Capítulo 496
Leonardo ignoró su provocación y dijo con frialdad: –¿Has terminado?
La cara de Tadeo se puso rígida. Luego, envalentonado, dijo: -Leonardo, aunque consigas más pruebas, ¿y qué? A mí no me puedes hacer nada. Si la próxima vez me tiendes una trampa, ¡te dejaré ver cómo el Grupo Ramos se va al garete!
-No tienes ninguna oportunidad.
–
-Bah…
Los ojos de Tadeo estaban llenos de desprecio y burla. Estaba a punto de seguir hablando cuando de repente sonó su teléfono móvil.
Al ver el número que aparecía en la pantalla, se sobresaltó. La gente de Noche Fría nunca se ponía en contacto con él por mensajes de texto. ¿Por qué llamaban de repente?
-¿No contestas?
Tadeo le miró fríamente, se levantó y contestó mientras salía por la puerta.
Sin saber lo que se decía, Tadeo que se dirigía a la puerta, de repente se quedó mirando a Leonardo con rabia, apretando los dientes, Leonardo, has sido tú, ¿ no?
–
Los hombres de Noche Fría le dijeron que su ubicación había sido descubierta por Leonardo, y que ya habían perdido a la mayoría de sus hombres porque la policía se había llevado a Tadeo, y ellos habían sido descubiertos cuando fueron a rescatarlo.
Leonardo se mostró tranquilo y dijo: -Acaba de empezar.
Tadeo sonrió fríamente, —¡Vale, ya veremos!
En su despacho, Tadeo le dijo fríamente a su secretario: -Ven aquí, tengo algo que decirte.
Se acercó a Tadeo, bajó la cabeza y le dijo algo. La cara del secretario cambió al instante.
-Señor Ramos, pero el jefe dijo que no hiciera nada últimamente.
Tadeo hizo una mueca, —Es que no me dejan hacerle nada a Leonardo. Tú haz lo que yo te diga. ¡Yo asumiré la culpa de cualquier cosa que pase!
Noche Fría seguía intentando utilizarlo para conseguir la reliquia familiar de la
familia Ramos, y desde luego no le harían daño hasta conseguirlo.
Pero Tadeo no era estúpido, cómo iba a ayudarles de verdad a encontrar esa cosa, cuando terminara su venganza, se iría a vivir escondido, y si la gente de Noche Fría conseguía esa cosa o no, no tendría nada que ver con él,
El secretario frunció el ceño, Señor Ramos, creo que…
Antes de que pudiera terminar la frase, fue interrumpido fríamente por Tadeo,
-¿Estás a mis órdenes o yo a las tuyas? Si no puedes hacerlo, puedo buscar a otra persona.
El asintió con la cabeza:
Vale, lo hago ahora.
Tadeo hizo un gesto irritado con la mano y dijo fríamente: -Está bien, vete.
Por la noche, cuando Natalie recién salió del trabajo, recibió una llamada de
Leonardo.
-Natalie, me enteré de que Nuño tiene un hermano en el extranjero. Voy a salir del país. Volveré en una semana.
Natalie frunció el ceño, -¿No puedes recoger al hermano de Nuño?
-Dice que tiene algo que darme en persona y que no quiere volver.
Ella se asustó, -Yo te acompaño.
—No, ahora mismo estoy pasando el control de seguridad, así que te dejo y te llamo cuando aterrice el avión.
Leonardo colgó.
Natalie guardó el móvil, ocultando sus preocupaciones, y condujo a Bahía de los Olmos.
En el primer hospital de Monteflor.
Antonia, en la unidad de cuidados intensivos, abrió lentamente los ojos, las luces brillantes sobre su cabeza la hacían entrecerrar los ojos con incomodidad.
Una enfermera se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos y fue a llamar al médico.
Pronto, el médico se acercó para examinar su cuerpo.