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Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 575

Capítulo 575

Emiliano se quejó, -Fausto, hoy estás un poco pesado. Aunque Leo y Natalie se peleen, es asunto de ellos, no deberías entrometerte.

Fausto se encogió de hombros y dijo: -A partir de hoy, perseguiré a Natalie en serio.

-¿Estás loco?

No sólo Emiliano, también Omar lo miró sorprendido.

Natalie es la mujer de Leo, ¿por qué la persigues?

-Él no la aprecia. No la merece.

Emiliano apretó los dientes con rabia, —Esto no tiene nada que ver contigo. ¡No puedes perseguir a Natalie a menos que quieras renunciar a nuestra amistad de más de diez años!

Fausto parecía frío y firme.

Esta vez, nadie podía sacudir su decisión.

-Bueno, aunque quieras renunciar a nuestra amistad, tienes que esperar a que se divorcien y dejen de ser pareja antes de perseguir a Natalie, jde lo contrario la relación entre los tres será muy turbia!

Emiliano estaba molesto, pensaba que nunca volverían a estar juntos.

Fausto bajó los ojos y dijo despacio: -Tienes razón, primero tienen que divorciarse.

-¡Qué locura! ¡Estás loco de verdad!

Fausto cerró los ojos, llevaba todos los años siguiendo las reglas y nunca hizo nada fuera de

lo normal

Natalie era la única persona que quería, antes era la esposa de Leonardo por lo expresaba sus sentimientos, ¡pero ahora sentía que Leonardo no la merecía!

Así que iba a intentarlo y aunque no podía conseguirla, ¡no se arrepentiría!

que no

En otra esquina del salón principal, Matilda vio a Leonardo alejando a Natalie y se enojó tanto que

casi se le cayó la taza que tenía en la mano.

¡Zorra!

(Sólo rompieron no sirve de nada, Natalie tiene que morir, así que Leonardo me acepte.)

Fuera del salón principal, Natalie se sacudió la mano de Leonardo y apretó los dientes:– Leonardo, ¿estás loco?

Leonardo la miró fijamente sin hablar, con los ojos oscuros llenos de ira.

El cuero cabelludo de Natalie se entumeció ante su mirada y dio un paso atrás, frunciéndole

el ceño.

-¿Qué quieres?

En un instante, la agarró por la cintura.

En el momento en que Natalie se quedó inmóvil, Leonardo bajó la cabeza y le besó los labios.

Emm… Suéltame… Suéltame…

En lugar de soltarla, Leonardo aumentó la fuerza de sus manos y sus cuerpos se apretaron.

Natalie mordió el labio de Leonardo con rabia y lo apartó en el momento en que le dolía, limpiándose la boca mientras decía con indiferencia: -¿Eres una perra?

Leonardo se acercó y la levantó hacia el Maybach negro.

-Leonardo, ¡suéltame! ¿Estás loco? Si estás loco, ¡vete al hospital!

ry Sin embargo, aunque ella forcejeó y le abofeteó, él parecía sin notar el dolor y la metió en el

coche.

Tras cerrar la puerta, Leonardo cogió a Natalie de la mano, —Natalie, no soporto vivir sin ti, ¿de verdad no puedes perdonarme?

Natalie le miraba inexpresivamente después de calmarse.

-Leonardo, la abuela fue al chalet hace unos días a verme, dijo que quería presentarme un novio, vas a obligarme a empezar otra relación enseguida para que dejes de hacerlo, ¿verdad?

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