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Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 310

Capítulo 310

El rostro de Ricardo palideció en un instante, y con labios temblorosos dijo: –Señor Ramos, yo sé que lo que acaba de ocurrir le ha enfadado mucho. Qué le parece esto, mañana llevaré personalmente a mi mujer a la familia Ramos para pedirle disculpas y rogarle que nos perdone. Leonardo respondió con indiferencia: -Señor López, si la señora Jiménez fue realmente sin querer, puedo perdonarla, pero usted debe saber muy bien si lo hizo a propósito.

Al saber que era inútil rogar más a Leonardo, Ricardo dirigió su atención a Natalie.

Natalie, tu mamá, ella ya sabe que hizo mal, ¿puedes…?

No puedo. Ya ha hecho Antes de que pudiera terminar su frase, fue rechazada por Natalie, muchas cosas parecidas antes, puedo tolerar que favorezca a Matilda porque Matilda es la hija que crió desde niña, y quiere mucho a Matilda, pero es evidente que hoy ha hecho daño a propósito, eso no lo puedo perdonar.

El rostro de Ricardo se puso repentinamente blanco, sabía que el Grupo López estaba realmente acabado.

Poco después de que Natalie y Leonardo regresaran al chalet, Matilda llamó a la puerta.

Como sabía que Leonardo no la vería, esperaba en la puerta del chalet, actuando como si no se iría hasta que Leonardo la viera.

Natalie no iba a hacer caso y se sentó en el salón a ver la tele después de cenar y darse una

ducha.

Leonardo, que ya sabía que Matilda esperaba en la puerta, no dijo nada y se fue directamente a su estudio a trabajar.

Eran más de las ocho de la tarde, de repente empezó a llover.

Natalie se acercó a la ventana y vio a Matilda de pie bajo la lluvia empapada hasta los huesos, era como una flor de loto que se negaba a doblegarse ante el viento y la lluvia, lo que le resultó simpático.

(Leonardo podría resistirse a verla cuando vea esta escena.»>

De vuelta en el salón, Natalie se sentó en el sofá y siguió viendo la televisión, pero no podía concentrarse, siempre pensando si Leonardo saldría.

Después de todo, había visto lo mucho que le gustaba Matilda a Leonardo. Cuando acababa de casarse con Leonardo, una vez ella había tocado accidentalmente contra el suelo la foto de él y Matilda que estaba en la mesilla, y él se había puesto tan furioso que había entrado en una guerra fría durante medio mes con ella.

Aunque Leonardo dijo claramente que la amaba, Natalie recuerdaba las cosas de vez en cuando, y eso le hacía pensar que Leonardo elegiría a Matilda cada vez que ella encontrara algo relacionado con Matilda./

-¿En qué estás pensando?

La voz grave de Leonardo asustó a Natalie y la despertó.

L

Ella giró la cabeza para mirar a Leonardo, sus ojos oscuros reflejaban su propio rostro como si sólo pudiera retenerla en su mente y en su corazón.

Natalie apretó los labios y dijo lentamente: –Nada.

Leonardo no volvió a preguntar, pero le rodeó la cintura con el brazo y se sentó a su lado, Qué programa de televisión es este, lo veo contigo.

Natalie se quedó callada un rato y dijo: Matilda lleva empapada fuera más de media hora, ¿no quieres ir a echar un vistazo?

Al oír la tentación en su tono, Leonardo la miró, -¿Quieres que salga?

La mano de Natalie sobre la manta se tensó involuntariamente y bajó los ojos, -No tengo ningún deseo, y no depende de mí que vayas o no.

Leonardo soltó una carcajada grave, -¿Quién dice que no puedes decidir?

Al oír la burla en su tono, Natalie frunció el ceño y dijo con la mirada perdida, -Al menos es tu primer amor, será mejor que salgas a ver. Si se pone enferma, se te romperá el corazón.

Leonardo enterró la cabeza en el pliegue de su cuello y susurró: -Estás celosa. Si no quieres verla, ¿por qué no llamas a los guardias de seguridad y haces que se la carguen?

-¿No te importa?

-No tengo tanta energía para sentir lástima por otra persona.

Natalie apartó la mirada de su rostro y sonrió mientras volvía su atención al televisor.

Estuvieron un rato viendo la serie, a Natalie le entró un poco de sueño y dijo: -Quiero irme a la cama.

Justo cuando dijo eso, Leonardo la levantó y se dirigió rápidamente hacia el dormitorio.

Tras tumbarla en la cama, Leonardo la besó bajito un rato y la soltó, arropándola y dándole un beso en la frente.

-Duerme, yo aún no tengo sueño, trabajo un poco.

Natalie estuvo de acuerdo con los ojos cerrados y luego se volvió a dormir.

Leonardo rió, apagó la luz y salió del segundo dormitorio.

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