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Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 497

Capítulo 497

Pero Morgan no fue apartado, sino que la abrazó más fuerte. -¿Qué tiene de malo usar algunos métodos para conquistar a la mujer que me gusta? ¿No dijiste que eran comprensibles algunas artimañas entre adultos? ¿Por qué Marcelo pudo hacerlo antes y yo ahora no?

¡Cira nunca esperó que él usara eso como excusa!

-¡No cambies el tema! ¿Son lo mismo?

-¿Por qué no lo son? -Morgan apretó los dientes, tensando la mandíbula, y preguntó- Además, ese día dijiste que, al ponerte el anillo, todo lo pasado quedaba olvidado. ¿No deberían olvidarse esas cosas también?

Era la primera vez en su vida que Cira estaba tan enfadada que se quedó sin palabras. ¿Conquistar a la mujer que le gustaba? ¿Olvidar todo lo pasado? ¡¿Cómo podía él ser tan sinvergüenza como para decir eso con seguridad?!

Morgan ocultó su verdadera naturaleza y fingió ser bueno para conquistarla; manipuló la opinión pública y forzó a su padre, incluso secuestró a su madre también para conquistarla… Todo ello fue debido a su amor por ella, lo que lo llevó a emplear algunos métodos. Aunque quizás se excedió, todo partió de su amor por ella. Además, ella misma había mencionado que al ponerse el anillo todo lo pasado quedaba olvidado, ¡por lo que ahora no podía culparlo a pesar de su enfado!

Cira le aferró el cuello de la camisa. Se dice que el estómago es un órgano emocional, y mientras él la volvía loca, sentía que su vientre se retorcía de dolor.

Ese hombre la estaba haciendo sufrir pérdida, pero ella no podía hacer nada contra eso. ¡No en vano era el señor Vega!

Cira hizo todo lo posible por liberarse de él, gruñendo: —¡Déjame! ¡Morgan! ¡ Déjame!

Morgan notó que su cara no lucía bien y pensó que tenía dolor de estómago por el hambre, así que la agarró por la muñeca, arrastrándola fuera de la cabina a la fuerza. Vamos a comer!

Cira agarró inmediatamente el marco de la puerta con una mano. Entre el

forcejeo, golpearon la puerta, haciendo un ruido fuerte que incluso Luis en la sala escuchó. Se levantó al instante y se acercó a la puerta, donde vio enfrentarse a los dos.

Cira miró rabiosa a Morgan, luego, después de unos segundos, exhaló profundamente, forzándose a calmarse desde su estado de furia y preguntó: -Si te ayudo a encontrar ese libro de cuentas, ¿me dejarás a mí y a mi mamá irnos?

Desde que se conocieron hasta ahora, Morgan casi iba a perder la cuenta de cuántas veces mencionó ella el libro de cuentas y cuántas veces habló de irse. Él le devolvió la mirada y respondió con una pregunta: -¿No tienes nada más que decirme?

Cira soltó una risa burlona y replicó: -¿Qué más podríamos decirnos?

-Claro que sí hay.

Morgan dijo calmadamente: -Ya terminé con los asuntos del inicio del año. Después de esto estaré más libre, creo que podemos empezar a planear nuestra boda. Como ya renunciaste al Grupo Sánchez, podrías dedicarte por completo a prepararte para el embarazo después de la boda. La última vez que Enrique me sugirió tener un hijo, ahora me parece una buena idea.

Sus palabras dejaron a Cira no sólo sorprendida, sino también más incrédula, lo que la llevó a exclamar: -¿Te has vuelto loco?

¿Casarse con él?

¿Tener un hijo con él?

-¡Estás soñando!

Cira se soltó de su agarre con fuerza.

Morgan retrocedió, pero le agarró la mano de nuevo muy rápidamente. La apretó con mucha fuerza, como si nunca quisiera soltarla a pesar de lo que pasara.

-No hay prisa. Podemos discutirlo con calma después de volver a casa. Por ahora, come algo.

-¡Esa no es la casa de nosotros!

Cira negó rotundamente y sin dudar todo entre ellos, deseando que el tiempo pudiera retroceder cuatro años atrás en la noche de lluvia, que nunca hubiera subido al auto de Morgan y no tuvieran todos esos años de enredos y rencores.

-¡Lo que te justifiques! Mientras no hay un sello del Registro Civil, entonces no estamos casados. No pienso celebrar una boda contigo, ¡ni mucho menos tener un hijo contigo!

Pensando que, con su poder y estatus, no sería imposible que él sacara dos

certificados de matrimonio de la nada, Cira añadió enseguida: -Si te atreves a forzarme, me suicidaré frente a ti.

En ese instante, el rostro de Morgan se oscureció enormemente, mientras que agarraba con más fuerza la mano de Cira. -¿Siempre tienes que amenazar con suicidarte? ¿Cuándo aprendiste de las estúpidas artimañas de esas mujeres?

-Siempre soy tan estúpida. Si no lo fuera, no habría caído en la historia que Estela me contó sobre cómo yo te gustaba desde la preparatoria, ni habría corrido de vuelta desde la ciudad de Xoán para buscar esa carta de amor entre un montón de trastos toda la noche, y mucho menos me habría conmovido tanto con una sola palabra tuya como para ir corriendo a esperarte en la entrada del pueblo. Al pronunciar la última palabra, Cira se liberó de repente de su agarre.

Esta vez, Morgan no la volvió a agarrar. Cira respiraba rápidamente debido a la emoción; levantó los labios con sarcasmo, pero sus ojos se pusieron ligeramente enrojecidos. -Morgan, cuando me viste creer ciegamente en tu amor y hacer lo que me dijeras, ¿realmente nunca te has reído de mí en silencio?

Ella había pensado que la infidelidad y el abandono representaban el final más feo entre ellos, pero ahora se dio cuenta de que la hipocresía, la mentira y la manipulación después de la reconciliación eran la verdadera daga que destruía su alma.

-Pero, si muero, entonces podrás dar una explicación a las otras tres familias. Los Díaz finalmente están extintos y no habrá más amenazas que pongan en peligro su posición. ¡Te felicito de antemano por poder dormir tranquilo!

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