Capítulo 0266
Morgan entrecerró los ojos y tomó su teléfono para llamar a Helena.
-¿La asistente de Joaquina todavía está cuidando a la madre de
Cira?
Helena confirmó: -Sí, seguirá cuidándola hasta mañana.
Morgan dio instrucciones: -Pídele al departamento legal que prepare
un contrato..
Cira preguntó a un sirviente dónde se servía el desayuno.
El sirviente la llevó al comedor de la villa.
Ella pidió un tazón de ramen y estaba a punto de devolver el menú al camarero cuando alguien se sentó frente a ella.
Era Morgan, vestido de manera casual.
-Ordena lo mismo para mí también.
Cira no tuvo más remedio que pedir otra porción para él.
Notó que su estado de ánimo no parecía el mejor, probablemente p los eventos de la mañana. Después de pensar un poco, preguntó co preocupación: -¿Señor Vega, por qué no duerme un poco más?
Anoche se acostó bastante tarde.
-Alguien me mantuvo despierto toda la noche -respondió Morgan mientras tomaba una taza limpia y se servía agua tibia.
-Entonces, después de desayunar, debería volver a dormir, o al
menos tomar una siesta al mediodía.
La mirada oscura y profunda de Morgan se posó en ella: -¿Vas a
dormir conmigo?
Cira esquivó la pregunta con habilidad: -Si me siento somnolienta al mediodía, quizás tome una siesta.
Morgan mantuvo su mirada fija en ella sin apartarla. Cira la sostuvo con firmeza y dignidad. De repente, el preguntó: -Ayer fuiste al hospital a ver a tu madre, ¿cómo está?
-Ya despertó al mencionar esto, Cira no pudo evitar sonreír. -Los médicos dicen que sus funciones corporales están mejorando, gracias al médico que usted trajo.
Morgan asintió levemente: -Revisa tu correo.
-¿Mi correo? ¿Qué pasa? -Cira, algo desconcertada, sacó su
teléfono y se conectó a su correo electrónico.
Apenas vio el título del correo nuevo Contrato Laboral del Grupo Nube Celeste.
Morgan tomó un sorbo de agua, apoyando la taza en su rodilla, y dijo con indiferencia: -El departamento legal debe haber enviado el contrato. Revísalo, y si no hay problema, fírmalo.
El mundo de Cira se puso patas arriba en ese momento.
Firmar un contrato… sus ojos brillaron.
Morgan la observaba en silencio desde el otro lado de la mesa.
Cira frunció los labios, abrió el documento y lo leyó rápidamente, deteniéndose en la sección de duración del contrato, y no pudo evita exclamar: -¿Diez años?
¿Le estaba proponiendo firmar un contrato laboral de diez años?
Durante esos diez años, no podría renunciar, cambiar de trabajo ni
con otras cor
tener contacto de lo contrario tendría que
pagar una enorme indemnización por incumplimiento.
¡Ella levantó la vista, atónita, hacia Morgan!
-¿Tan sorprendida? No es que vayas a trabajar gratis para mí durante diez años -dijo Morgan con una leve sonrisa.
Cira apretó los labios, sintiendo que en esas palabras había un doble
sentido.
Morgan continuó con frialdad: -Tu salario anual aumentará en un 25 %, con un incremento del 5% cada año. Esa es una buena oferta, ¿no
estás satisfecha?
¡No estaba satisfecha en absoluto!
Cira apretó su teléfono, sus párpados parpadeando rápidamente.
No esperaba que Morgan le propusiera de repente firmar un contrato… ¿había revelado algún punto débil?
Y menos aún esperaba que Morgan quisiera atarla por diez años completos. ¡Su último contrato laboral solo había sido por tres años!
La idea de estar a su lado por diez días ya le resultaba difícil, ¡ni hablar de diez años, lo que se sentía como un infierno!
Cira habló directamente: -No acepto este contrato. ¿Diez años, sabes lo que significa eso? Es imposible que lo acepte. Señor Veg
no seas tan excesivo.
Morgan alzó una ceja: -Por tu cuenta, aunque tuvieras otros diez años, no podrías permitirte traer un equipo médico de este nivel desde Estados Unidos para operar a tu madre. ¿Y dices que pedir diez años de trabajo es excesivo?
-¡Yo…!-Cira se quedó sin palabras.
Morgan dejó la taza, se inclinó sobre la mesa acercándose a ella, su tono era bajo, como un mar embravecido: -O dime, ¿cuánto tiempo planeabas quedarte a mi lado? ¿Los mismos tres años que la última
vez? ¿O solo tres días?
Los críticos 72 horas postoperatorios de su madre coincidian exactamente con esos tres días.
¡Morgan definitivamente tenía sospechas!
Cira lo miraba fijamente.
Había un atisbo de interés en los profundos ojos de Morgan, un interés que provenía de no esperar que ella se atreviera a jugarle así. Su mirada se volvía cada vez más intensa y oscura.
Cira sabía que si se atrevía a decir si, su madre sería inmediatamente expulsada de la UCI, incluso del hospital, y en toda la ciudad de
Sherón, ¡ningún hospital se atrevería a acogerla, ningún médico se atrevería a tratarla!