Capítulo 28
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Natalie frunció los labios. De por qué mencionaste nuestro matrimonio en la fiesta de esta noche.
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Afortunadamente, la asistió al evento era conocidos de la familia López, por lo que ella pensó que si les advertía, no habría más gente que se enterara de esa noticia.
Leonardo la miró fijamente, con una contrariedad que crecía en él. Natalie, no olvides que si no fuera por mi, todo sería aún peor.
Natalie dejó escapar una risa, pero en sus ojos no reflejaba nada más que la indiferencia.
-Pero recuerdo que yo no te pedí que me ayudaras, tú tomaste cartas en el asunto. Y lo que hiciste sólo me trajo problemas.
Leonardo se enfadó tanto que llegó a soltar una risa burlona.
-¿Problemas? ¿Qué? ¿Me estás culpando porque arruiné tu nuevo romance?
Natalie frunció el ceño. -¿Tienes que hablar de manera brusca?
-Yo digo la verdad, y la verdad siempre es brusca.
-Mira, no quiero que esto vaya lejos. ¿Cuándo estarás de acuerdo con el divorcio?
Leonardo se levantó de repente y, mirándola, le dijo con un tono firme: Te lo dije, no voy a aceptar el divorcio. Te advierto que sería mejor que reconsideraras esta idea.
Natalie respiró hondo para contener la ira que le invadía y respondió tratando de mantener unt tono plano: -Si no quieres el divorcio, entonces debe haber una razón, ¿verdad? Mira, mi razón es que ya no te amo y no quiero aferrarme a un matrimonio sin amor.
De alguna manera, cada vez que pensaba que Natalie no lo había incluido en su vida futura, Leonardo sentía una indescriptible irritación.
Él la miró fríamente y dijo entre dientes: -Tú elegiste este matrimonio por tu cuenta, y ahora. no depende de ti cómo termina.
Al ver que Leonardo se daba la vuelta para irse, Natalie dijo apresuradamente: -Si no estás de acuerdo, entonces hablaré con tu abuela en persona sobre esto.
-¡Cómo te atreves!
La voz de Leonardo estaba llena de furia, y su mirada hacia ella parecía la de un demonio hambriento.
Natalie no se dejó intimidar y le devolvió la mirada, diciendo con determinación: -Si sigues así, tendré que pedirle que te obligue a divorciarte.
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Leonardo se la quedó mirando durante un momento, antes de soltar una fría risa. -Pues inténtalo. Veremos si estoy dispuesto a aceptarlo.
Después de que él se marchó, la ira de Natalie aún no se calmó. Al final, simplemente se trataba de firmar un papel, ¿por qué se negaba a hacerlo?
De repente, su celular sobre la mesa comenzó a sonar.
Al contestar, escuchó a Tina preguntar sorprendida: -¿Dónde has estado? Hablé con mi mamá por teléfono y cuando volví, ya no estabas. Y todo el mundo está murmurando sobre tu matrimonio con Leonardo. ¿Lo hicieron público?
Natalie apretó el teléfono con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Tras un largo rato, respondió en voz baja: -Si.
-¿Qué está pasando? ¿No iban a divorciarse?
-Te explicaré otro día. Estoy un poco cansada hoy. Hasta luego.
Después de colgar, Natalie se sentó en el sofá por un rato antes de dirigirse a su habitación.
Mientras tanto, en el estudio.
Leonardo estaba hablando por teléfono con Carlos.
-Señor Ramos, ya investigué. Lo que sucedió esta noche fue obra de Gisela. Cuando estaba en el extranjero, era muy amiga de Matilda. Recién regresó a Monteflor y no tiene conflictos.con la señorita López, así que lo que pasó podria estar relacionado con Matilda.
Leonardo entrecerró los ojos y ordenó en tono frio: -Enviame toda la información que
encontraste.
-¡De acuerdo!
Nada más recibir una notificación por correo electrónico, Leonardo lo abrió y leyó el contenido. Mientras más lo hacia, más sombrío se volvía su rostro.
Le envió un mensaje a Carlos y le pidió que borrara cualquier rastro, y luego llamó a Matilda.
Cuando ella vio que era Leonardo llamando, dudó un buen rato antes de contestar. -Leo, ¿no dijiste que no querías tener nada que ver conmigo? ¿Por qué me llamas ahora?
-¿Tuviste que ver con lo que pasó esta noche?
Al otro lado de la línea, Matilda no esperaba esa pregunta y se sintió herida y enojada al mismo tiempo. ¿Me estás diciendo que estás sospechando de mi?