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Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 508

Capítulo 508

Leonardo y Matilda corrieron hacia la azotea donde Antonia estaba a punto de saltar.

¡Preferia morir después de lo que le había pasado!

Los médicos y enfermeras que estaban junto a ella la apremiaban, -¡Señora Guerrero, el señor Ramos no tardan en llegar, calmese!

-¡Ma!

Antonia oyó la voz de Leonardo, se dio la vuelta temblorosa, y vio a Leonardo y a Matilda caminando rápidamente hacia ella; apretó los dientes: -¡No te acerques más! Si no, me lanzo ya.

Leonardo se detuvo, miró a Antonia y le dijo: -Tranquila, Mafresa sigue estudiando en el extranjero, si se entera de que al final del día saltaste sin verla, no podrá soportar.

Al mencionar a Mafresa, Antonia dudó un poco..

Justo entonces, Matilda dijo de repente: -Señora Guerrero, tengo algo que decirle.

La mano de Antonia que colgaba de su costado se tensó inconscientemente, y miró a Matilda.

Cuando fue insultada por aquellos dos hombres, fue Matilda quien la salvó, aunque todavía no a tiempo, pero al menos no le hizo más daño.

Al ver que Antonia no decía nada, Matilda se acercó lentamente a ella.

Hasta que llegó a su lado y la agarró de la mano, Matilda por fin respiró aliviada y se acercó al oído de Antonia y le susurró: -Señora Guerrero, le dije a Leo y a todos los demás que los dos no te hicieron nada y lo impedí a tiempo. Yo me encargaré de ellos, no tienes que preocuparte por esto.

Antonia estaba sorprendida y aliviada.

Quería saltar porque pensaba que todos sabían todo lo que le había pasado. Por eso, quería morir.

-¿Por qué puedo confiar en ti?

-Señora Guerrero, le ayudé a Leo, ¿por qué te hago daño? Aunque no lo creas, siempre has sido la persona a la que más respeto.

Mientras Antonia dudaba, Leonardo había dirigido a sus hombres una mirada que les indicaba que se acercaran lentamente a Antonia y Matilda.

-Señora Guerrero, ¿no quieres ver castigado a Tadeo, et que te hizo esto?

La mano de Antonia que apretaba a Matilda seguía apretándose también,

Queria mucho.

¡Queria matar al cabrón Tadeo con sus propias manos!

-Señora Guerrero, volvamos. Ahora lo más importante es que te cures. Yo haré callar a los médicos y enfermeras. ¡No te preocupes!

Bajo la persuasión de Matilda, Antonia finalmente se fue calmando y volvió con ella a la sala.

Matilda no dejó entrar a Leonardo, se quedó en la puerta mirándolo y le dijo:-Leo, yo me quedaré con la señora Guerrero, tú puedes irte; yo cuidaré de la señora Guerrero,

Leonardo guardó silencio unos segundos y dijo en voz baja: -Gracias.

Matilda rio, -No hace falta que me lo agradezcas. Siempre he tratado a la señora Guerrero como a mi familia.

Sin saber qué le dijo Matilda a Antonía en la sala, Antonía finalmente se calmó y no se suicidó.

Como estaba preocupado, Leonardo había estado esperando fuera de la sala, y en cuanto Matilda salió, se acercó inmediatamente a ella.

-¿Cómo está mi madre ahora?

-La señora Guerrero no volverá a suicidarse.

La expresión tensa de Leonardo por fin se aflojó. Miró a Matilda y le dijo: -¡Matilda, gracias!

Matilda parecía que estaba un poco triste.

-Leo, ¿ya estamos tan distanciados?

Los finos labios de Leonardo se fruncieron, después de un rato, dijo: -Agradezco que me hayas ayudado durante este periodo de tiempo, pero la persona que me gusta ahora es Natalie. Es mejor que mantengamos distancia.

Matilda se mordió el labio inferior y sonrió, bajando la mirada, dijo: —Sí, de todas formas, ya no te merezco.

Leonardo frunció el ceño y finalmente no dijo nada.

Los dos se quedaron un rato en silencio, Matilda dijo: No hay nada que hacer aquí, yo me voy.

-Busco à alguien que te lleve.

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