Capítulo 637
“Es Amelia“, finalmente Dorian habló ante la sorpresa e incredulidad de Yael. “Amelia se golpeó la cabeza cuando cayó, olvidó a las personas y lo que le había pasado.”
Por un instante, la mente de Yael quedó en blanco, solo una frase resonó en su cabeza: “¡Es Amelia!”
¡Es Amelia!
¡No podia ser que fuese Amelia!
¡Amelia seguia viva!
¡Ella en verdad seguia viva!
La emoción lo inundo de golpe.
De repente, Yael sintió que sus ojos se humedecian y sin poder creerlo, le dijo a Amelia: “Sigue viva, en verdad sigue viva, qué alegria…”
Sus palabras empezaron a atropellarse y su garganta se cerró con la emoción, mientras su nariz se tornaba sensible sin poder evitarlo.
Nunca habla pensado que Amelia pudiera tener la posibilidad de volver.
Había pasado mucho tiempo, ella habla caldo de un lugar tan alto al rio, en medio de la noche de invierno y con la cabeza herida. La policia y los equipos de rescate habian buscado sin cesar, ofrecieron una recompensa de millones y aun así no encontraron ninguna pista. Ahora, después de descubrir un cadáver en el mar que parecia ser ella, no se atrevia a imaginar que hubiera alguna posibilidad de que Amelia estuviera viva.
A diferencia de Dorian, que sufria por la pérdida de su amor y se negaba a aceptar la realidad, Yael, como un tercero, era un poco más lúcido y racional
Después de tantas esperanzas y decepciones acompañando a Dorian, ya no creia posible el retorno de Amelia.
Nunca imaginó que en su vida volvería a verla, a una Amelia viva.
Quizás ver el sufrimiento de Dorian, Serena y Frida por la pérdida de Amelia durante esos meses y ahora encontrarla de repente viva frente a él, hizo que la sorpresa y la incredulidad le apretaran aún más la garganta y sus ojos se enrojecieran.
Amelia se sintió conmovida por la reacción genuina de Yael.
Aunque todavía le parecia un extraño, la sorpresa y sinceridad que él mostró al verla le provocaron una sensación calida en el corazón.
Bajo esa cálida emoción, no pudo evitar sonreirle ligeramente.
Su sonrisa era mucho más cálida y amistosa que la cortesia desconcertada de antes.
Yael también le devolvió una gran sonrisa.
“¡Bienvenida a casa, Srta. Amelia!”
Le dijo, con la voz un poco quebrada y los ojos todavía húmedos, pero con una sonrisa sincera en sus labios y en su mirada.
“Gracias.”
Amelia también sonrió en agradecimiento. La frase “bienvenida a casa” aún le resultaba extraña, pero la reacción de Yael al verla le hizo sentir un poco más real aquella chica del pasado de la que Dorian le hablaba.
En ese momento, Yael no podia pensar en nada más; estaba ansioso por compartir la gran noticia con todos.
Sabla que Dorian seguramente aún no lo había hecho.
Estaba completamente absorto en Amelia.
Desde que vio a Amelia hasta que ella se desmayo y la llevaron al hospital, seguramente estaba ocupado con los
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exámenes médicos y consultando a los doctores sobre su estado de salud. No tenía tiempo para informar a los demás de que Amelia seguía viva.
“Tal vez todavía no hayan cenado, voy a comprarles algo para comer“, dijo Yael. “Y de paso…”
No terminó la frase, pero su mirada inquisitiva se dirigió a Dorian.
Él asintió levemente: “Ve y haz lo que tengas que hacer.”
“De acuerdo“, respondió Yael con alegria, luego se despidió de Amelia: “Entonces, Srta. Amelia, descanse. Voy a ordenar la cena para ustedes. Usted y el Sr. Ferrer pueden hablar tranquilos. Estoy tan feliz que no quiero Interrumpirlos.”
“No hay problema, yo…”
Amelia comenzó a hablar instintivamente. No estaba demasiado comoda estando a solas con Dorian: tener a otra persona en la habitación la hacía sentir más a gusto.
Pero Yael, como si no la hubiera escuchado, le hizo una señal de despedida con la mano: “No se preocupe, hablen.” Dijo eso último sin esperar respuesta y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
Amelia se quedó en silencio.
Apenas Yael salió de la habitación del hospital, sacó su celular con una prisa que no podia disimular y llamó a Frida.
“¿Dónde estás ahorita?”
