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Mi Frío Exmarido Capítulo 700

Capítulo 700

Al terminar de comer, Fabiana se disculpó para ir al baño un momento.

Cintia sonrió mientras veia alejarse a la chica, su sonrisa se mantuvo hasta que la figura de su amiga desapareció en la puerta del restaurante. Luego, su rostro volvió a adquirir una expresión de seriedad y ansiedad.

Agarró su celular con una mano temblorosa, lo desbloqueo y estaba a punto de usarlo cuando, como si temiera tocar algo aterrador, lo dejó caer de nuevo sobre la mesa. Respiró hondo varias veces intentando calmarse, pero no pasaron más de dos segundos antes de que su temblorosa mano se estirara de nuevo hacia el dispositivo.

Después de varios intentos por serenarse y con dedos aún temblorosos, abrió el navegador del celular y tecleó: “Número de teléfono de la Universidad de San Martín“. Al ver los números que aparecieron en la pantalla, se armó de valor y con manos aun temblando, marcó el número.

“¿Hola?, ¿podría decirme si en su universidad todavía trabaja un profesor llamado Patricio López?”

En el restaurante de al lado.

Amelia y Dorian acababan de llegar a la mesa que habían reservado cuando se encontraron con el Sr. Jacinto, quien también había venido.

Jacinto se sorprendió al ver a Dorian, luego le sonrió ampliamente: “¿Dorian? ¿Qué te trae por aquí hoy?”

Mientras hablaba, se acercó y le dio una palmada amistosa en la espalda como saludo, luego se giró hacia Amelia y sonriendo, le preguntó:

“¿Ustedes ya se conocen, verdad? Entonces, no necesito presentarlos.”

Amelia sonrió y negó con la cabeza: “No hace falta, ya nos hemos conocido.”

“Mejor así“, dijo Jacinto con una sonrisa. “De hecho, he estado pensando en presentarlos, pero Dorian siempre está tan ocupado que no quería molestarlo.”

Dorian sonrió: “Director, debería habernos presentado antes.”

Jacinto pareció sorprendido ý bromeando, le dijo: “¿No estoy soñando? ¿Dorian, siempre tan concentrado en su trabajo, pidiendo conocer a una chica? El otro día escuché al antiguo director y a tu tutor hablar sobre ti. decían que tu promoción era la más sobresaliente pero también la que más preocupaciones daba. Algunas parejas empezaron a salir abiertamente, incluyéndote a ti y a la chica con mejores notas de tu clase, creo que su nombre era Amelia.”

Dorian tosió levemente..

Amelia miró sorprendida a Jacinto: “¿Si?”

Su expresión de asombro hizo que Jacinto se sintiera complacido y mientras los invitaba a sentarse, comenzó a hablar: “Es sorprendente, ¿verdad? Parecían tan estudiosos y resulta que se atrevieron a tener un noviazgo a temprana edad.”

“¿Estaban saliendo?” Amelia no pudo evitar preguntar, mirando también a Dorian.

Era diferente a la información que ella había recibido.

Dorian la miró, luego sonrió a Jacinto: “Director, usted está comenzando rumores.”

Pero el hombre continuó sonriendo: “¿No es cierto? ¿No salían juntos? Tu tutor dijo que te veía en la puerta de la escuela todos los días, esperándola para irse a casa juntos, iban a clases juntos, estudiaban por la noche juntos. Estaba tan preocupado que pudiera afectar sus estudios o su estado emocional que no podía dormir. Finalmente, sin tener otra opción, los separó, poniendo a uno en un extremo del aula y al otro en el otro, para cortar de raíz ese brote de amor juvenil.”

Amelia no dijo nada.

Dorian miró a Jacinto con una sonrisa irónica: “Por favor, agradezcale de mi parte la próxima vez.”

Jacinto no captó la ironía y respondió sonriente: “Claro, se lo haré saber.”

Él también sonrió, tomó la mano de Amelia y dijo: “Permíteme presentarte formalmente a mi novia y futura esposa, Amelia.”

Jacinto se quedó sin palabras.

Sus ojos se abrieron de par en par mirándola: “¿Tú eres Amelia?”

Ella sonrió tímidamente y saludó: “Hola, Jacinto.”

“¿De verdad eres Amelia?” Jacinto todavía estaba en shock.

No solía seguir mucho las noticias del entretenimiento, pero había escuchado suficiente sobre los brillantes logros de los estudiantes Amelia y Dorian. No había sido su profesor, además era algo despistado para las caras; solo con un cambio de peinado ya no reconocía a nadie. No había asociado a la chica que tenía delante con la Amelia de la que todos hablaban en la escuela.

Dorian lo miró sonriendo: “Director, ¿no quiere tomarse una foto con una alumna tan destacada?”

“De todas maneras no voy a recordar su cara“, dijo Jacinto, aún confundido y sin poder evitarlo, miró a Amelia y preguntó, “¿No te llamas Elvia López?”

Temía haberse equivocado, así que mientras hablaba abrió la carpeta que había traído, revisando los bocetos del diseño del museo de ciencias. Pero el nombre de la diseñadora ya había sido cambiado a “Amelia“.

Jacinto frunció el ceño, completamente desconcertado.

“Antes sí me llamaba Elvia“, explicó ella con una sonrisa tímida, “pero también me llamo Amelia.”

“Entonces,” Jacinto seguía sin entender y miró a Dorian, “Si es tu pareja, ¿para qué querías su WhatsApp?”

“Es una larga historia“, dijo Dorian. “Cuando tengamos un momento, se la contaré con detalle. De todas formas, gracias.”

Era un agradecimiento sincero. Si no fuera por la convocatoria de diseños para el museo de ciencias de la escuela, quizás nunca hubiera sabido que Amelia seguía viva.

Ni Amelia ni él habrían sabido de la existencia del otro, y tal vez se habrían alejado cada vez más en sus

propios mundos.

“No me atribuyo ese mérito“, respondió Jacinto con una sonrisa, “Amelia es quien destaca por su talento, su obra sobresalió entre muchas otras y tú la notaste.”

“Es usted quien tiene buen ojo“, dijo Amelia, agradeciendo con cortesía.

Dorian también sonrió y agregó: “El talento de Amelia es una cosa, pero su visión como director es un factor muy importante. Brindemos por usted, a su gusto.”

Dorian ya estaba levantando su copa hacia Jacinto y con la otra mano le pasó un vaso de agua a Amelia, explicando con una sonrisa: “Amelia no está muy bien de salud, brindemos con agua en su lugar.”

“Me parece perfecto, tampoco estoy a favor de que las chicas beban alcohol en las reuniones“, dijo Jacinto, alzando su vaso junto con Dorian y Amelia, luego bebió de un solo trago.

Dorian invitó a todos a volver a sentarse y finalmente volvieron al tema de los diseños para el museo de ciencias.

Mientras Jacinto revisaba los bocetos, el teléfono de Amelia sonó. Era una llamada de Miranda.

Amelia vio que Jacinto seguía concentrado en los bocetos y se disculpó con una sonrisa: “Disculpe, voy a contestar una llamada.‘

Luego, le hizo una señal a Dorian con el dedo, indicándole su teléfono.

Él asintió: “Ve.”

Ella asintió, se disculpó de nuevo con una sonrisa hacia Jacinto y se alejó con el teléfono en la mano.

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