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Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 542

Capítulo 542

Agarró a Natalie de la muñeca y la arrastró hacia la puerta.

Natalie casi se cayó mientras él tiraba de ella, cuando se estabilizó le sacudió la mano con fuerza.

-Leonardo, ¿estás loco?

Ni siquiera se enfadada con él por haber molestado a Fermín, él se enfadó primero.

-Vuelve a casa conmigo y hablemos.

Natalie se mofó: -No tengo nada de qué hablar contigo. Si sigues metiéndote en mis asuntos, ¡romperemos!

Después de decir eso, Natalie dio la vuelta y se marchó.

Justo cuando llegaba a la acera, Leonardo la detuvo.

Como si no le viera, Natalie hizo un gesto con la mano para pedir un taxi.

Sin embargo, justo cuando levantó la mano, fue levantada por Leonardo.

-¡Ah!

Natalie se sobresaltó y, cuando reaccionó, se puso furiosa, forcejeando y apretando los dientes: —¡Leonardo, bájame! cabrón!

Leonardo fingió no oír y la metió directamente en el coche, y luego subió él.

Natalie se giró para abrir la puerta del otro lado del coche, y justo cuando su mano tocaba el pomo de la puerta, la agarró por la cintura, y en el momento en que Leonardo apoyó la barbilla en su hombro, el aroma de su pino la envolvió en un instante.

-Natalie, lo siento.

Natalie se quedó helada, no esperaba que se disculpara.

Tras reaccionar, dijo fríamente: -¡No debes disculparte conmigo, sino con Fermín!

–Vi las fotos de que quedabas con Fermín varias veces en los últimos días y me volví loco. Después de todo, no nos hemos visto tantas veces estos días… -El tono de Leonardo estaba lleno de celos, pero también delataba su ansiedad. Siempre tenía la sensación de que Natalie le dejaría de repente algún día, así que cuando la veía estar con cualquier hombre, perdía el control de sus emociones.

Natalie frunció el ceño, -¿Qué fotos? ¿Te las ha enviado alguien? ¿O hiciste que alguien me siguiera?

Justo cuando terminó de hablar, se dio cuenta de que el cuerpo de Leonardo se ponía rígido.

Al cabo de un rato, dijo lentamente: -Matilda me las envió.

Natalie respiró hondo y lo apartó de un empujón, mirándolo fríamente: dijiste que no volverías a lidiar con Matilda, ¿no?

-Me

-Me llamó y enseguida la bloqueé, pero luego me mandó un mensaje desde otro teléfono diciéndome que salías mucho con Fermín y me mandó fotos por correo electrónico.

-¿Con unas fotos sospechas de Fermín y de mí?

Al ver la decepción en su tono, Leonardo se puso nervioso.

Intentó cogerle la mano, pero ella se negó.

Natalie lo miró con una sonrisa fría y le dijo palabra por palabra: -Leonardo, no me respetas, no sigamos perdiendo el tiempo.

Después de decir eso, ella empujó la puerta del coche y se fue.

Leonardo no la persiguió, pero sus ojos estaban sombríos.

Miró a Carlos, que había mantenido la cabeza gacha en el asiento del copiloto y no había dicho nada, y le dijo fríamente: -¡Llama a Matilda!

Carlos marcó nerviosamente el número de Matilda y después de un largo rato ella contestó.

-Carlos, ¿qué pasa…?

Antes de que pudiera terminar la frase, una voz helada la interrumpió.

—Matilda, ¿para qué me enviaste esas fotos?

Tras unos segundos de silencio, Matilda dijo con cautela.

—Leo, no tenía ningún propósito, sólo no quería que mi hermana te engañara, por eso te lo dije.

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