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Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 502

Capítulo 502

Morgan llevó a Cira hasta el coche y la metió adentro. En ese momento, ella levantó la mano y le agarró el collar para evitar que saliera, mirándolo fijamente a los ojos mientras lo interrogaba: ¿Por qué mi mamá de repente se desmayó? ¿Qué le hicieron ustedes?

Antes de salir de la ciudad de Sheron, su madre estaba bien. ¿Cómo fue que se acostaba

inconsciente en la cama en sólo unos días?

Morgan, manteniendo su postura inclinada, echó un vistazo a Cira y luego desvió la vista hacia afuera a través de la ventana trasera del coche, donde encontró un auto que se acercaba sigilosamente.

Para Cira, la imagen de su madre tendida en la cama del hospital parecía una pesadilla que se aferraba a su mente, haciendo que se le apretara la garganta y luchara por respirar. -¿La asustaste, verdad?

Pero Morgan no le respondió.

Cada vez que el tema de su madre surgía, Cira no podía mantener calma. Agarró bruscamente su collar y gritó: -¡Morgan! Vamos a dejar esto claro ahora mismo. ¿Qué diablos es lo que quieres? ¿Quieres el libro de cuentas o prefieres jugar con mi vida y la de mi madre?

Morgan, debido al tirón, tuvo que apartar la mirada de donde estaba mirando hacia su expresión furiosa, y al cabo de unos segundos, dijo de la nada:: -No quiero ninguna de las dos cosas. Sólo quiero que te quedes a mi lado.

Cira levantó la cabeza para protestar, pero antes de que pudiera hacerlo, Morgan le sujetó la nuca y la besó sin previo aviso.

-Mmm….

El aliento fresco del hombre la estaba transmitiendo de la manera más íntima posible. Cira lo apartó de inmediato. -¡Mor-!

Al mismo tiempo que Morgan volvía a cubrirle los labios, sujetó sus manos con firmeza y las colocó en su propio cuello, dando la impresión de que lo estaba atrayendo hacia ella y no quería dejarlo ir, mostrándose voluntaria para el beso.

Esa descarada acción rabió mucho a Cira, quien luchó con todas sus fuerzas para apartarlo. Sin embargo, como su cabeza estaba tajantemente sujeta, no le quedó ningún espacio para resistirse.

La lengua de Morgan abrió sus labios secos y luego sus dientes blancos, explorando su boca sin restricciones, como si estuviera absorbiendo el aire de sus pulmones con avidez.

Los dos, con uno dentro del auto y otro fuera, uno sentado y el otro de pie, uno inclinado y el otro con la cabeza hacia abajo, desde la perspectiva del espectador, se parecían estar besando apasionadamente, incapaces de separarse.

Entretanto, aquel coche pasó directamente frente a ellos.

Morgan se detuvo por un segundo. Al sentir cómo su agarre se aflojaba un poco, Cira aprovechó la oportunidad para apartarlo y, sin pensarlo, le dio una bofetada en la cara.

Morgan reacción rápido y atrapó su muñeca, preguntando con el ceño fruncido: -Eres mi mujer, ¿no es algo normal besarnos? ¿Por qué actúas como si te hubiera hecho daño?

Cira se quedó tan furiosa que se agitaba su pecho, pero sus mejillas se sonrojaron de la timidez, y sus labios estaban un poco hinchados y húmedos por el beso; de hecho se veía muy bien en ese momento.

Morgan acababa de ocuparse con fingir una actuación para aquellos que los seguían, así que no tuvo su mente en el beso. Pero ahora que la vio en tal estado, no pudo evitar tragar saliva y pensó en besarla de nuevo.

Cira rechinó de dientes y espetó con ira: Si quieres que muera frente a ti, entonces sigue asi.

Morgan se sorprendió por un momento y luego sonrió sarcásticamente, preguntando: -¿ Qué más cosas sabes además de amenazarme con tu muerte?

Cira se burló: -¿Qué más quieres que haga? Calidad sobre cantidad. ¿No siempre me amenazas con mi mamá? Aprendí todo de ti, así que naturalmente sé cómo amenazar.

Morgan sujetó su mentón y rozó sus labios inferiores con el pulgar. -Te amenazo con tu mamá porque sé que te importa. Pero tú me amenazas a mí con tu muerta, ¿también porque sabes que me importas?

Las pestañas de Cira temblaron como las alas de una mariposa.

-¿No te crees un poco contradictoria? Por un lado, dices que no me gustas y que sólo te estoy calculando y usando, pero por otro lado, aprovechas el hecho de que te quiera para hacer lo que te convenga.

Morgan le presionó la cabeza para obligarla a mirar la herida en su cuello. Sólo con este pequeño corte que me hiciste, si no te tuviera en mi corazón, ¿qué crees que te habría hecho ahora?

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