Capítulo 222
¿Por qué?
Percibiendo el enfado de Leonardo oculto bajo su calma, Natalie frunció los labios.
-Sinceramente, te agradezco mucho que me hayas salvado, y he vacilado de verdad. He pensado en volver a estar contigo.
-Pero cada vez que intentaba decidirme a estar contigo, me venían a la cabeza imágenes en las que estabas con Matilda.
-Tú fuiste a la Milla del Pueblo para salvarme. Cuando llegaron las olas, cortaste el salvavidas sin dudarlo, y esa fue la primera vez que me elegiste con firmeza, pero sé que fue porque Matilda no estaba contigo. Si Matilda estuviera alli, ¿me elegirías con tanta firmeza? Supongo que la respuesta sería no.
Los ojos
de Leonardo se enfriaron mientras miraba fijamente a Natalie y dijo: -Es sólo una suposición tuya, no es justo para mí.
Natalie sonrió amargamente y negó con la cabeza: -Lo sé, pero ya no me atrevo a apostar. Me aposté con tres años de mi vida, y me costó salir de ello, ya no quiero volver a cometer el
mismo error.
-Natalie, ¡¿no estás confiada en mi?!
-No es por eso, no confío en mí. Aunque ahora estemos juntos, me cuesta volver a confiar en ti, tarde o temprano nos volveremos a separar.
Cuando terminó, se hizo el silencio en el coche.
Sin saber cuánto tiempo pasó hasta que Leonardo dijo: -Ya lo sé.
-Gracias, me salvaste la vida dos veces, te debo dos favores.
Leonardo estaba tan molesto que no quería escuchar esas palabras de ella tratando de marcar
una linea con él.
-Ya basta. No quiero oírlo. Vete ya.
Temia que si continuaba en el mismo espacio con Natalie, sus emociones explotarían por completo.
Natalie S
del coche en silencio, cuando cerró la puerta, el Maybach negro arrancó.
Al ver cómo el coche desaparecía de su vista, Natalie sintió un dolor punzante procedente de su corazón y quería llorar.
Parpadeo y se giró para ir en dirección contraria al coche de Leonardo.
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No eran del mismo mundo, y seguir insistiendo en ello no les resultarfa nada bueno.
Al volver al chalet, se sorprendió al ver a Bryan esperando delante del chalet.
-¿Qué haces aquí?
Apenas preguntó, fue abrazada fuertemente por los brazos de Bryan.
Natalie intentó forcejear y sintió una cálida lágrima caer sobre su cuello.
Se quedó paralizada un instante.
(Bryan… ¿está llorando?)
-Natalie, lo siento, debería haberte escapado aquel día.
No podía imaginarse lo que le pasaría si Natalie moría por su culpa.
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Había sido un desastre todo el día de ayer. Tras recibir la noticia de que había regresado viva, se dirigió a su casa para esperarla.
Al oir la culpabilidad en su tono, Natalie no le apartó, le palmeó suavemente la espalda y fingió estar relajada, diciendo: -Estoy bien, ¿no? No tienes por qué sentirte culpable.
-¡No volveré a ponerte en peligro!
¡Y no se dejaría caer en ese sentimiento de impotencia que tuvo ayer!
El momento en que vio a Leonardo cortar la cuerda y saltar al agua fue más duro que cuando él mismo estuvo al borde de la muerte.
-Bien, ya lo sé. Suéltame. Me vas a estrangular.
Bryan la soltó, los ojos llenos de culpabilidad.
-Lo siento.
Natalie negó con la cabeza: -No pasa nada. Está muy tarde, vuelve a casa y descansa.
-Bueno, descansa tú también.
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