—Déjalo.
—¡Tal vez sea una emergencia!
Natalie se acercó y le tendió el teléfono móvil que estaba sobre la mesilla, con la voz un poco ronca.
—No tenemos prisa.
Leonardo cogió el teléfono, con mucho deseo en los ojos.
—Ya verás si tengo prisa o no.
Se levantó para contestar, sin saber lo que le dijo, su rostro se puso serio de repente.
Después de colgar, giró la cabeza para mirar a Natalie, —Natalie, hay una emergencia en la empresa, voy a solucionarla primero. Espérame.
Natalie se sentó lentamente, le miró tapando con la colcha, —Sí.
Al verla así, Leonardo le sujetó la nuca y la besó con fuerza, luego se vistió y se fue.
Leonardo se quedó fuera toda la noche, cuando Natalie bajó a la mañana siguiente, ya había vuelto, y al ver las ojeras que tenía, supo que no había dormido en toda la noche.
Al ver su rostro preocupado, Natalie preguntó: —¿Pasó algo grave?
Leonardo negó con la cabeza, —Nada, ya está solucionado.
—Bueno, qué bien, ¿pasaste la noche en vela? Descansa un poco.
—Bien. Llá
uería pedir matrimonio a Natalie en un momento.
Carlos se apresuró a decir. -Las fuertes lluvias en Bulgaria hicieron que muchas rosas de champán se dañaran, se estima que llegarán en unos días.
Leonardo asintió: -De acuerdo, lo antes posible. ¿Y el anillo de diamante personalizado?
-También en unos días, se lo pondré en su mesa cuando llegue.
-Bueno, ve a trabajar.
Cuando Carlos se marchó, Leonardo volvió a leer el documento con el rostro sombrío.
Cuando Natalie estaba sacando la sopa de la olla para enfriarla en la nevera, recibió la llamada de Angela.
-Natalie, ¿qué haces ahora? Quiero ver el informe de las pruebas de ese paciente, ¿estás libre para ir al
hospital conmigo?