Switch Mode

Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 466

Capítulo 466

Morgan se burló: -¿Qué derecho tienes, Gerardo, para llevar a mi esposa contigo?

Las palabras <<mi esposa»> no fueron pronunciadas con mucha fuerza, pero destacaron notablemente.

Gerardo levantó ligeramente el paraguas, mostrando su expresión sin mucha emoción: -¿Cuál de tus acciones detrás de Cira justifica tu autoproclamada identidad de «<esposo>>?

Cira sintió un nerviosismo instantáneo y le preguntó rápidamente: —¿Qué acciones?

Morgan abrió la puerta del coche y bajó. Helena inmediatamente levantó el paraguas y se colocó detrás de él. El sonido de la lluvia golpeando el paraguas era como el ritmo de un tambor. Morgan habló con voz profunda: -Cira, ven a casa conmigo primero.

Gerardo respondió con un sarcasmo ligero: ¿Te sientes culpable? ¿Tienes miedo de que ella se entere de algo?

Los ojos de Morgan eran tan oscuros como la tinta, y su mirada era como un dardo disparado directamente: -¿Crees que es bueno que ella lo sepa? ¿Qué puede hacer ella con sus habilidades?

Cira le preguntó con curiosidad: -¿Saber el qué?

-Es mejor que estar en la oscuridad.

Gerardo lo miró fijamente.

-Además, el señor Vega no necesita aparentar preocuparse por ella. Sabemos claramente qué es lo que quieres de ella.

Cira lo miró de vuelta y le preguntó: -¿Qué quiere conseguir?

Morgan dio un paso adelante: -¿Eh? ¿Es así? Estoy todo oídos para saber qué

sabe el señor Guzmán.

Gerardo se mantuvo firme: -¿Estás seguro de que quieres que lo diga delante de ella?

Morgan no mostró expresión en su rostro, pero la hostilidad en sus ojos se convirtió en un feroz león invisible, ¡dirigido hacia Gerardo!

Gerardo entrecerró los ojos, la confrontación estaba a punto de estallar.

Cira se quedó en silencio.

Esos dos hombres estaban enfrentándose delante de ella, intercambiando palabras, mientras ella miraba de un lado a otro, su cabeza daba vueltas tratando de procesar toda la información.

Esó era…

Eso era una locura…

No era de extrañar que fueran figuras destacadas en el mundo de los negocios, sabían exactamente cómo hablar, aparentemente revelando mucha información pero en realidad manteniendo todo en secreto. La cabeza de Cira zumbaba.

Ella miró al hombre vestido de negro bajo el paraguas, alto y elegante, emanando un frío desde adentro hacia afuera, luego miró al hombre vestido de blanco bajo la lluvia, con una apariencia encantadora y una aura fresca y afilada.

-¿Qué acertijo están tratando de ocultarme?

Cira respiró el aire frío de la primavera invertida, sintiendo que sus pulmones estaban llenos de frialdad.

-Morgan, Gerardo, no acepto su supuesto «<hacerlo por mi bien, por eso no me lo dicen». Lo que realmente es bueno para mí es lo que yo considero bueno. ¿Qué están ocultando de mí?

Estaba segura de que sabían mucho más que ella sobre ella misma. Pero esos dos hombres parecían no escucharla. Morgan miraba a Gerardo, y en esa calle donde nadie los conocía, en un evento donde no era adecuado hacer ciertas cosas, él se estaba volviendo impaciente. Habló lentamente, con una peligrosa calma: -No deberías haber regresado al país.

Gerardo agarró el mango negro del paraguas: -Has hecho mucho para

impedirme regresar, pero si no vuelvo, no sé qué mentiras tendrás que contarle. Morgan se rió con desdén: -¿Mentirle?

-¿Te atreves a decir que no planeaste nada en su contra? De lo contrario, con su personalidad, ¿cómo podría volver contigo? Morgan, tú no amas a Cira en absoluto, lo que amas es tu familia, ¡así que la manipulas paso a paso!

La presencia de Morgan se volvió helada, gritó: -¡¿Qué sabes tú sobre mi relación con ella?!

Cira había escuchado lo suficiente: -¡Sé lo suficiente!

Finalmente, ambos la miraron.

Cira apretó los puños, su garganta estaba tan seca que le dolía: -Sé que no soy la hija biológica de la familia López, también sé que el suicidio de mi padre saltando por la ventana tiene secretos detrás. Lo que quiero saber ahora es, ¿quiénes están relacionados con esos secretos, ustedes dos?

Morgan se acercó a ella: -Hablemos de esto en casa.

Gerardo, que ya estaba más cerca de Cira que Morgan, jextendió la mano y tiró de Cira hacia sí mismo!

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset