Capítulo 759
Amelia miró a Marta: “Asi que Friday Yael se fueron a comer hace rato?”
“SI” Respondió Marta, mostrándose un poco chismoša al respecto, “No sé qué les pasó, pero el señor Yael parecía tener algo importante que decirle a Frida, y esta parecia estar evitándolo todo el tiempo. Después de comer, el señor Yael me pidió que trajera a Serena de vuelta primero.”
Dorian echo un vistazo a Marta, pero no continuó el tema
Por otro lado, Amelia frunció el ceño y preguntó: “¿Y después qué pasó?”
“Después el señor Yael se llevó a Frida.” Marta la explicó, “No sé a donde fueron.”
Amelia asintió pensativamente, sin hacer otra pregunta.
Marta se retiró a la cocina.
Dorian miró su reloj: “Vamos a comer afuera.”
Amelia asintió, y le dijo a Marta: “Marta, no te preocupes por cocinar tan tarde, vamos a comer afuera.”
Marta asomó la cabeza de la cocina: “Está bien, vayan ustedes. No se preocupen por mi.”
Dorian asintió, sin insistir en ello. Poco después salió con Serena y Amelia.
Serena estaba emocionada de poder salir a jugar, especialmente porque estaba con sus padres, hablaba sin parar de camino, demostrando una alegría excepcional.
Dorian llevaba un buen tiempo sin ver a Serena tan feliz
Aunque Amelia habia vuelto emocionada, su alegría siempre se mezclaba con el miedo de perder a su madre de nuevo debido a la amnesia de Amelia. Ahora, se sentia una felicidad pura, sin miedos, propia de su edad.
Recordando los últimos tiempos, Dorian sintió un nudo en la garganta, pero no dijo nada, solo acarició con Serena.
“¿Qué está pasando?”
Amelia, sin tener esos recuerdos, no entendia lo que él estaba pensando y preguntó confundida
“Nada”
ternura la cabeza de
Dorian le sonrió, “Solo me da un poco de pena la situación de Serena, pero también estoy muy agradecido de que decidieras quedarte con ella.”
Eso era lo que más agradecia y sorprendia en su vida
Amelia realmente queria recordar esos momentos, cómo se sintió al saber que seria madre, al decidir quedarse con Serena, y al esperar su nacimiento.
Nadie podia compartir esos recuerdos s con ella.
Dorian tampoco podia, ya que tanto él como ella tenian esas etapas de la existencia de Serena hasta su nacimiento y cuando estaba crecimiento, ausentes en sus vidas.
“¿Cómo logré ocultártelo?“, preguntó Amelia, impulsada por la curiosidad. “Eres muy inteligente, ¿cómo pude engañarte?”
“Entraste a la sala de operaciones.” Dorian explicó. “Cuando supe que habías decidido terminar con el embarazo y me apresuré al hospital, justo salías de la sala de operaciones, lucias agotada y débil, tus ojos hinchados de tanto llorar, pensé que había llegado
tarde.”
“¿Qué sentiste en ese momento?”, preguntó Amelia.
¿Qué sentia?
Dorian apretó los labios, pensó por un momento y luego la miró: “No sé cómo describirlo, mi mente estaba en blanco y mi corazón también, mientras me dolia”
“¿Me odiaste? La voz de Amelia se suavizó involuntariamente.
“No diria que te odiaba. Pero en ese momento, estaba enojado contigo y un poco decepcionado. Era nuestro hijo, ¿cómo pudiste rendirle tan fácilmente?” Dorian la miró, “Pero al verte llorando inconsolablemente en la cama del hospital, no podia estar enojado contigo, solo me sentia muy triste, desesperado. Estabas dispuesta a cortar todo contacto conmigo, incluso a abandonar a nuestro hijo. En ese momento, solo senti un cansancio profundo y pensé que ya era suficiente, que asi sería mejor, que de ahora en adelante
cada uno de nosotros debía seguir su propio camino.”