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Mi Frío Exmarido Capítulo 723

Capítulo 723

Serena vio que Amelia estaba un poco triste y no pudo evitar consolarla: “Mami, no te pongas así, cuando yo crezca y gane dinero, te llevaré a visitar a la abuelita.”

Dorian le acarició la cabeza y dijo con una sonrisa: “No tienes que esperar a crecer y ganar dinero, ya tengo suficiente para llevar a mamá a ver a quien quiera.”

Amelia también sonrió y acarició la cabeza de Serena: “Gracias, mi amor.”

Alejandro, que estaba allí para despedirlos, miró a la familia feliz y se volvió hacial Dorian: “Sr. Ferrer, ya ha visto mi sinceridad, ahora depende de usted.”

Amelia confundida, miró a Dorian: “¿Qué sinceridad?”

“La sinceridad para cooperar.”

“La sinceridad para cooperar.”

Dorian y Alejandro hablaron al unisono.

Al terminar de hablar, ambos alzaron la vista y se miraron.

Amelia los observó extrañada, sin saber exactamente qué era lo raro.

Ella no había vivido las tensiones de sus negociaciones, ni sabía qué relación tenían en privado, pero los veía en una especie de armonía, como si fueran guerreros que se reconocían entre si.

Dorian le había mencionado a Amelia la cooperación, ella recordaba el asunto del puerto.

Aunque no entendía del todo ese tema y no recordaba cómo era Dorian en los negocios antes, con su corta experiencia y el tamaño del Grupo Esencia, no creía que él saldría perdiendo en una cooperación comercial, por lo que no lo pensó mucho, solo asintió con confusión: “Ah.”

Una vez que Alejandro y Dorian llegaron a un acuerdo, no había necesidad de quedarse más tiempo.

Alejandro miró su reloj: “Tengo otro asunto que atender, no los molesto más, nos vemos.”

Dorian asintió levemente: “Que le vaya bien, Sr. Terrén.”

Alejandro asintió, lanzó una mirada casi imperceptible hacia Amelia, luego a Dorian, y dijo a medio camino entre bromeando y en serio: “Sr. Ferrer, aunque puede que haya adoptado a esta hermanita a la fuerza, después de todo, ha sido mi hermana por unos meses y eso me convierte en parte de su familia. No sé qué tipo de pasado tienes con ella, pero si me entero de que la has engañado o maltratado, no me quedaré de brazos cruzados.”

Amelia lo miró sorprendida.

Dorian también lo miró, con una expresión tranquila en sus ojos.

“Tranquilo, Sr. Terrén, eso que dices no va a pasar,” dijo él.

Alejandro sonrió y miró a Amelia.

“Cuida de ti misma, si necesitas algo, puedes buscarme en cualquier momento.”

Después de darle instrucciones como un hermano mayor, le dio una palmada en el hombro y se fue.

Amelia se quedó mirando cómo se alejaba Alejandro, sintiéndose un poco aturdida, sin saber por qué, también sintió un calor reconfortante, como si por primera vez alguien estuviera delante de ella diciéndole que era parte de su familia.

Dorian vio la confusión en su rostro y naturalmente pensó en la carta que ella le habia dejado antes. Ella tenía una familia pero se sintió sola durante toda su vida, aparte de los Soto que se aprovechaban de ella, nadie la había protegido.

Extendió su mano y tomó la de ella.

Amelia volvió en sí y se giró hacia él, sonriendo un poco avergonzada.

Dorian también sonrió y levantó su mano para acariciar su cabeza: “Vamos.”

De camino a casa, Amelia, que rara vez tomaba la iniciativa, comenzó a preguntarle a Dorian acerca de su familia.

“¿Cómo era mi familia antes?“, preguntó.

“No eran muy buenos, dijo Dorian, girándose para mirarla. “¿Por qué preguntas esto de repente?”

Él preferiría no hablar mucho de ese pasado, no eran recuerdos agradables.

“Es que cuando escuché a Alejandro decir eso, de repente senti ganas de llorar, como si fuera la primera vez que alguien me decía que era parte de su familia y que no se quedarían de brazos cruzados si alguien me lastimaba.”

Al terminar y se rio con timidez, avergonzada por tener esos pensamientos.

Él le sonrió con dulzura: “No te preocupes por esas cosas, siempre nos tendrás a Serena y a mi, nadie se atreverá a molestarte de nuevo“.

Ella asintió suavemente: “Sí“.

Al levantar la vista y ver que pasaban por una tienda de artículos para bebés, recordó que casi no quedaba fórmula para Serena y rápidamente dijo: “Para el carro al lado de la calle, voy a bajar a comprar un par de latas de fórmula“.

“Voy contigo“.

Dijo Dorian, mientras miraba alrededor en busca de un lugar para estacionar.

“No hace falta, por aquí no hay estacionamiento, solo se puede parar temporalmente al lado de la calle, si no, nos pueden remolcar. Esperen aquí un momentito, yo vuelvo enseguida“.

Amelia habló mientras veía que él detenía el carro al lado de la calle. Sin esperar a que dijera algo, abrió la puerta y bajó, dirigiéndose rápidamente hacia la tienda de artículos para bebés al otro lado, preocupada por hacer esperar a Dorian y Serena.

Con la prisa, sus pasos se apresuraron involuntariamente. Apenas entró a la tienda, se dirigió hacia el área de fórmulas, pero chocó sin querer con una joven que tambié

llevaba una lata de fórmula y venía apurada en dirección contraria.

La lata que llevaba la otra chica cayó al suelo.

“Lo siento mucho“. Amelia se apresuró a disculparse y se inclinó para ayudarla a recogerla.

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