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Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 409

Capítulo 0409

Al principio, Isabel pensó que Cira estaba bromeando, pero Cira realmente la llevó a cenar con Estela.

Llegaron primero y esperaron un rato, hasta que Estela llegó tarde, acompañada de su guardaespaldas.

Desde la entrada, Estela caminó hacia ellas, su mirada fija en Cira sin pestañear, y Cira le devolvió la mirada. Las miradas de ambas se entrelazaron, acercándose constantemente. Cira estaba algo sorprendida.

En solo medio mes, Estela parecía haber envejecido notablemente.

Su belleza exótica, con profundos ojos, solía ser cautivadora, pero ahora, su rostro adelgazado apenas tenía carne, y ni siquiera un maquillaje cuidado podía ocultar su aspecto demacrado.

A pesar de tener solo veintitantos años, ya mostraba signos de envejecimiento.

Por el contrario, Cira, vestida con un traje pequeño y un abrigo de color menta, resaltaba su piel blanca. A su lado, Estela parecía una grava sin brillo junto a una perla luminosa.

Estela, incapaz de aceptar ser menos que Cira, la miró con ojos fríos. Apenas se sentó, su primera frase fue una burla: -Pensé que no te atreverías a venir.

Cira asintió sinceramente: -Después de ser engañada por ti una vez, ciertamente tenía miedo. Por eso traje a un abogado, elegí un restaurante concurrido y, lo más importante, estamos bajo cámaras. Todos nuestros movimientos están siendo grabados. Supongo que la señorita Zavala no podrá usar sus trucos esta vez.

Estela echó un vistazo a las cámaras y luego volvió a mirar a Cira. Su mirada pasó de fría a distante, como sumida en pensamientos profundos.

Isabel preguntó: -¿Podemos ordenar ya?

Cira sonrió: Acabamos de salir del trabajo y todavía tenemos hambre. Señorita Zavala, ¿tiene un presupuesto para la cena? Si no, ordenaremos lo que nos apetezca.

Estela no respondió, así que Cira asumió que no había límite. Llamó al camarero y pidió varios platos. Casualmente preguntó a Estela si había algo que no pudiera

comer.

La pregunta tenía dos motivos: uno, porque como secretaria, Cira estaba.

acostumbrada a cuidar de todos. Y dos, dado que había aceptado el dinero para llegar a un acuerdo y acordó cenar con ella, no había necesidad de ser hostil.

La respuesta de Estela fue sorprendente: -Hotpot, barbacoa.

Cira se rió: Esto es un restaurante normal, no tenemos eso. Si hubieras dicho antes que querías hotpot, habríamos reservado en un restaurante de hotpot.

La respuesta de Estela no tenía que ver con la comida. Estaba claro que su mente estaba en otra parte: -¿Él nunca te llevó a comerlos? Parece que no eres tan especial. Cuando estábamos juntos, él me llevaba a esos lugares.

Isabel no sabía a quién se refería Estela.

Pero Cira entendió inmediatamente. Estaba hablando de Morgan, refiriéndose a su relación en la secundaria.

Viendo que Estela no tenía intención de añadir más platos, Cira indicó al camarero que eso sería todo y luego tomó un sorbo de agua.

Estela la observaba fijamente, no perdiéndose ni un ápice de su expresión: Después de comer, solíamos pasear de la mano, disfrutando de la brisa nocturna, compartiendo secretos y susurrando palabras de amor, ¿alguna vez ha hecho eso contigo?

Si pasábamos por un cine y yo quería ver una película, él me llevaba adentro. Nosotros dos, una cubeta de palomitas y, sin importar cuán aburrida fuera la película o cuánto tiempo se perdiera, él se quedaba conmigo hasta el final. ¿ Alguna vez hizo algo así contigo?

-Al final, me dejaba en la puerta del dormitorio femenino, diciéndome buenas noches, ‘nos vemos mañana’. ¿Alguna vez ha sido tan tierno contigo?

No, no, no.

Si ella tuviera que responder, là respuesta de Cira sería no.

Ella ni siquiera podía imaginar a Morgan haciendo tales cosas.

El distante y orgulloso estudiante de blanco, despreciando a todos excepto mostrando afecto especial/solo por ella. No es de extrañar que, después de tantos años, Estela siguiera tan obsesionada con él.

El rostro de Estela también reflejaba un anhelo por el pasado: -En aquel entonces, realmente creía que debía haber hecho muchas buenas acciones en mi vida pasada para merecerlo. ¿Cómo si no, pude convertirme en su novia oficial?

Cira puso su vaso y continuó escuchando: -¿Algo más?

Estela esperaba que Cira sințiera celos, resentimiento, ¡que no pudiera soportarlo y le gritara que se callara!

Pero Cira, de principio a fin, era como si estuviera escuchando la historia de un extraño, completamente impasible. Esto hizo que Estela se aferrara aún más al borde de la mesa: ¿No sientes celos? ¿No te pones furiosa?

Cira respondió:

-Me invitaste a cenar y estoy escuchando tu desahogo. Esto es justo. Si tiene algo más que decir, por favor continúe, yo escucharé mientras

como.

-¡Eso es porque nunca lo has querido tanto como yo lo quería! ¡Por eso no sientes nada al escuchar todo esto! la emoción de Estela colapsó repentinamente, y se puso de pie bruscamente.

El restaurante elegido por Cira ya estaba lleno, y la abrupta reacción de Estela atrajo las miradas de varias mesas cercanas.

Con los ojos enrojecidos, Estela confrontó a Cira: ¡Pero yo, incluso viéndolos untos, me volvía loca de celos! ¡Durante todos estos años en el extranjero, he rabajado duro! Quería ser digna de él, quería regresar a su lado radiante y lo

gré! ¡Logré todo eso! Pero él solo te ama a ti, aún como en aquellos días, ¡solo te

ma a ti!

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