de empleados, ¡sino darle un aumento!
Ante eso,
Carlos aceptó, aunque el sueldo que Leonardo le ofrecía ahora ya era mucho más alto que el del mercado, pero ¿quién no quería más dinero?
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Leonardo miró tranquilamente a Josefina, Abuela, si vienes a persuadirme, ya puedes irte.
Josefina le pidió a Carlos que se fuera, caminó lentamente hacia Leonardo y se sentó, y le dijo con tristeza: -Leo, aunque no quieras admitirlo, es un hecho que Natalie está muerta,
debes animarte….
Antes de que pudiera terminar la frase, Leonardo la interrumpió fríamente: -Abuela, ¿no estoy animándome ahora?
Estarás enfermo dentro de un mes si no cuidas tu salud.
-Lo sé.
Al ver que evidentemente no le hacía caso, Josefina se enfadó de inmediato, ¡Vuelve a Mansión de Armonía a cenar después del trabajo, y vivir en Mansión de Armonía a partir de ahora, de lo contrario yo tampoco cenaré, y me quedaré aquí contigo, hasta la hora que tú
sales.
Leonardo se sintió un poco impotente, -Abuela, no me lo pongas difícil…
-¿Soy yo quien te lo pone difícil? Leo, tú te lo pones.
Leonardo se quedó callado, y después de un largo rato, dijo despacio: -Pero no sé qué puedo hacer para olvidarla.
Cuando pensaba que no había podido salvarla, se le clavaba un cuchillo en el corazón y le
dolía.
-Leo, es normal que sientas dolor en este momento, no tienes que forzarte a olvidar. Debes descansar, en cuanto al resto, déjalo al tiempo.
Leonardo bajó la mirada, y sus ojos se enrojecieron mientras decía: -Lo sé, regresaré a Mansión de Armonía más tarde.
Cuando Josefina se fue, Leonardo llamó a Carlos.
Carlos pensó que era porque había traído a Josefina, y ahora Leonardo quería echarle la culpa, pero dijo con mirada gélida: -Tadeo ¿lo encontraste?
-Tenemos pistas, nuestros hombres han ido a atraparla y a lo mejor lo tendrán en los próximos días.