Capítulo 0165
Luis: -Todavía no.
Morgan: -¿Y la cadena de números virtuales? La del número que envió la foto besando a Keyla.
Luis: -…Ese es un número virtual de internet, no es fácil rastrearlo,
aún estamos en ello.
Morgan: -Deberías dedicar el tiempo que pasas viendo cámaras a investigar eso, consigue resultados.
Luis soltó una risotada y maldijo en voz baja.
Cira llevó su teléfono al baño para contestar: -Hermana.
-¿Estás ocupada ahora, Cira? -la voz de Ximena sonaba relajada, no como si algo malo hubiera ocurrido, Cira se relajó: -No, estoy libre. ¿ Qué pasa?
-Mamá terminó de tejer tu bufanda, y ahora quiere tejer unos guantes a juego. Insiste en preguntarte ahora qué color prefieres
Así que era eso.
Cira sonrió: -¿Mamá está ahí?
-Sí, le paso el teléfono para que hables con ella. De verdad, mamá se está volviendo más impaciente. Dije que preguntaríamos esta noche,
pero no quiere esperar.
Ximena reprendió cariñosamente mientras la voz de su madre
aparecía en el teléfono: -Ni siquiera sé cuánto tiempo me queda, así que, por supuesto, quiero hacerlo mientras pueda.
Cira sintió un nudo en la garganta al oír esto.
El teléfono fue entregado a la madre de Cira, quien llamó: -¡Ay, Cira!
Cira respondió: -Mamá.
Su madre llamó de nuevo: -Cira.
-Mamá, te estoy escuchando.
-Ay, Cira, terminé tu bufanda. Ahora quiero tejer unos guantes, ¿qué color te gustaría?
-Cualquiera está bien, el mismo color que la bufanda estaría bien- dijo Cira. -Mamá, no hay prisa, no debes desgastarte tanto.
-No estoy desgastándome, solo tejo por las tardes, es rápido -la madre de Cira continuó. El abuelo Pedro me dio un saco de hierba de gelatina, cuando regreses, mamá te preparará gelatina negra.
La gelatina negra es para el verano, aún es invierno, pero ella está tan apurada, como si temiera no llegar a esa época.
Cira se sintió conmovida: -Está bien, pero no quiero azúcar moreno, prefiero azúcar blanco.
-El azúcar moreno es bueno para el cuerpo.
-El azúcar moreno es un poco amargo.
-Entonces ponle miel, tenemos un tarro de miel de abejas que tu padre compró.
Cira sintió una tristeza amarga en su nariz: -Está bien.
Después de hablar un poco más, Cira colgó el teléfono y se calmó antes de salir del baño.
Y en el pasillo, se encontró con Morgan.
E
Él también llevaba su teléfono, no estaba claro si había salido a contestar una llamada o estaba esperándola.
Su mirada pasó por los ojos húmedos de Cira, y con voz fría preguntó: -¿Es tan triste?
Estaba llorando por Marcelo?
No sabia que ella era tan delicada.
Cira no respondió y trató de irse, pero Morgan, un hombre de poder y posición, no está acostumbrado a ser ignorado, frunció el ceño y agarró su mano.
Cira lo miró de lado: -¿Está pensando en ponerme una mano encima
otra vez?
Morgan la miró fijamente: -¿Crees que te daré una tercera
oportunidad de golpearme?
Cira apretó los labios: -Recuerdo haberte dicho que si me presionas demasiado, soy capaz de cualquier cosa.
Morgan rió burlonamente: -¿Tratando de amenazarme otra vez?
Cira: ¿Quién podría amenazar al señor Vega? Con una palabra puede hacer que un laboratorio se incendie misteriosamente.
Morgan dio un paso más hacia ella: -Cira, ¿estabas fingiendo cuando estabas a mi lado, o estás fingiendo ahora? Nunca supe eras tan sarcástica.
Cira no tenia interés en discutir este tipo de cosas, solo quería alejarse de él.
Pero Morgan no soltó su brazo. Cira sintió un dolor en su estómago.
No había comido en la mañana ni al mediodía, y ahora empezaba a sentirse mal.
La gente se acostumbraba fácilmente al confort y sufría cuando debía soportar la adversidad. Ella, que había sido secretaria en el Grupo Nube Celeste, estaba acostumbrada a no comer a tiempo, incluso a saltarse comidas. Pero en los últimos dos meses se había recuperado, y su estómago se había vuelto especialmente delicado.
Cira sintió un espasmo y no pudo evitar doblarse sosteniéndose el estómago.
Morgan la miró desde arriba: -¿Cambiando de táctica?
¿No está amenazándolo o atacándolo, sino preparándose para acusarlo de golpearla?
Cira necesitaba recuperarse, pero Morgan la miró durante unos segundos, ¿no estaba fingiendo?
Cira no quería mostrar debilidad frente a él, se apoyó en la pared e intentó levantarse, pensando en volver al salón privado para buscar algo de comer.
De repente, Morgan empujó la puerta de un salón privado vacío y la arrastró adentro.
Cira se sorprendió: -¡Morgan! ¿Qué estás haciendo?!