Capítulo 0260
Ambos en el bote se giraron instintivamente hacia la dirección d
‘OZ.
/ieron a un hombre y una mujer apoyados en una ventana cercana ío.
El hombre que habló sorprendió a Cira por la coincidencia.
Era Fermín García.
Fermín no era de La ciudad de Sherón, sino de Ciudad de Bernat. Había venido a La ciudad de Sherón para una cena de la familia Guzmán y Cira no esperaba encontrárselo allí, en el mismo restaurante.
La joven mujer que lo acompañaba era desconocida para Cira, per incluso a la distancia, se podía notar su belleza distintiva y sus rasgos finos, indicando sin duda que era una mujer hermosa.
Cira aprovechó la oportunidad para cambiar de tema, que estaba a punto de generar conflicto: -Señor Vega, es el señor García.
-Ya vi-respondió Morgan, mirándola un momento antes de ordenar al barquero que se acercara a la orilla.
Fermín y la joven también se alejaron de la ventana,
Los dos también salieron del restaurante cuando su barco atracó.
Ellos se vestían elegantemente, él con traje y ella con un vestido largo. La mujer era realmente hermosa, con un toque exótico en sus rasgos, casi como si fuera de una minoría étnica.
Cira no se detuvo a mirar por mucho tiempo, retiró su mirada y siguió a Morgan.
-Quería abrir la ventana para disfrutar del paisaje, pero en su lugar vi
al señor Vega -dijo Fermín con una sonrisa. -¿Es divertido ese bote? Hasta el señor Vega parece interesado.
-La niña no pudo jugar con eso cuando era pequeña, solo podía mirar con envidia a los demás, así que la llevé a dar una vuelta para cumplir su deseo-explicó Morgan.
Cira se quedó un poco atónita, preguntándose si él se refería a ella
Pensó que esta palabra niña parecía un poco de asco de la boca de Morgan.
Tanto Fermín como la mujer posaron sus miradas en Cira.
La mujer mostró un destello de emoción en sus ojos.
Y Fermín la reconoció después de pensar un momento: -Esta es… la secretaria de usted, ¿verdad?
Recordó el incidente del póker y la examinó de arriba abajo con interés antes de decir con una sonrisa, -El señor Vega es muy generoso con sus subordinados, incluso ayudando a cumplir sus deseos.
Cira se mantuvo neutra y no reaccionó.
Morgan, siguiendo las normas de cortesía, preguntó: -¿Cómo es que el señor García está en La ciudad de Sherón y no me avisó? Podría haber mostrado la hospitalidad del anfitrión.
-Esta vez no vine por trabajo, solo es casi fin de semana y traje a mi prima que acaba de regresar del extranjero para pasear -explicó Fermín, presentando a la joven mujer. -Esta es mi prima, Estela Zavala. Estuvo estudiando y trabajando en Estados Unidos y recientemente fue trasladada de vuelta al país.
Morgan la miró por un momento.
La mujer sonrió levemente y saludó: -Señor Vega.
Morgan asintió levemente antes de volver su atención a Fermín.
Al ver su reacción tan indiferente, Estela pareció ligeramente decepcionada, casi como si quisiera decir algo más.
Cira observaba discretamente la escena.
Fermín preguntó: -¿Usted ya comió o todavía no?
-Los platos ya están en la mesa, pero aún no hemos empezado respondió Morgan.
-Acabamos de llegar y aún no hemos pedido. ¿Qué tal si añadimos algunos platos a la mesa del señor Vega y comemos juntos? –
Fermín no se cortó en preguntar.
Morgan no lo rechazó: -Por supuesto que pueden.
Regresaron al salón privado, donde el gerente inmediatamente mandó servir los platos y abrió una botella de Romanée-Conti para agasajarlos.
Fermín pidió algunos platos más y luego, entusiasmado, dijo a Morgan: -Ya que el señor Vega está tan libre, este fin de semana planeamos ir a la villa de Lofey para divertirnos, ¿por qué no se une?
-¿Quiénes más van? -preguntó Morgan, curioso.
-Osiel Sánchez, nos encontramos en el extranjero y lo invité a cenar. Dijo que me devolvería el favor una vez que regresáramos al país, así que decidí que él se encargará de los gastos de la villa esta vez – explicó Fermín, apoyándose relajadamente en el respaldo de su silla y sacando un cigarrillo de su caja.
Morgan sonrió, tomando una taza de té, ya que había conducido hasta allí y no bebería alcohol.
-Si es una oportunidad para sacarle provecho al señor Sánchez, ¿ cómo podría rechazarla?
Fermín se rió a carcajadas y chocó su copa con la de Morgan: -¡ Entonces es un trato!
Morgan tomó un sorbo de té y lo dejó en la mesa.
Cira se estaba sirviendo té y aprovechó para llenar también la taza Morgan.
Fermín observó curioso, recordando que la última vez que los vio juntos en el bote, el ambiente estaba tenso. Se preguntaba cómo en unos meses Cira había pasado a ser tan obediente y complaciente.
Después de servir el té, Cira continuó comiendo en silencio. Fermín de repente preguntó: -¿Es López o Lourdes?
Cira levantó la vista, Fermín la estaba mirando.
Después de tragar, respondió: -López.
Fermín sonrió y asintió: -Secretaria López, pásame el encendedor.
El encendedor estaba en un armario
Cira se detuvo un momento, se levantó a buscarlo y se lo entregó.
Fermín sostenía el cigarrillo en la boca y asintió con la barbilla: –
Enciéndelo.
Cira, sin entender muy bien, presionó el botón del encendedor y una llama apareció con un clic.
Él se acercó directamente, tocando la punta del cigarrillo con la llama y encendiéndolo en el acto.
Cira se quedó un poco sorprendida, mientras Fermín se recostaba tranquilamente en su silla, sosteniendo el cigarrillo de forma inclinada y con una sonrisa dijo: -Finalmente me has encendido un cigarrillo.