Capítulo 429
Fausto guardó silencio un momento y miró a Leonardo: -Ella ya rompió contigo, tengo derecho
a cortejarla.
Leonardo se mofó y dijo palabra por palabra: -Ni siquiera estamos divorciados, ¿crees que tienes oportunidad?
En ese momento, no sólo Fausto, sino también Emiliano y Omar se quedaron boquiabiertos.
Los ojos de Fausto estaban llenos de sorpresa y dijo con indiferencia: —¡Leo, aunque no quieras
que la corteje, no deberías usar una excusa tan poco convincente!
Leonardo puso cara fría, -Si no me crees, puedes ir a la Oficina de Asuntos Civiles a
comprobarlo.
Emiliano frunció el ceño mirando a Leonardo, -¿Qué pasa? Cuando Natalie dijo que estaban
divorciados, ¡no lo refutaste!
-Estaba muy a la defensiva y no me daba oportunidad de acercarme a ella. Se empeñó en divorciarse, e hice que Carlos consiguiera una sentencia de divorcio falsa para hacerle creer que
estábamos divorciados.
El rostro de Fausto se había puesto pálido, y la mano se cerró inconscientemente en un puño.
Si Leonardo y Natalie estuvieran divorciados de verdad, aún estaría capacitado para competir con Leonardo en igualdad de condiciones, pero ahora que no estaban divorciados, ni siquiera estaba capacitado para contarle a Natalie sus sentimientos.
Miró fríamente a Leonardo, -¿Es justo para Natalie que le mientas así? ¿Has pensado en lo que le pasaría si supiera la verdad?
-Si no dicen nada, nunca lo sabrá.
En cuanto terminó de hablar, Fausto le propinó un fuerte puñetazo.
Leonardo no esquivó y recibió el puñetazo, y los dos forcejearon rápidamente, obviamente ambos habían aprendido técnicas de lucha, pero ahora sólo peleaban de la forma más primitiva.
Pronto, ambos tenían moratones en la cara.
Omar intentó detenerlos, pero Emiliano lo impidió.
-Si los impides, recibirás una paliza, pelean tarde o temprano, no hace falta que los impidas.
Media hora después, ambos estaban exhaustos y en un estado lamentable.
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Fausto miró a Leonardo y le dijo: -¡Si vuelvo a descubrir que la tratas mal, aunque tenga que
robarla, te la robo!
Leonardo se burló, -¡No te daré la oportunidad!
Los dos hombres hicieron una pausa y cada uno recogió su traje y se marcharon enseguida.
Omar estaba preocupado y preguntó: -¿Están intentando romper? ¿Tendremos que reunirnos dos veces y separados?
Emiliano lo miró enojado, -Todo estará bien en un tiempo, mejor preocupate por ti, ¿Tina te hace
Caso?
Omar frunció el ceño y dijo: -¿Puedes no hablar de eso? Ahora tiene novio, no la molestaré más.
Emiliano se sorprendió: -No esperaba que ahora estés en tus cabales.
Omar: –
De repente también quería pelear con Emiliano.
Al salir del bar, Leonardo le pidió al chofer que lo dejara en Bahía de los Olmos y luego lo dejó ir.
Al ver la luz que entraba por el salón del chalet, se dirigió a la puerta y llamó.
Pronto se abrió la puerta.
Natalie pensó que era una comida para llevar que llegaba y abrió la puerta sin mirar siquiera.
Cuando vio que era Leonardo el que estaba fuera, frunció el ceño y se dispuso a cerrar la puerta.
Leonardo apoyó una mano en la puerta, con una mirada más bien patética.
-Fausto me hizo todos los moratones de la cara.
Preguntó Natalie con impaciencia, -¿Qué tiene que ver conmigo? No soy doctora, ¿debo llamar al 120 por ti?
Leonardo le cogió la mano y tiró de ella hacia él.
Natalie no reaccionó hasta que Leonardo le puso la mano en el pecho y le miró con expresión fría, -¡Suéltame!
El agarre de Leonardo sobre su mano aumentó de nuevo, mirándola, con la voz más baja de lo
habitual.
-Si eres. Estoy enfermo de amor, y sólo tú puedes curarlo.