Capítulo 672
Dorian solo se limitó a sonreir suavemente: “Esa historia es larga de contar.”
Luego la miró: “Algún dia tendrás la oportunidad de saber, pero dejemos eso por ahora, no te preocupes por ello, ni lo pienses, ¿está bien?”
Su voz era suave y baja, casi como una súplica.
Ella no pudo rechazarlo y como no era de las que tenían mucha curiosidad, si él preferia que no indagara, no lo haria. Asi que asintió suavemente: “Está bien.”
Su sumisión y ternura hicieron que Dorian también sonriera y su mirada hacia ella se volvió aún más dulce, una dulzura que parecía traer de vuelta ese sentimiento que habia en el auto, como si a través de ella estuviera viendo a otra persona.
Esa mirada dejó a Amelia algo confundida, pero no preguntó más.
Eduardo y Carolina también notaron la mirada de Dorian, ese modo de ver a la persona frente a ellos como si mirara a través de ella a alguien más, y ambos fruncieron el ceño al mismo tiempo, pero no intervinieron.
Después del almuerzo, Eduardo llamó a su asistente tan pronto como regresó a su oficina y le dio instrucciones con un tono serio;
“Ve y averigua cómo se llama la chica que ha aparecido al lado de Dorian, de dónde viene.”
A pesar de que la mujer que estaba frente a él se parecia exactamente a Amelia, la extrañeza en su trato hacia él y el cambio en su actitud lo dejaban muy inquieto.
No era algo que se pudiera explicar simplemente con “amnesia“.
En su opinión, la noticia de que Dorian habia ofrecido una recompensa por buscar pistas sobre Amelia era de dominio público y todos sabian lo que ella significaba para Dorian. A un competidor le habría bastado con tener la intención de encontrar a una chica que se pareciera a Amelia y enviarla a Dorian, y si no podian encontrar a una, unos meses habrían sido suficientes para preparar una.
Con la actitud obsesiva de Dorian hacia Amelia, era poco probable que tuviera suficiente racionalidad para distinguir entre la verdad y la mentira.
Incluso si sabia que era falso, preferiria engañarse a sí mismo con una ilusión.
Eduardo temia que un competidor pudiera confundir a Dorian con una falsa Amelia.
Jesús también había estado con Eduardo en el comedor y había visto a Amelia, así que asintió y aceptó la tarea enseguida.
“Claro, voy a investigarlo ahora mismo.”
Investigar sobre Amelia no era difícil en ese momento.
Hace unos dias, para buscarla, Dorian habia encargado a Yael que contratara detectives privados para investigar a Alejandro y Amelia, así que la agencia de detectives ya tenía toda la información sobre ambos.
Jesús pronto obtuvo detalles sobre la situación de Amelia.
Esa noche, fue personalmente a la casa de Eduardo para informarle sobre la situación:
“La chica que se parece a Amelia y está con el Sr. Ferrer se registró en el hotel con el nombre de Elvia López y vino con el presidente del Grupo Terren; Alejandro. Se dice que es ahijada de la madre de Alejandro, Miranda. La gente ha visto cómo ella llama a Miranda ‘madrina‘ y que la mujer la cuida como si fuera su propia hija.”
Después de informar, Jesús le pasó a Eduardo las fotos que había recopilado.
En las fotos se veia a Amelia con Alejandro y Miranda entrando y saliendo del hotel juntos, pareciendo una familia de verdad.
Eduardo frunció el ceño: “¿Por qué me suena tanto ese nombre, Alejandro?”
“Es el chico de la familia Terrén que ha estado intentando obtener el Puerto Fantasía estos últimos años.”
Jesus le recordó, “Está dirigiendo el Grupo Terrén.”
Eduardo se llevó la mano a la frente y lo recordó: “Ah, es él.”
Su expresión se volvió seria en ese momento. Si eso era cierto, entonces la explicación de que la actual Amelia era una impostora tenía más sentido.
Justo entonces, Cintia bajaba las escaleras, recién salida de la ducha y con una mascarilla facial, caminando lentamente. Al ver a Eduardo y a su asistente con expresiones serias, no pudo evitar preguntar: “¿Qué pasa? ¿Qué ocurrió, por qué esas caras tan sombrías?”
“Nada.”
Eduardo le respondió brevemente sin girarse, sin que su expresión se suavizara lo más minimo, sino que parecia cada vez más preocupado.
Cintia no había visto a Eduardo asi desde hacía tiempo y movida por la curiosidad, se acercó y vio que tenía un montón de fotos en la mano. Asi que preguntó intrigada: “¿Qué es eso?”
Mientras hablaba, su mano se extendió hacia las fotos que sostenia su esposo. Al ver claramente la imagen de Amelia, el rostro de Cintia cambió bruscamente y miró a Eduardo con urgencia: “¿Por qué tienes estas fotos? ¿Amelia ha vuelto? ¿Sigue viva?”
Eduardo la miró con cierta perplejidad: “¿Por qué te sorprendes tanto? Si realmente estuviera viva, seria una buena noticia. Lo que me preocupa es que alguien haya encentrado a una impostora para confundir a Dorian.”
Cintia se detuvo, recordando su encuentro inesperado con Amelia en el centro comercial, algo que no le había mencionado a Eduardo ni queria hacerlo.
Desde el incidente, había notado un cambio en la actitud de su esposo hacia Amelia; mencionarla podría llevarlo a buscar la verdad a toda costa.
Ella no esperaba ni quería que aquella mujer fuese Amelia, prefería creer que habia sido un error de su vista.
Cuando Amelia la vio, aunque parecía perpleja, no tuvo la reacción que esperarias al ver a alguien conocido. En ese momento, Cintia estaba demasiado conmocionada para pensar en las razones, solo sintió que algo no estaba bien. Ahora, con el comentario de Eduardo, finalmente entendió lo extraño de la situación.
Amelia la había mirado como si fuese una desconocida.
*¿Estás diciendo que ella es una impostora?”
Cintia miró a Eduardo incrédula, sintiendo que esa era una explicación lógica, asi que sintió un alivio
Eduardo suspiro: “Aún no estoy seguro, solo tuve un breve encuentro con ella hoy. No hablamos mucho antes de que Dorian…”
“¿La viste? La voz de Cintia se agudizó, interrumpiéndolo, “¿Está con Dorian?”
Extrañado por su reacción, Eduardo la miro: “¿Por qué te sorprendes tanto?”
Ella se arrancó la mascarilla de la cara: “¿Cómo no voy a sorprenderme si alguien que está muerta hace meses aparece de repente?”
A Eduardo le pareció un buen punto, aunque no le gustó que usara la palabra “muerta“, funció el ceño, pero no la corrigió, solo compartió su preocupación:
“¿Cómo me voy a preocupar si no estuviese con Dorian? La encontré hoy en la cafetería de la empresa, me miró sin reconocerme, fue como si no me hubiera visto nunca antes. Su personalidad también era diferente, no tenia la frialdad y la agudeza de los últimos años, parecia más inocente y amable, como cuando se casó con Dorian. Algo no está bien, pero ella dice que perdió la memoria.”
“No es tan fácil perder la memoria.”
Cintia lo desechó sin pensarlo dos veces, no crela en esa excusa: “Prefiero considerar la situación que te preocupa, espero que no sea una impostora.”
Si era una impostora, al menos no habría nada de qué preocuparse.