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Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 333

Capítulo 333

Si Leonardo no hubiera estado allí, estaba segura de que Beata ya se habría abalanzado sobre ella y la habría golpeado.

-Señora Jiménez, ya has dejado que Matilda difundiera que te amenacé preparar mis postres favoritos. ¿Qué más no puedo decir? Tú y Matilda deshonraron a la familia López, no yo.

-¡Tú!

Beata apretó los dientes con rabia, mientras Ricardo miraba a Beata con enfado.

-¿Qué postre? ¡Explícamelo!

Beata sabía que no podía decir la verdad en ese momento y se tapó la cara y se echó a llorar.

-No sé de qué está hablando. El día que la llamé para que volviera por su cumpleaños, me dijo que no volvería si no le preparaba su comida favorita. Hice que la cocina hiciera toda su comida favorita. ¿No es suficiente? ¡Ya no sé qué hacer!

Natalie se rió, Señora Jiménez, ¿alguna vez la amenacé con no hacer la comida favorita de Matilda?

Beata dejó de llorar y miró a Natalie, -No me acuerdo, pero cuando dijiste que no querías tarta de chocolate, querías que la cocina no hiciera la comida favorita de Matilda, ¿verdad?

-Eres realmente buena para inculpar, por suerte, mi teléfono móvil tiene una función de grabación de llamadas, de lo contrario, hoy estaría realmente agraviada por ti. Después de todo, la gente no cree que una madre incrimine a su propia hija, ¿verdad?

Cuando Natalie terminó de hablar, la cara de Beata se puso muy seria.

Sin embargo, Natalie no le dio tiempo a reaccionar y directamente sacó su móvil para poner una grabación.

Después de escuchar la grabación, la gente a su alrededor se mostraba diferente, lo único que era igual era que las miradas a Beata y a Matilda eran tanto de asco como de desprecio.

Al ver la cara de Beata, Natalie se acercó a ella y le dijo palabra por palabra: -Que todo el mundo lo entienda. Por teléfono, sólo te recalqué que quería que en la cocina hicieran mi tarta de vainilla favorita, pero no te amenacé con que no te dejarían hacer la favorita de Matilda.

-Y para ti, Matilda es la niña a la que has estado mimando desde que era pequeña, es imposible que no hagas su comida favorita, y no lo hiciste sólo para engañar a los invitados haciéndoles creer que estoy compitiendo con Matilda por el amor, y para hacer que los

invitados me odien.

A Beata le temblaron los labios, con ira en los ojos, -¿Qué tonterías estás diciendo? ¡Eso no existe!

La expresión de Natalie cambió repentinamente de la calma a la decepción, —Señora Jiménez, si tanto me odias, ¿por qué me llamaste para que volviera el día de mi cumpleaños? Si sólo quieres que sea la compinche de Matilda, ya no tienes que hacer este tipo de cosas porque ya no soy la niña de dieciséis años que ansía cariño, y aunque no tenga una familia con la que pasar mi cumpleaños, este día pasará. ¿Por qué has me has tendido una trampa en este día?

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Al notar las miradas despectivas de todos, Beata se sintió humillada por culpa de Natalie, y su cordura se rompió como una cuerda tensada hasta el punto de ruptura.

-¡Porque te odio tanto que estoy deseando que te mueras!

Ricardo, sintiendo que algo iba mal, gritó.

-¡Beata, cállate!

Sin embargo, ya era demasiado tarde.

Beata no podía oír nada en ese momento, porque estaba demasiado enfadada, había perdido la cabeza, y en ese momento, sólo quería regañar a Natalie con las palabras más crueles.

-Cada vez que te veo, no puedo dejar de sentir asco. Tú y Mati son tan diferentes. Mati es buena en todo, ¡y tú no eres nada comparada con Mati excepto por tu cara parecida a ella!

Eres rebelde y no puedes hacer nada bien. ¡Eres una mancha en mi vida!

-¡Debería haberte estrangulado cuando naciste! Mi indecisión te permitió poner patas arriba a la familia López, por qué no te vas al infierno…

Antes de que pudiera terminar la frase, Ricardo la abofeteó violenta y bruscamente.

-¡Pa!

¡Al instante todo el salón se quedó en silencio!

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