Capítulo 131
–Señorita López, Gisela es una chica muy sencilla, tal vez no le convenga hacer amigos con alguien como usted que tiene mucho truco, es mejor que mantenga distancia de Gisela.
La sonrisa de Matilde se congeló, bajó los ojos y dijo: Señora Peña, ¿está enojada por lo que pasó antes?
Eugenia sonrió friamente, ¡Ya que lo sabes bien, deberías alejarte de Gisela a partir de ahora!
Matilda levantó la mirada hacia Eugenia y lentamente dijo: –Señora Peña, sólo le recordaba en aquel entonces, no pensé que Natalie llamaría a la policía, me sentí culpable cuando supe que Natalie había llamado a la policía, y le supliqué a Natalie, pero ella se empeñó en denunciar a usted y a Gisela…
Basta, no hace falta que finjas delante de mí, eres muy lista, deberías saber mantener distancia con Gisela, yo no…
Antes de que pudiera terminar la frase, se oyó la voz enfadada de Gisela.
-Mamá, ¿qué tonterías le dices a Mati? Mati es mi mejor amiga, si sigues diciendo tonterías, ¡ no te voy a hacer caso!
–
Al ver que Gisela estaba realmente enfadada, el tono de Eugenia se suavizó, Gisela, lo hago por tu bien.
¡No necesito que lo hagas por mí!
Se acercó a Matilda y la miró con culpabilidad, Mati, lo siento, te pido disculpas por lo que
acaba de decir mi madre.
Matilda sonrió, –No pasa nada, no me importa, la señora Peña tiene miedo de que te vuelvan a hacer daño, las dejaré a ti y a la señora Peña.
Al llegar a la planta baja, la expresión de Matilda se fue enfriando poco a poco.
Si no Gisela fuera muy simple para utilizar, ella hubiera roto con Gisela por las palabras de
Eugenia.
Después de estar con Leonardo, ¡Eugenia se arrepentiría de lo que había dicho hoy!
Acababa de llegar a la sala de banquetes y vio a Natalie empujando a Leonardo por la puerta.
Tras dudar un momento, Matilda se acerca a saludar a Leonardo.
-¡Leo, creí que no vendrías hoy!
Leonardo la miró fríamente, Gisela y la señora Peña se disculparán hoy con mi mujer, parece que no tengo motivos estar ausente.
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Matilda se puso celosa, como si acabara de ver a Natalie y sonrió: Natalie, tú…
Se sorprendió mucho al ver el collar que Natalie llevaba al cuello.
¡Lágrima del Angel! ¿Por qué tienes este collar en el cuello?
Incrédula, Matilda miró inconscientemente a Leonardo.
-Leo, ¿tú le diste este collar a Natalie?
Al ver las lágrimas en los ojos de Matilda, Leonardo frunce el ceño, —Sí, ¿qué pasa?
-Pero esto es lo que me ibas a regalar por mi cumpleaños, ¿no?
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Natalie se sorprendió y miró a Leonardo con una sonrisa en la cara, «le había preparado dos collares idénticos, uno para Matilda y otro para ella?»>
Cuando Leonardo y Natalie aparecieron, la gente les prestó atención. Ahora estaban discutiendo, todos se reunieron a su alrededor y empezaron a hablar.
-¿Qué pasa? ¿Todavía le gusta Matilda al señor Ramos?
-Oh, lo más difícil de olvidar para un hombre es su primer amor, y aunque Leonardo esté casado con Natalie, ¡siempre tendrá un lugar especial en su corazón para Matilda!
-¡Me encanta ver este tipo de drama de dos mujeres a las que les gusta un mismo hombre, incluso sean hermanas gemelas. ¡Qué interesante!
Al oír los murmullos a su alrededor, Leonardo frunció el ceño y dijo fríamente: -¿Cuándo dije que te daría a Lágrima del Ángel?
Matilda se mordió el labio y le miraba como si hubiera sufrido mucho.
-Hiciste una foto de este collar en Seattle cuando dije que era precioso, ¿no? Se lo diste a Natalie, ¿quieres que esté celosa?