Capítulo 107
Te recojo en el chalet, me dijo la niñera que cocina.
-Te
-Ya tengo mis cosas empaquetadas. Puedo marcharme despu coger mi maleta.
-Bien.
En el chalet, la niñera que estaba preparando los ingredientes para la cena, al ver a Natalie, se detuvo y se acercó a ella.
-Señorita López, hace un momento vino su amigo a buscarla, le dije que estaba en la
comisaría.
–
Natalie asintió, Bueno, voy a estar un tiempo fuera de casa, supongo que una semana más o menos, cuando vuelva el señor Ramos, se lo dices por favor.
La niñera dudó, —Señorita López, usted y el señor Ramos están casados, ¿no? ¿Por qué no se lo dice usted misma?
Tras un momento de silencio, Natalie dijo: -Él está trabajando en este momento, debe estar ocupado y no quiero molestarlo, además no podré llamarlo cuando salga del trabajo porque tendré que volar durante siete u ocho horas.
-De acuerdo.
A la niñera le siguió pareciendo extraño, pero no siguió preguntando porque Natalie era la dueña, y la podían despedir por entrometerse en los asuntos personales de su dueño.
Por la noche, Leonardo llegó a casa y vio que Natalie no estaba, frunció el ceño y sacó el móvil para llamarla.
Tras llamar varias veces, el teléfono se apagó y él lo colgó, con un frío glacial irradiando a su alrededor.
La niñera trajo la comida a la mesa y con cuidado se acercó a Leonardo y le dijo: -Señor Ramos, la señorita López me ha pedido que le diga que se va de viaje y que es posible que no vuelva hasta dentro de una semana o así.
Leonardo se enfadó y preguntó con los dientes apretados: -¿Cuándo te dijo eso?
¡Natalie es muy simpática!»
La niñera sorprendida por la expresión seria de Leonardo, balbuceó: -Ella… Me lo dijo cuando volvió a por su maleta, a eso de las tres de la tarde, y la señorita López me dijo que seguramente estaba en el avión cuando salió del trabajo y no pudo llamarle… Así que me pidió
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El rostro de Leonardo se ensombreció de ira. ¿Tenía miedo de molestarle? ¡Nunca había sido tan dulce!
Tras un momento de silencio, Leonardo dijo: -Lo sé, puedes volver.
-Bien.
Después de que la niñera se fue, Leonardo llamó a Carlos.
-¡Averigua a dónde reservó Natalie su vuelo, va sola o acompañada!
Pronto Carlos le respondió a Leonardo.
[Señor Ramos, la señorita López ha reservado un billete a la ciudad SY, y con ella va un tal Fermín, heredero de la familia de médicos Rojos de Monteflor].
Leonardo frunció el ceño, ¿cómo se conocieron ella y Fermín?
Y ciudad SY era una pequeña ciudad en el extremo suroeste del país, ella nunca debería haber estado allí antes, ¿por qué iría de repente a ciudad SY?
Antes Leonardo creía que Natalie era como una hoja en blanco que se podía conocer de un
vistazo.
Pero ahora pensaba que había un velo entre él y Natalie, y cuanto más intentaba quitárselo, menos podía verla.
[Que alguien monte guardia a la salida del aeropuerto, ¡quiero saber todo lo que pasa después de que salgan del aeropuerto!
[De acuerdo, señor Ramos.]
A la una de la madrugada, el avión aterrizó sobre la ciudad SY.
Natalie y Fermín bajaron del avión y subieron al coche todoterreno que los recogió y se
marcharon.
Al encender el móvil, en la pantalla no había ni una sola llamada perdida ni un solo mensaje.
Natalie apretó los labios y puso el teléfono boca abajo sobre su bolso, frunciendo el ceño.
¿Qué esperaba?
Sacudió la cabeza para alejar esa extraña sensación y miró por la ventanilla con calma el paisaje que pasaba volando.
Llevaba tres años sin volyer.
De repente, el conductor frunció el ceño; ¡Nos están siguiendo!
–