Capítulo 0215
Morgan no respondió la llamada, así que colgó y escribió en Whatsapp: -¿Qué pasa?
Ramón no resultó herido y estaba a cargo del seguimiento del incidente. Acababa de salir de la estación de policía.
-Joaquín dijo que solo es un amigo común de ellos, hace mucho que no tiene contacto con ellos, y tampoco sabe por qué harían tal cosa.
Morgan sonrió con desdén: -Tonterías,
-Todos saben que está mintiendo, pero el problema es que ahora no hay pruebas directas para demostrar que Joaquín los instigó. La policía no tiene más remedio que dejarlo ir. Morgan, creo que este personaje, aunque no tiene mucho trasfondo, es más complicado de lo que pensamos.
Morgan: -Puede adiestrar perros, los policías encubiertos también lo
vieron.
Ramón: -Él dijo que solo estaba silbando al azar, no adiestrando perros. No es de Aldea de las Flores, esos perros son perros nati de Aldea de las Flores y no lo escucharían. En resumen, está tratand de desvincularse de cualquier relación con el caso, y ahora realmente no podemos hacer nada con él.
No poder hacer nada con él.
Eso no era necesariamente cierto.
Morgan sonrió fríamente: -¿Le has dicho esto a Luis?
Ramón levantó una ceja: -Todavía no.
Si Luis se enterara de esto, definitivamente no manejaría la situación
Me manera turi suave
Morgan sintió que, si la manera oficial no funcionaba, entonces deberían luchar fuego con fuego.
De todos modos, no podía permitir ser perjudicado de esa manera.
Ramón sabía qué hacer a continuación y cambió de tema: -¿Cómo está tu herida? ¿Y la de Cira?
-Son solo heridas superficiales, no hay mayor problema -Morgan, al escuchar que la puerta de la habitación se abría, dejó el teléfono y miró.
La persona que entró era Marcelo.
Al ver que Morgan también estaba allí, Marcelo frunció el ceño inmediatamente.
Con una actitud distante, Marcelo también asintió con la cabeza por cortesía y no dijo nada más, dirigiéndose directamente hacia Cira.
Cira dormía profundamente, así que Marcelo no la molestó y se sentó a su lado, vigilándola.
Morgan navegaba en su teléfono, con mucho que manejar desp de tal incidente, y dijo fríamente: -¿El profesor Sánchez todavía ti tiempo para venir? ¿No necesita cuidar a su hermana?
Marcelo, igualmente distante, respondió: -No se preocupe por mí, señor Vega, me ocuparé bien de Emilia y Cira.
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-Tú cuidar a tu hermana es lo correcto, pero en cuanto a Cira Morgan miró hacia allí, sus ojos fríos como copos de nieve. -¿La
cuidas por ti mismo, o por alguien que se esconde y no se atreve a
mostrarse?
Marcelo permaneció imperturbable: -No entiendo de qué está
hablando usted.
Morgan: -Hablaré hasta que entiendas: cuando estudiabas para tu maestría y doctorado en Harvard, conociste a Gerardo y se hicieron amigos. Luego, cuando regresaste al país y te uniste a la Universidad de Sherón como profesor, mantuviste contacto con Gerardo en
secreto.
Marcelo se puso serio: -¿No está invadiendo mi privacidad, señor Vega?
-Las cosas que no pueden ver la luz del día son privadas. En su definición, profesor Sánchez, ¿su conocimiento de Gerardo es un secreto?
Marcelo apretó los labios,
Morgan sonrió con desdén.
Cuando Cira fue abandonada en el bosque salvaje, el conductor confesó haber sido interrogado por Marcelo, quien luego le dio la ubicación al hombre con máscara. El hombre con máscara era uno de los hombres de Gerardo.
Fue entonces cuando Morgan confirmó que Marcelo conocía a Gerardo, por eso investigó su relación.
Apoyado en la cabecera de la cama, Morgan se burló: -Gerardo Guzmán, después de tantos años, no ha progresado en lo más mínimo, solo hace pequeñas maniobras a escondidas.
Marcelo ajustó sus gafas y habló indiferentemente: -Aunque usted no trate bien a Cira, no puede impedir que otros la protejan y la traten bien. En cuanto a qué tipo de persona es Gerardo, parece que usted tampoco tiene derecho a juzgar.
Morgan fríamente: -Si la trato bien o no, tampoco es asunto tuyo juzgar. Gerardo te pidió que la cuidaras, pero dudo que te haya pedido que la llevaras a la cama: Profesor Sánchez, eso es bastante bajo.
O que sole estaba