Capítulo 648
Dorian volvió a posar su mirada en el rostro de Amelia, en su mente aún resonaban las palabras finales de Alejandro sobre su resistencia a recuperar el pasado.
Recordó la infancia perdida de ella, la descripción de Fausto Soto cuando la encontro:
“Ella era un encanto desde pequeña, una niñita que inspiraba ternura, linda con sus mejillas rosadas. Debió tener unos cinco o seis años, en pleno invierno, sola al aire libre, con su carita azulada del frio, pero sin llorar, simplemente acurrucada abrazando sus rodillas, con esos grandes ojos oscuros llenos de miedo fijos en mi, sin gritar. Cuando me acerqué, me preguntó con una vocecita débil: ‘Señor, ¿ha venido a llevarme a casa?”
El frio le causó varios problemas, luego vino una pulmonia, estuvo con fiebre durante dias. Cuando desperto, estaba confundida y no recordaba nada, solo a mi. Tenia tanto miedo de quedarse sola que se aferraba a mi ropa, como si temiera que la dejara atrás. A pesar del dolor, las constantes inyecciones y análisis, ella nunca lloraba, solo se le formaban lágrimas en los ojos, pero no se permitia llorar, era desgarrador.”
Recordó la carta que ella le había dejado, diciendo: “Fui adoptada, mi madre no queria quedarse conmigo, solo me conservaron porque le supliqué a mi padre entre llantos. Tengo un hogar, pero a la vez no lo tengo. Desde pequeña siempre quise sentir el amor, ya fuera de una familia o de un esposo. Siento que uno debe experimentar aquello que nunca ha tenido, por eso quizás siempre he estado demasiado obsesionada con la idea del amor.”
La pérdida de su memoria habia borrado todos los recuerdos de Amanda, los momentos más felices y luminosos de su vida. En su memoria, solo quedaba una infancia opaca y sin amor, una existencia breve donde se sentia rechazada y despreciada, hasta la opresión dentro de su matrimonio y la desaprobación de sus suegros.
Aunque la llegada de Serena habia añadido un poco de brillo a su vida, solo había estado con ella por menos de dos años, un tiempo demasiado breve en comparación con dos décadas de no sentirse amada, opacado por la abrumadora desdicha que la habia aplastado.
Mirando la tranquila expresión de Amelia dormida, Dorian habló con voz ronca.
“Si olvidar el pasado te hace un poco más feliz, entonces no trates de recordarlo.”
No pudo evitar pensar que perder la memoria era parte de su renacimiento, un nuevo comienzo para ambos.
Durante el largo tiempo después de su divorcio, no habian logrado reconciliarse.
Ella tenía sus propios temores y aspiraciones de un mundo más amplio, además él tenia problemas familiares sin resolver.
Incluso la carta que decidió enviarle antes del accidente, donde hablaba de reconciliarse, no era una decisión de corazón, sino su resignación ante un destino ineludible y el deseo de no abandonar a su hija.
Ahora, olvidarlo todo y empezar de nuevo podría ser una oportunidad para ambos.
Él recordaria el pasado por los dos.
Dorian tomó suavemente la mano de Amelia que estaba debajo de las cobijas.
La sensación real bajo su palma finalmente le dio la sensación de que ella habia vuelto,
Después de un dia de caos y confusión, finalmente pudo sentarse a mirarla tranquilamente.
La observaba casi con avidez, sin querer dormirse ni permitirse el lujo de hacerlo.
En los últimos meses, había experimentado demasiadas veces la ilusión de ver a Amelia ante él, solo para que desapareciera cuando intentaba tocarla.
Aunque la sensación de su mano era cálida y real, todavia sentia un miedo persistente que le hacia temer despertar y descubrir que todo habia sido un sueño.
Dorian pasó la noche casi sin dormir con esta mezcla de emociones, solo al amanecer logró descansar un poco.
Amelia despertó justo cuando él se habia dormido y al abrir los ojos se encontró con el rostro cercano de Dorian, se sorprendió, luego se dio cuenta de que su mano estaba firmemente sujeta en la suya.
Capitulo 648
Ella trató de mover su mano y como si fuera un reflejo condicionado, sintió que la presión en su palma aumentaba, aunque él no mostraba signos de despertar.
Ese espasmo muscular parecia delatar el miedo a que ella se fuera de nuevo.
Amelia no pudo evitar mirar a ese hombre tan atractivo, que le resultaba a la vez extraño y familiar, ante el cual no podía más que sentir respeto.
Dorian simplemente reposaba la cabeza en su mano, con los ojos cerrados, tomando una siesta. Sus rasgos profundos y bien definidos perdian algo de la intensidad y la calma fria que tenia al estar despierto, su presencia se volvía más suave y apacible, pero su aura seguia siendo poderosa.
Su nariz era recta y su boca tenía el grosor perfecto, esbozando una expresión de distancia y desapego intelectual.
Amelia no podia imaginarse cómo sería casarse y tener hijos con un hombre de un temperamento tan distante.
Recordó que el día anterior le habia preguntado cómo iniciaron su relación y él le dijo que la había llevado a casa después de una reunión de compañeros de escuela y que una cosa llevó a la otra. Dijo que había sido un impulso del momento, Amelia intentó imaginarlo perdiendo el control bajo esa pasión, pero le resultaba imposible.
El hombre frente a ella parecia tan ajeno al deseo carnal como la luna a la luz del día.
Quizás fue su mirada intensa la que lo despertó, porque de repente Dorian abrió los ojos.
Amelia se vio atrapada en su mirada profunda, sin tiempo de escapar.
Justo cuando pensaba en su explicación apresurada de cómo habían terminado juntos, al encontrarse con su mirada, se sintió un poco avergonzada.
“¿Ya… ya despertaste?”
Incluso su saludo sono inseguro.
“Si.” Dorian se enderezo y la miró. “¿Por qué despierta tan temprano?”
“Dormi lo suficiente.” Habló en un susurro, intentando mover su mano, aún apresada por él.
Su otra mano estaba firmemente abrazada por Serena en su regazo.
No sabía cuándo se había acurrucado la pequeña junto a ella, agarrando su brazo mientras dormia profundamente.
Amelia tenia el brazo entumecido por haber sido abrazado tanto tiempo, pero no se movia, no queria despertar a Serena.
