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Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 151

Capítulo 0151

Keyla salió corriendo: -Señor Vega, ¿cómo llegó? ¿Por qué no entró?

Keyla, vestida con pijama y un abrigo de plumas, parecía algo

delgada, pero eso también mostraba su ansiedad por salir a verlo.

Morgan hizo una señal: -Sube al auto.

Keyla rápidamente se dirigió al asiento del copiloto y se sentó: Señor Vega.

Morgan arrancó el coche y comenzó a dar vueltas alrededor del

complejo residencial.

Keyla no estaba segura del motivo de su visita en ese momento, y volvió a llamar: -Señor Vega.

Con un tono de voz cuya emoción era difícil de discernir, Morgan preguntó: -¿Fuiste tú quien causó problemas a la amiga de Cira? ¿ Las acusaciones contra Cira en internet, fuiste tú quien las publicó?

La primera reacción de Keyla, por supuesto, fue negarlo: -¿Qué problemas? ¿Qué internet? Señor Vega, ¿qué está diciendo?

-¿No sabes?

-Yo…

Morgan respondió fríamente: -Si no hubiera indicios, no te habría preguntado.

Cira también había dicho algo similar.

-Si no tuviéramos pruebas, no te habríamos buscado.

Keyla apretó el borde de su abrigo de plumas, sintiéndose algo

inquieta.

Tres años de convivencia diaria les habían dado, incluso después de separarse, una sensación de cercanía.

Perdida en sus pensamientos, el auto volvió a la entrada principal del complejo. Morgan dijo: -Baja del coche.

Keyla se dio cuenta de que Morgan le había dado la oportunidad de explicarse, y su negativa fue la peor respuesta.

Con un clic, la puerta del auto se desbloqueó.

Con un chasquido, Keyla comenzó a llorar.

Ella ac

agarró su brazo: -Señor Vega, mire mi rostro.

Sin maquillaje, su piel pálida mostraba dos cicatrices rojizas.

-El médico que usted me recomendó dijo que solo podía mejorar hasta este punto. Qiao XiXi me desfiguró, pero no se disculpó, y ahora me acusa de cosas que no hice. Ese día volví a casa llorando, y cuando mi madre se enteró de que ella me había molestado de

nuevo, fue a vengarse por mí.

Morgan no arrancó el auto ni volvió a hablar, sin mostrar en n alguna.

Keyla se defendió: -No sabía que mi madre haría eso. Si lo h sabido, definitivamente lo habría impedido. Siempre sigo sus consejos, usted dijo que dejara las cosas en sus manos y no hice nada… Si hubiera querido actuar, lo habría hecho hace dos meses por qué esperar hasta ahora?

Morgan no dijo si le creía o no: -¿Y lo de internet?

-Mi amiga pensó que usted era mi novio y que otras mujeres no deberían acercársele tanto. Así que publicó algunos comentarios en su blog personal, sin imaginar que atraerían tanta atención. Ya le pedi que borrara la publicación, y también ha cancelado su cuenta de

vivy.

-Si cree que no es suficiente, puedo ir a disculparme con Cira. Haré lo que sea necesario, solo no se enoje conmigo.

Los árboles a lo largo de la carretera se mecían con el viento.

Finalmente, Morgan dijo: -Dile a tu amiga, y a tu madre, que no hagan nada más innecesario. Esos comentarios difundidos pueden interpretarse como si yo estuviera usando mi poder para interferir en la justicia, lo cual no es una buena noticia para el Grupo Nube Celeste ni para la familia Vega.

Después de todo, se decía que un poderoso ayudó a resolver su caso, resultando en solo tres meses de condena.

Keyla mordió su labio: -Entonces… ¿Vino a preguntarme por los comentarios en internet? ¿No es porque Cira fue lastimada y quería que le diera una explicación?

Morgan no confirmó ni negó, y le pasó un pañuelo.

Keyla sonrió a través de sus lágrimas: -Señor Vega, le he dicho antes, nunca he tenido una relación amorosa, hay muchas cos no entiendo. Si hago algo que le moleste en el futuro, dígamel cambiaré.

-Ya es tarde, vuelve a descansar.

Antes de bajar del coche, Keyla dijo:-Señor Vega, ¿por qué no van juntos a Suiza para el Año Nuevo a visitar a la tía? Ayer me envió mensaje diciendo que me extrañaba.

Esta tía se refería a la madre biológica de Morgan.

que

Después de dejar el complejo de Keyla, Morgan condujo sin rumbo por el centro de la ciudad antes de dirigirse al apartamento de Cira.

Llegar allí fue totalmente inesperado.

Y justo cuando llegó, vio a Cira, también en pijama y abrigo, abrazando a Marcelo bajo el edificio.

Su ya complicado estado de ánimo se enfrió instantáneamente como el agua de un estanque helado.

Dió la vuelta al coche inmediatamente, pisando freno y acelerador al mismo tiempo, y su lujoso coche, valiendo millones, rugió como unal bestia salvaje.

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