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Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 318

Capítulo 0318

En el instante en que las palabras acabaron de pronunciarse, el hombro de Fermín fue agarrado por alguien. Antes de que pudiera voltear a ver quién era, ¡fue lanzado hacia atrás por esa persona!

Estaba completamente desprevenido, sus pasos vacilantes, y el jugo de soya que sostenía en sus manos terminó derramándose sobre él.

Aunque tenía varias capas de ropa y no se quemó, el derrame fue realmente embarazoso.

Fermín, con la punta de su lengua tocando su mejilla, levantó la cabeza y vio que la persona que había actuado era Morgan. La sonrisa en sus labios permanecía, pero llevaba un matiz frío: –Señor Vega, podemos hablar tranquilamente, ¿para qué recurrir a la violencia?

Morgan lo miraba fijamente: —¿Acaso usted sabe hablar tranquilamente?

-Por supuesto, ¿por qué no? -Fermín, quitándose su chaqueta y enrollándola en un bulto, no parpadeó al tirar su traje a medida, que costaba más de cien mil, a la basura.

Con una sonrisa irónica dijo: -Escuché que ayer por la noche Señor Vega llevó a la secretaria López al hospital, gracias por eso. Pero la próxima vez, puede llamarme directamente, después de todo, yo soy el futuro novio de ella.

Morgan, ajustando sus puños, Cira notó que llevaba el mismo traje de la noche anterior… ¿No se había ido esa noche?

Imposible.

Cira descartó inmediatamente su propia conjetura.

Morgan normalmente llevaba trajes negros, con estilos muy similares. Ella estaba tan mareada la noche anterior que no podía ver nada claramente, mucho menos reconocer su ropa.

Morgan, con un tono severo, dijo: Cuando la palabra futuro ya no esté, puede volver a hablar de esto conmigo.

Fermín, con una actitud despreocupada: –Solo es una palabra de diferencia, no es gran cosa.

Morgan miró directamente a Cira, con una expresión indecifrable. Cira movió sus labios, pero no sabía qué decir.

La secretaria Helena seguía a Morgan. La noche anterior, Cìra no la había visto en casa de Lirio, y penso que Morgan había venido solo a la ciudad de Xoán, solo con Estela.

Helena, cortésmente, dijo: -Señor García, justo ahora en la entrada del hospital, vimos que estaban remolcando un Ferrari estacionado en la calle. Por la matrícula, parecía ser suyo, ¿quiere bajar a manejarlo?

La mirada del señor García se dirigió hacia Helena, y fue bastant cortés con ella: -No importa, que lo remolquen.

-Es un modelo limitado mundialmente, vale millones. Si se daña en el proceso de remolque, no solo el costo de reparación será alto, sino que también será un problema enviarlo de vuelta a la fábrica para repararlo. Señor García, mejor baje a echar un vistazo.

Fermín, sin inmutarse, replicó: -No me preocupa ese dinero, pequeña belleza, no tienes por qué ahorrar en mi nombre.

Cira intervino: -Señor García, estoy bien, pronto saldré del hospital para ir à la empresa, mejor vaya a ver su coche.

Fermín la miró y asintió con la cabeza: -Está bien, si tú lo dices, lo haré. Cualquier cosa, llámame.

Cira prometió verbalmente: -Está bien.

Fermín y Morgan se cruzaron sin decir una palabra y salieron.

Helena también retrocedió discretamente, dejando el espacio a los

dos.

Cira, sentada en la cama del hospital, tenía que levantar la cabeza para ver la cara de Morgan.

Sus rasgos eran nítidos y oscuros, y Cira recordó de inmediato su ambigua conversación de la noche anterior…

Estaba enferma anoche, por eso estaba tan irritada. Ahora que estaba lúcida, volvía a ser cortés y distante: -Gracias por anoche, Señor Vega.

Morgan, con el rostro inexpresivo, replicó: –Si sabes que me causaste problemas, entonces paga el costo del viaje.

El coche…

Cira apretó sus dientes traseros, una inconfundible frustración su en su corazón. Se detuvo por unos segundos, luego miró a su alrededor, encontró su teléfono móvil debajo de la almohada y lo tomó.

-Cinco millones divididos entre 180 días, y luego dividido por cuatro viajes al día, da alrededor de siete mil por viaje. Ahora mismo le enviaré los siete mil de costo de viaje.

Mientras hablaba, Cira abrió Paypal, ingresó siete mil, y justo cuando iba a ingresar el último dígito de la contraseña, su muñeca fue

agarrada por Morgan!

Cira tragó saliva y levantó la cabeza -¿No vino usted a que le pagara el costo del viaje?

-¿No te das cuenta de que es una broma? Morgan la miró a los

ojos, y Cira se confundió por un momento: …¿Una broma?

Morgan, con voz grave, añadió: -¿No es eso lo que te gusta, ese tipo de labia suelta?

Cira estaba confundida sobre cómo había llegado él a esa

conclusión: -No me gusta.

-¿No estabas sonriendo y hablando con Fermín? –Morgan la observaba. -Cuando te pedí que te quitaras la ropa, parecías haber sufrido una gran humillación, como si quisieras morir antes que hacerlo. Pero con él, su manera de hablar no parece molestarte. ¿No crees, secretaria López, que estás siendo un poco hipócrita?

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