Capítulo 144
Natalie empujó apresuradamente la puerta de la habitación y se congeló al ver a Omar de pie junto a la cama de Tina.
Omar, por su parte, parecía algo incómodo al verla y le saludó torpemente.
Tina lo fulminó con la mirada y preguntó con impaciencia: -¿Ya te puedes ir?
Omar apretó los labios y murmuró: -Entonces vendré esta tarde a verte.
No es necesario. No quiero verte.
Al escuchar eso, Omar hizo una breve pausa al darse la vuelta, pero luego dejó la habitación a paso rápido.
Natalie puso el desayuno en la mesa y preguntó: -¿Cómo supo Omar que estabas en el hospital? ¿Sigue habiendo contacto entre ustedes?
No lo sé. Me molesta verlo ahora. ¡Oh, por favor, dejemos de hablar de él! ¡Qué desagradable!
Dicho eso, Tina tomó algunas respiraciones profundas y finalmente se tranquilizó.
-Por cierto, creo que ya estoy bien. Más tarde me encargaré del alta y regresaré al trabajo después de eso.
Natalie frunció el ceño y le aconsejó con preocupación: –Sería mejor que descansaras un par
de días más.
No es necesario. Sé cómo estoy.
Ante su insistencia, Natalie no discutió más y se limitó a asentir. -Está bien, entonces. ¿Pero necesitas que te acompañe?
-No, ve a trabajar.
Natalie asintió. De acuerdo.
Por la tarde, Tina regresó al trabajo como era de esperar.
Viéndola comportarse normalmente, ya sea caminando o en las reuniones, Natalie finalmente
se sintió aliviada.
Cerca de la hora de salida, recibió una llamada de Leonardo.
-Omar quiere invitarte a cenar esta noche.
Recordando la actitud de Tina hacia él esa mañana, Natalie guardó silencio por un momento antes de responder: Si quiere que lo ayude a reconquistar a Tina, dile que no se moleste, pues no lo haré.
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Le permanecía muy vivo cómo Omar habla tratado a Tina cuando él estaba con Gisela.
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Si Tina decidia perdonarlo y volver con él, Natalie no tendría objeciones, pero ayudarlo a perseguirla estaba completamente descartado.
-Está bien, lo entiendo.
Tras eso, Leonardo colgó y se giró para encontrar la mirada expectante de Omar.
¿Qué dijo Natalie?
—Ella rechazó,
La expectativa en la cara de Omar se transformó instantáneamente en decepción.
-Ya veo…
Leonardo no simpatizó en absoluto con él y, en cambio, con indiferencia dijo: —Mejor piensa en las peores cosas que has hecho antes. Siendo sincero, si no fueras mi amigo, ni siquiera te habría ayudado a hacer esa llamada.
Omar esbozó una sonrisa amarga y lo miró, argumentando: -Pero, parece que no has arreglado las cosas con Natalie. Pues si no, al menos ella habría aceptado por tu bien, ¿o me equivoco?
Ya puedes largarte.
Por la noche, Tina invitó a Natalie a cenar para agradecerle por haberla salvado la noche
anterior.
Dado que a ambas les gustaba mucho comer comida hot pot, buscaron un restaurante cercano
a la empresa.
Mientras cenaban, Natalie notó que Tina estaba distraída y no pudo contenerse para
preguntar: -¿Tienes algo en mente?
Tina suspiró y respondió con frustración: -He reflexionado sobre lo que me preguntaste anoche. Planeo cortar completamente las relaciones con mi padre, pero no puedo convencerme de meterlo en prisión… ¿Crees que soy inútil, Natalie?
Al ver su lucha y dolor mezclados en su rostro, Natalie frunció los labios.
-La verdad, no todos pueden ser tan crueles como yo. No te culpes. Al menos, cuando tu padre no tenía problemas de juego, fue amable contigo.
Tina la miró y dijo con expresión seria: –No, Natalie, no eres para nada cruel, ¡de verdad! Siempre me has apoyado cuando he estado triste y me has defendido cuando he enfrentado dificultades. Para mí, eres una persona que merece todo lo bueno. ¡Es que toda la familia López
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Natalie se echó a refr y pronunció: Ya, dejemos de hablar de cosas desagradables. ¡Sigamos cenando!