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Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 498

Capítulo 498

-¡Tú!

Ramón la miró entre dientes apretados y dijo enfadado, ¡Basta ya! Lo más importante ahora mismo es explicarle a Tadeo que el accidente no tiene nada que ver con nosotros. ¡Ya hablaremos del resto luego!

Antonia se mofó, -Tú quieres explicar, Tadeo no quiere escuchar, Casi me mata, j No puedo perdonarle!

-¿Quieres romper la familia?

Los ojos de Antonia se enfriaron ante la airada pregunta de Ramón, -Ramón, deberías preguntarle a Tadeo. Si no fuera por él, ¡nuestra vida no sería un desastre ahora mismo!

Ramón apretó los dientes con rabia y levantó la mano para abofetear a Antonia, pero no esperaba que Antonia no se amedrentara y le mirara con una fría sonrisa. -Pégame. Si me pegas, contaré a la prensa las cosas que le hiciste a Julia. ¡A ver si te sientes avergonzado!

La mano de Ramón se congeló en el aire y finalmente no cayó.

-¡Si oigo rumores, haré que te arrepientas!

Se dio la vuelta y salió enfadado. Justo al abrir la puerta de la sala, vio a Matilda en el umbral, y su rostro se volvió gélido.

-¿Qué has oído?

El cuero cabelludo de Matilda se entumeció ante su mirada. Apresuradamente dio un paso atrás y negó con la cabeza, —Señor Ramos, acabo de llegar. No he oído nada.

Al ver que ella no parecía estar mintiendo, Ramón no siguió preguntando y se marchó.

Matilda se palpó el pecho asustado y respiró hondo mientras entraba en la sala. Al ver a Matilda, Antonia se sorprendió y le dijo con una mirada fría: —Mati, ¿por qué estás aquí?

Desde que Matilda se quedó embarazada de Tadeo, la actitud de Antonia hacia ella se ha ido enfriando poco a poco.

Tadeo y Leonardo eran opuestos. Aunque a Matilda le gustaba mucho Leonardo, después de dar a luz al hijo de Tadeo, in favorecería definitivamente.

Matilda sonrió y se sentó junto a la cama del hospital

-Señora Guerrero, he oído que se ha despertado y he venido a veria. ¿Cómo se encuentra?

Estoy bien. Mati, estás prometida con Tadeo y embarazada de él. No hace falta que vengas, descansa en tu casa,

Matilda sabía que Antonia quería romper su relación, pero debía apoyarse en ella

sí quería escapar de la mano de Tadeo y seguir con Leonardo.

-Señora Guerrero, he venido porque tengo algo que decirle

-¿Qué es?

En realidad no quiero tener este bebé.

Antonía se sorprendió y frunció el ceño: -¿Por qué?

Matilda suspiró, con los ojos enrojecidos.

-Señora Guerrero, usted no lo sabe, Tadeo, no me quiere. Desde que se convirtió en presidente del Grupo Ramos, me tiene prisionera en el chalet, y durante todo este tiempo, he estado intentando enviarle a Leo el mensaje. Quiero que sea presidente del Grupo Ramos.

Matilda lo dijo sinceramente, pero Antonía no la creyó y la miró con recelo.

-Mati, ¿te ha mandado Tadeo aquí para preguntarme?

Matilda no tenía prisa por defenderse y susurró: -Señora Guerrero, sé que ahora no me cree, pero pronto sabrá que no le miento.

Tras decir esto, se levantó, miró a Antonia y le dijo, -Tadeo ha mandado a alguien para que me cuide. No puedo ausentarme mucho tiempo, volveré a verte otro día.

Matilda salió de la sala, se secó las lágrimas y estaba a punto de marcharse. Vio en el pasillo una figura familiar que se dirigía a toda prisa a la unidad de hospitalización de enfrente.

Le extrañó que Tina estuviera aquí.

Matilda la siguió por curiosidad.

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