Capitulo 485
La puerta de la sala se abrió, y entraron Leonardo y Natalie, seguidos por el médico y dos enfermeras.
Nuño se puso claramente nervioso al ver a tanta gente, retrocediendo mientras gritaba y mostraba
resistencia.
Leonardo le preguntó, con voz gélida hasta la médula.
-Nuño, el accidente de coche de León y Julia, ¿está relacionado contigo?
Los nombres de León y Julia parecieron estimular sus nervios, Nuño gritó mientras agitaba las manos
asustados.
-¡Ah! ¡Aah! ¡Vete! ¡Anda! Tengo miedo…
Sin simpatía en los ojos, Leonardo continuó: -¿Por qué te fuiste del país con tanta prisa después del accidente de León y Julia? ¿Hiciste algo malo?
-No… Ah…Tengo miedo…
Nuño empezó a golpearse la cabeza contra la pared, haciendo ruidos fuertes, como si no sintiera dolor.
La cara del médico cambió y enseguida se adelantó, agarrando a Nuño y diciendo. ¡Trae el sedante!
La enfermera inyectó un sedante a Nuño en menos de un minuto. Los movimientos de Nuño se fueron
haciendo cada vez más débiles, y pronto se quedó dormido con expresión tranquila.
El médico miró a Leonardo y le dijo con voz grave: -Señor Ramos, hoy no puede estimular más a Nuño.
De lo contrario no sólo no podrá saber nada de él, sino que incluso podría agravar su estado.
Leonardo, con indiferencia, dijo: – Vale, vigílalo. Yo volveré mañana.
-Señor Ramos, en el caso de Nuño, se estima que tardará alrededor de una semana en controlar su estado. Se recomienda que regrese en una semana, o puede esperar nuestro aviso.
Ante eso Leonardo frunció el ceño, -¿Puede ser más pronto? No tengo paciencia para esperar tanto.
El médico dijo: -Es el tiempo más rápido posible, y la verdad, no puedo garantizar que Nuño se
estabilice en una semana.
Natalie se adelantó y susurró: – Lo que ha dicho el médico es cierto. Porque los enfermos mentales se
pueden emocionar en cualquier momento, así que no se sabe cuándo se estabilizarán.
Leonardo frunció los labios y dijo con frialdad: -Avisame inmediatamente si ocurre algo.
-De acuerdo, señor Ramos.
Los dos salieron del asilo y Leonardo permaneció en silencio en el camino.
+15 BONUS
Ahora habían encontrado a Nuño, y según su reacción de ahora, Leonardo estaba bastante seguro de que debía de saber algo de lo que había pasado entonces. Pues, de lo contrario, no se habría agitado tanto tras oír los nombres de León y Julia.
Ya se parecía a un tonto, y sería muy difícil pedirle respuestas.
Natalie lo miró y le dijo. – No deberías tener demasiadas esperanzas en Nuño. Ya ves su estado actual, puede que no sea capaz de volver a la normalidad.
-Bueno, ya lo sé.
Tras un momento de silencio, Natalie dijo despacio. – De hecho, aparte de preguntarle a Nuño, alguien más odiaba a tus tíos por aquel entonces. Tu padre también lo sabe muy bien. A lo mejor sabe algo.
Leonardo dijo irritado.
–
Mi padre no me ha hablado nada se mis tíos. Lo he intentado varias veces.
-Puedes contarle lo del regreso de Nuño.
Leonardo volvió la cabeza hacia Natalie y le dijo: -¿Estás sospechando de mi padre?
Natalie respondió: -Claro, no me fío de nadie, y no sabemos qué rencor se guardan.
La mano de Leonardo que colgaba de su costado se tensó. Su mirada se tornó hoscamente fría.
– ¡Tienes razón! Quizá debería ir a tener una buena charla con mi padre.