Capítulo 0256
Cira hojeó el contrato y, tras un vistazo rápido a los términos acordados, frunció el ceño.
El precio era significativamente más bajo que el del mercado. ¿Cómo había accedido Grupo García a firmarlo?
Observó la fecha de la firma, unos días después del cruc ser que Morgan había ofrecido algo a Fermín en el crucero aceptara firmar el contrato a un precio tan bajo.
En aquel momento, Fermín había exigido su ficha a cambio, per no había accedido a acompañarlo. ¿Significaba esto que Morgan había ofrecido algo más a cambio?
Cira se detuvo, dándose cuenta de repente. Ahora entendía por qué Morgan quería que ella trabajara en este contrato.
El contrato era una excusa. Estaba utilizando este documento para explicarte, una vez más, que nunca había tenido la intención de cofrecerla a Fermín en el crucero.
Desde el principio, lo que Morgan había negociado con Fermín eran corras fichas.
Areeria Cira esto?
Heero, ¿qué importaba?
Que Morgan estuviera obsesionado con este asunto era porque la printera vez que le pidió que volviera a su lado, ella no pudo evitar sapoa reettel tema para recriminarlo Él se sintió difamado y por eso Hablidoscooblicado tantas veces.
Pero entre ellos, no solo había uno o dos asuntos pendientes.
Cira, con una indiferencia interior, cerró el contrato y lo dejó a un lado.
No tenía ganas de trabajar en él.
Después de todo, la verdadera intención de él no estaba en el
contrato.
Le envió un mensaje para que la dejara salir.
Morgan no respondió, así que Cira no tuvo más remedio que llama pero él colgó y luego le envió un mensaje: -En reunión.
Cira estaba algo molesta. No podía salir, y tampoco podía
enfrentarse a él directamente, al menos durante las 72 horas críticas en que su madre no podía prescindir del médico.
Llamó a Ximena para preguntarle si había visitado a su madre en el hospital.
Ximena respondió: -Todavía no he ido, no he tenido tiempo. ¿Sabías que papá fue liberado de prisión? Se rompió una pierna allí y fue llevado directamente a casa en un coche de la prisión. Estoy a punto de volver al pueblo para verlo.
Cira se sorprendió por un momento.
Luego pensó que debía ser obra de la señora Vega.
Ella había estado tan ocupada con su madre estos días que se había olvidado de la liberación de su padre. Afortunadamente, la señora Vega había cumplido su promesa y había conseguido la liberación anticipada de su padre.
Le dijo a su hermana: -Ve a ver a papá. Yo encontraré tiempo hoy para ir al hospital a ver a mamá. No necesitas seguir yendo al hospital. Es agotador ir y venir.
Ximena aceptó.
Aunque era una condición a cambio, Cira sentía que debía agradecer a la señora Vega, así que le llamó.
La señora Vega respondió de manera un tanto sutil y luego sonrió:
–
Bien, que se recupere bien de la pierna, es lo más importante no dejar secuelas.
Cira agradeció repetidamente.
La señora Vega dijo gentilmente: -No hay de qué, somos una familia. Por cierto, tu madre también está en el hospital, ¿verdad un rato te enviaré algo de dinero, consideralo un pequeño gesto d y de Carlos. Esperamos que tu madre se recupere pronto. Asegúra de aceptarlo. Bueno, ahora te dejo, tienes cosas que hacer.
Antes de que colgara, Cira dijo: -Señora, has ayudado mucho a mi familia. ¿Cuándo estarás libre próximamente? Me gustaría invitarte a
cenar.
La señora Vega preguntó: -¿Quieres venir a casa para cenar?
-Conozco un buen restaurante, me gustaría invitar a usted a probarlo.
La señora Vega entendió la insinuación: la cena sería solo entre ellas
dos.
-Está bien, pero estoy algo ocupada últimamente. Cuando termine, me pondré en contacto contigo.
-De acuerdo, adiós.
Después de colgar, Cira dejó caer su mano al costado, tocando ligeramente la parte trasera del teléfono, pensativa.
Sentada sin hacer nada, aburrida, tomó un libro al azar de la
estantería y se sentó en el sofá a leerlo.
Estaba leyendo El Código Da Vinci, la famosa novela de misterio. Se sumergió tanto en la lectura que la mañana pasó sin que se diera
cuenta.
La calefacción por suelo radiante del estudio la hacía sentir
somnolienta, tal vez porque finalmente había relajado los nervios, el cansancio acumulado emergió.
Cira bostezó, cambió de posición y sin darse cuenta, se quedó dormida.
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando de repente sintió una presión en sus labios, con un leve sabor a menta.
Abrió los ojos confundida y se encontró con la mirada llena de deseo de Morgan.
Cira se despertó en un instante, abrió la boca para hablar, pero en el siguiente segundo, Morgan le sujetó la nuca y profundizó el beso.
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