Capítulo 710
Dorian levantó la mirada hacia ella: “Mira, Alejandro y yo estamos en una competencia de negocios, Elvia es su talón de Aquiles y yo solo quiero presionar esa debilidad, nada más.”
Amelia giró la cabeza hacia Yael, con una mirada inquisitiva, queriendo saber si era cierto.
El hombre se mordió el labio y asintió con la cabeza: “Sí.”
“Alejandro quiere los muelles del Grupo Esencia, así que en su momento escondió el hecho de que la ́había salvado, pensando en usarla como una moneda de cambio con el Sr. Ferrer. Pero en aquel
momento el Sr. Ferrer no sabía que estabas con Alejandro. Él también esperaba colaborar con Alejandro en el negocio marítimo, pero como Alejandro quería los muelles pero, el Sr. Ferrer quería una cooperación marítima, así que no llegaron a un acuerdo. Luego, cuando Alejandro encontró a Elvia trabajando para el Grupo Esencia, fue cuando el Sr. Ferrer pensó en usarla como una ficha para negociar con Alejandro.”
Yael mezcló verdades y mentiras para explicar el motivo por el cual le había mostrado a Elvia, “La razón por la que le conté sobre Elvia y Alejandro es porque me preocupaba que se identificara con la identidad de Elvia, que le tomara cariño a la familia de Alejandro, y que cuando el Sr. Ferrer y el Sr. Terrén estuvieran luchando en la mesa de negociaciones, no estuviese de acuerdo en que el Sr. Ferrer usara a Elvia para presionar a Alejandro.”
En la segunda mitad de su explicación, Yael casi se traba al intentar hacer que su lógica sonara coherente.
Ese en realidad no era su propósito, pero para convencer a Amelia y seguir la línea de Dorian sin levantar sospechas, tuvo que torcer la verdad de esa manera.
Dorian le echó una mirada, sin decir nada, como aceptando su intento de solucionar el embrollo que había causado.
Amelia frunció el ceño, sintiendo que algo en la lógica de Yael no cuadraba, pero sin poder señalar exactamente qué era, simplemente asintió: “Ah.”
“No te preocupes, no va a pasar,” dijo ella.
Yael le sonrió: “Eso espero.
Luego miró a Dorian: “Entonces Sr. Ferrer, nosotros ya nos vamos. Tenemos mucho trabajo pendiente, no queremos interrumpir más.”
Él asintió: “Descansa.”
Amelia también asintió: “Cuidado en el camino.”
La siempre obediente Serena finalmente levantó la mano para despedirse de Yael y Frida: “Adiós padrino, adiós madrina.”
Al oír “padrino”, Amelia no pudo evitar mirar a Yael y Frida, sorprendida.
Frida se apresuró a aclarar: “No estamos juntos, eh, fue tu esposo quien lo decidió.”
Serena asintió también: “Sí, papá dijo que también podría tener un padrino y después de pensarlo, dije que estaba bien.”
Yael se contuvo mucho al mirar a Serena: “Pequeña, no tienes que forzarte.”
Los ojos grandes y redondos de Serena se fijaron en él: “Ah. ¿Entonces lo llamo Sr. Yael?”
Yael respondió: “Como prefieras.”
Serena insistió: “Entonces será Sr. Yael. Mi tía dice que solo puedo llamar padrino al novio de mi madrina.”
Yael carraspeó: “Quizás puedas seguir llamándome padrino.”
Dorian y Amelia lo miraron al mismo tiempo.
Frida también tosió fuerte: “Ejem.”
“Vámonos.”
Yael se despidió con calma de Dorian, Amelia y Serena, cerrando la puerta detrás de él.
“Este Yael, es algo extraño,” dijo Amelia, observando la puerta que se había cerrado.
Dorian se giró hacia ella: “¿Qué tiene de raro?”
“La cosa con Frida está rara,” dijo Amelia, “y lo que me contó hace rato sobre Elvia y Alejandro, también tiene sus inconsistencias, como que no cuadra lógicamente.”
“Así es él, siempre hablando y actuando de forma revuelta, no hay que tomarlo en serio,” respondió Dorian.