Capítulo 87
Susana había visto el portafolio de Aniella, por lo que, aunque habían sido compañeras de clase y ahora trabajaban juntas, solo podía ser su asistente. Sin embargo, no sentia envidia de Amelia, al contrario, la admiraba profundamente.
Cuando estaban en la misma clase, Susana no le había prestado mucha atención. La recordaba como una chica latinoamericana tranquila y gentil, con un aire de sencillez, poco habladora, que siempre se sentaba en primera fila y prestaba atención en clase sin interactuar mucho con los demás. La sorpresa llegó cuando el trabajo de diseño de Amelia fue presentado por el profesor como ejemplo a seguir. Y más tarde, al ingresar al Estudio de Arquitectura Rufino, Susana vio el portafolio con los trabajos de Amelia y su admiración creció, así que empezó a pasar más tiempo con ella, tanto en clase como en el trabajo.
A Amelia le caía bien su entusiasta compañera de otro país, pero su naturaleza era más reservada y no era muy dada al trato social, asi que no podia corresponder con el mismo nivel de entusiasmo.
Ese día, Amelia había ido al estudio para una reunión.
El Estudio de Arquitectura Rufino habia recibido un importante proyecto comercial del país y habían llamado a Amelia especialmente para discutirlo.
Rufino le daba gran importancia a ese proyecto.
En la reunión, presentó el proyecto: un gran eco-resort de estilo tradicional, donde los clientes buscaban crear un parque temático que combinara entretenimiento, ocio, hoteleria, gastronomia, turismo y cultura histórica, ofreciendo
una experiencia inmersiva.
El estilo de diseño de Amelia tendia hacia lo tradicional, por lo que, al terminar la introducción, Rufino dirigió su mirada hacia ella: “Amelia, ¿crees que podrías intentarlo?”
Ella estaba interesada en el proyecto; siempre había sentido un cariño especial por la cultura tradicional, pero no había tenido la oportunidad de trabajar en ese tipo de proyectos. El problema era que el trabajo se ubicaría en la ciudad de Valverde, conocida por su ambiente histórico, no muy lejos de Arbolada, un lugar al que no deseaba volver.
Amelia frunció el ceño y miró a Rufino. “¿Puedo encargarme solo de la coordinación en linea?
Puedo trabajar en el diseño y de vez en cuando visitar la obra, pero no quiero residir en Valverde permanentemente, ¿es
eso posible?
Amelia explicó suavemente, esperando que Rufino pusiera objeciones, pero para su sorpresa, él asintió de inmediato: “Claro que si. Lo importante es el diseño, la construcción la supervisará alguien más del equipo.
Esa era la dinámica habitual en su año de colaboración.
Rufino entendía perfectamente a Amelia, sabiendo que tenía compromisos académicos y clases que atender, a diferencia de él, que ya estaba plenamente inmerso en el mundo laboral.
A pesar de que Amelia estaba a punto de graduarse y tendría más tiempo para el proyecto, Rufino no queria presionarla y arriesgarse a perderla.
Para él, retener el talento era lo más importante y más aun tratándose de un proyecto de un conocido, que seguramente sería más flexible.
Con la rápida aprobación de Rufino, Amelia aceptó el desafio “Entonces, lo intentaré.”
En el Grupo Esencia.
Yael siguió a Dorian fuera de la sala de reuniones después de que la sesión terminó.
Donan tenia un semblante frío y la presión que lo rodeaba era tan palpable que hasta los colegas en la oficina lo sentian. A medida que Dorian se acercaba, todos bajaban la cabeza y fingian estar concentrados en sus computadoras
Yoel to siguió hacia la oficina y uno de los colegas que tenía más confianza con él le lanzó una mirada que decia “¿que caso, a lo que Yael respondió con una love tos y un puño cerrado cerca de su boca, una señal de que no indagan
Capitulo 87
más. Dorian, por su parte, gíró la cabeza y sus oscuros ojos se deslizaron por las caras de Yael y del curioso colega, ambos se tensaron; el segundo rápidamente volvió a su trabajo, fingiendo interés en los documentos frente a él, mientras que Yael, sin querer, se enderezó, manteniendo una expresión fría y controlada.
Su jefe no dijo nada y al llegar a la oficina lanzó los papeles en el escritorio con un golpe seco, luego se giró y preguntó: “¿Quién dio luz verde al proyecto de la aldea turística de Cintia?”
“El presidente lo aprobó personalmente”, respondió Yael con cautela, echando un vistazo al documento que Dorian había arrojado sobre la mesa.
El presidente era el padre de Dorian, quien todavia tenia el título pero poco poder real en la compañía. Cuando el abuelo de Dorian decidió retirarse, pasó la empresa directamente a un Dorian recién graduado de la universidad.
A pesar de llevar el titulo de presidente, Eduardo, el padre de Dorian, había cedido el control real de la empresa a su hijo. “¿Cuándo se aprobó?”, indagó Dorian, fijando su mirada en su asistente.
“Hace un tiempo”, respondió Yael cuidadosamente. “El presidente estableció una compañia de turismo y recreación para su esposa al comienzo del año y lanzó este proyecto de aldea turística. Todo el papeleo y las aprobaciones ya están en orden, el presidente dejo el proyecto en manos de Rufino, para que su equipo ayudara con el diseño.”
El proyecto era parte de los planes anuales de la sede principal del grupo y aún estaba en fase de evaluación. Sin embargo, por alguna razón, después de que Cintia le “endulzara el oido” a Eduardo, él decidió avanzar con el proyecto sin informar a Dorian, planeando presentar hechos consumados. Dorian se enteró de eso en una reunión ese día y aunque no estalló en el momento, estaba visiblemente molesto.
Yael no entendia por qué Dorian estaba descontento. Después de todo, el proyecto iba a avanzar de todos modos y estaba bajo la responsabilidad de Eduardo. Aunque ahora estaba nominalmente a cargo de Cintia, todos sabían que era simplemente una forma de Eduardo de complacer a su esposa y que él seguiría siendo el verdadero responsable
“Cintia no debe interferir en los asuntos de la compañia, dijo Dorian con firmeza.
Yael parpadeo, sorprendido.
Su jefe continuó con sus instrucciones: “Quiero que alguien supervise este proyecto de cerca y me informe de cualquier problema. Aunque no es un proyecto clave para la empresa, su éxito o fracaso afecta nuestra reputación.”
Yael asintió de inmediato: “Entendido, señor.”
*Puedes retirarte, dijo Dorian y se sentó frente a su escritorio. Su mirada se detuvo por un instante en el calendario.
Yael lo miró i confundido, notó que Dorian se había perdido en sus pensamientos, algo que había sucedido con más frecuencia en los últimos dos años. Dorian trabajaba incansablemente, sumido casi las veinticuatro horas en la empresa y aunque su vida parecia girar únicamente en torno al trabajo, Yael habia notado que los momentos de distracción de Dorian se habían vuelto más frecuentes, como si en esos instantes su vista se perdiera en el vacio.
Tenía una idea de cuál podría ser el problema, pero no se atrevía a mencionarlo ni a preguntar.
Ahora, observando cómo Dorian se perdía mirando la fecha del 30 de junio marcada en rojo en el calendario, Yael se quedó perplejo y preguntó: “¿Señor Ferrer, pasa algo?”
Dorian volvió en sí: “No, nada.”
“Te puedes ir”, dijo Dorian y Yael asintió, cerrando la puerta al salir, pero no sin antes lanzar una mirada preocupada hacia su jefe.
Dorian seguia con la vista fija en el 30 de junio marcado en el calendario, inmóvil.
El 30 de junio, era el dia de la graduación de Amelia.