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Mi Frío Exmarido Capítulo 644

Capitulo 644

Serena vaciló un instante antes de asentir y volver a abrazar fuertemente a Amelia.

Ella le correspondió con igual fuerza, sus brazos temblaban ligeramente, pero en el fondo se sentia perdida y confundida No había pasado por alto el miedo en la mirada de Serena cuando le escuchó decir “ya no duele“, esa ansiedad por acercarse y al mismo tiempo el temor, como si pensara que ella era su madre pero también que no lo era.

La ausencia de recuerdos la hablan dejado sin pistas de cómo era antes, de qué relación tenia con Serena, lo que la hacia sentirse aun mas desorientada y ansiosa.

Con esfuerzo, intentaba que Serena no percibiera su desconcierto, abrazándola con una determinación fuera de lo

común.

El sollozo de Serena fue disminuyendo lentamente con el abrazo, pero sus pequeñas manos segulan aferradas a ella sin soltarla.

Amelia también la abrazaba fuerte, su mejilla rozaba inconscientemente la de Serena y al levantar la vista fue cuando vio a Frida, con los ojos hinchados y llenos de reproche.

Frida seguia llorando, sus ojos estaban tan inflamados como nueces y no podía controlar sus emociones. Todavia estaba parada en el mismo lugar, con una mirada que mezclaba alivio y reproche, como si sintiera que Amelia las habla abandonado.

Amelia ya no la recordaba, pero por alguna razón, al ver esos ojos, las emociones que había intentado controlar volvieron a surgir y sus propios ojos se llenaron de lágrimas mientras un sollozo se atoraba en su garganta.

Frida, al ver que Amelia finalmente la miraba, empezó a hablar entre sollozos: “¿Dónde te hablas metido? ¿No sabes que todos pensábamos que te hablas…? Si seguias viva, ¿por qué no nos llamaste?”

“Yo…”

Amelia queria decir que no recordaba, pero lo único que logró fue un sollozo, el torbellino de emociones en su gargantal le impedia hablar con normalidad.

“Volvamos a la habitación,” intervino Dorian, ayudando a Amelia y a Serena a levantarse.

Yael con los ojos también enrojecidos, se dio cuenta tarde de que seguían en la entrada del baño de mujeres y dijo apresuradamente con una sonrisa: “Si, hablemos de esto en la habitación.”

Aunque su voz era temblorosa, se movió con agilidad para dejarles pasar.

Dorian, preocupado por el fisico evidentemente más delgado de Amelia, extendió su mano hacia su hija: “Serena, ven, you te cargaré.”

Para su sorpresa, Serena, que ya se había calmado, comenzó a negar con la cabeza en un gesto de pánico, aferrándose aún más fuerte al hombro de su madre.

Tocada por la reacción de Serena, Amelia la apretó más fuerte y le dijo a Dorian: “Yo la llevo.”

Él miro con preocupación su delgada figura y asintió levemente, pero aun así extendió su mario para sostener las caderas de Serena, ayudando a aliviar parte del peso.

Cuando regresaron a la habitación, Dorian vio que tanto Amelia como Serena tenían los ojos rojos e hinchados. Después de acomodarlas, fue por una toalla al baño,

Serena se aferraba a Amelia como un koala, sin querer bajar, con los ojos rojos e hinchados por el llanto.

Frida no pudo contener sus emociones y dio un paso adelante para abrazar fuertemente a Amelia, incluyendo a Serena en el abrazo,

“Me asustaste a muerte, ¿lo sabes?” Frida comenzó a hablar y no pudo evitar llorar de nuevo, “Pensé que nunca volveria a verte, no tienes idea de lo que hemos pasado estos meses, ¿por qué no podías hacer una llamada o si no podias llamar, mandar un mensaje o algo…?”

Sus quejas se convirtieron en sollozos incontrolables y Serena, que acababa de calmarse, no pudo evitar llorar de nuevo,

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mirándola con una gran tristeza.

“Lo siento, yo… no sé… no recuerdo…” balbuceo Amelia, con su voz entrecortada por el llanto, la fuerte reacción de Frida y Serena solo profundizaba su desconcierto.

Se sentía muy triste, pero la pérdida de memoria le impedia empatizar con Frida, por eso se sentia aún más culpable e inadecuada.

Dorian ya estaba de vuelta con una toalla callente en la mano, viendo a Frida abrazar a Amelia y Serena con un entusiasmo que rayaba en la imprudencia, se acercó para separar a Frida.

“Amelia todavía no se ha recuperado del todo, controlate un poco.”

Mientras hablaba, su mano con la toalla se extendió naturalmente hacia el rostro de Amelia, con la intención de limpiarle

la cara.

Pero Amelia aún no podia aceptar su cariño de la misma manera que aceptaba el de Serena y su cuerpo reaccionó antes que su cerebro, esquivando la toalla que se acercaba a su rostro con un leve giro de cabeza hacia un lado.

Dándose cuenta de que había vuelto a realizar un movimiento instintivo de evasión, se sintió un tanto culpable y dijo en voz baja; “Yo… yo puedo hacerlo.”

Dorian le ofreció una sonrisa leve y le pasó la toalla: “Claro.”

Frida no se perdió la sutileza en el intercambio entre ellos.

Aunque Amelia y Dorian siempre habian sido algo distantes, esa distancia solia ser una especie de reserva medida y cortés, con un contacto físico que todavía se sentía natural. Ahora parecía más como la distancia entre extraños.

Frida frunció el ceño con curiosidad y luego miró a su amiga.

Después de limpiarse brevemente los ojos, Amelia dejó la toalla y al ver que Frida la observaba, le sonrió incómodamente.

El ceño de Frida se frunció aún más, sintiendo absurdamente como si Dorian hubiera encontrado una Amelia falsa para hacerse pasar por la verdadera Amelia. Su mirada inquisitiva se volvió inevitablemente hacia Dorian.

Aunque la Amelia de enfrente tenía los mismos rasgos y los mismos gestos, la forma en que la miraba era desconocida.

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