Capítulo 628
Julián observaba con preocupación la retaguardia de Dorian y Yael alejándose, luego se volvió hacia Alejandro. “Señor Terrén?”
Alejandro levantó la mano, deteniendo lo que Julián estaba a punto de decir.
“Si quieren buscar, que busquen,” dijo Alejandro. “Arbolada puede ser el reino de Dorian, pero el crucero es nuestro territorio. Da la orden de que, sin mi permiso, nadie puede usar los equipos de video a bordo.”
“Además, envia un mensaje a todo el personal y los turistas a bordo, avisándoles que al parecer hay un grupo de estafadores sueltos. Estamos colaborando con la policia en la investigación y no podemos zarpar por el momento. Pideles que esperen con paciencia y que no crean en rumores relacionados con dinero.”
Julián asintió, entendiendo al instante. “Bien, me encargo de eso ahora mismo.”
Dicho eso, se retiró rápidamente.
Alejandro permaneció en su lugar, su mirada todavía fija en la dirección por la que Dorian había desaparecido, tranquila y distante.
Era simplemente una carrera de resistencia en el juego psicológico de la tenacidad.
Pero en ese tema, evidentemente, tenía una ventaja.
Aunque ambos estaban buscando a alguien, al menos Elvia estaba viva.
Para Dorian, el destino de Amelia era incierto. Su realidad era un tira y afloja constante entre la esperanza y la desesperación, desgastando su espiritu.
Ambos eran zorros viejos en el mundo de los negocios y Alejandro sabia muy bien que, incluso si le entregaba a Amelia a Dorian voluntariamente, Dorian podria ceder en la cooperación del puerto por gratitud, pero nunca renunciaría al puerto por ello.
Ahora que Elvia estaba involucrada, cada uno conocía el punto débil del otro y no iban a ceder fácilmente.
Además, Amelia, una vez despierta, no mostró deseo alguno de recordar su pasado.
Alejandro no podía imaginar qué tipo de pasado terrible habria vivido una persona para, incluso después de perder la memoria, elegir instintivamente empezar de nuevo.
En ese asunto, respetaba completamente la decisión de Amelia.
Alejandro sacó su teléfono con calma y la llamóȧ.
La llamada fue respondida en poco tiempo.
“¿Dónde estás?“, preguntó Alejandro. “Necesito verte.”
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Amelia acababa de entrar al centro comercial cuando la llamada de Alejandro la tomó por sorpresa..
“Estoy en el centro, ¿qué pasa?“, preguntó confundida.
“Vuelve aqui,” dijo Alejandro. ‘Necesito hablar contigo.”
Amelia echó un vistazo al reloj, pensando que también tenía asuntos que discutir con Alejandro, así que asintió. “Bueno, iré en un momento.”
“Ven ahora,” insistió Alejandro. “O voy por ti. ¿Dónde estás?”
“Estoy en el centro,” dijo Amelia. “Prometi llevar una maleta a mi madrina esta mañana y me retrasé. Pensé en
aprovechar el tiempo libre para echar un vistazo.”
“Quédate ahi, no te muevas. Voy por ti. Es algo importante, dijo Alejandro, colgando el teléfono.
El tono de ocupado sono en el otro extremo de la linea y Amelia miró su teléfono confundida, sin comprender la gravedad en la voz de Alejandro.
El centro comercial seguia bullicioso y animado, pero cada turista que pasaba estaba mirando su teléfono o discutiendo
Capitulo 625
algo con sus acompañantes, con una expresión más seria que antes, muy diferente a la relajada comodidad de momentos previos.
Amelia frunció el ceño sin entender.
El centro comercial a bordo era de lujo y siendo la hora de descanso de la tarde, estaba lleno de gente paseando, un mar de personas. Pero parecia que una atmósfera de tensión que no era común se esparcia entre la multitud, aunque debajo de esa tensión habia más curiosidad.
Sin comprender, guardó su teléfono, pero no sin antes ver un mensaje de alerta contra estafas enviado por el servicio de atención al cliente del crucero.
El contenido del mensaje era muy serio, hablaba de la aparición de una presunta banda de estafadores a bordo del barco, que estaban cooperando con la policia en la investigación y que el barco no podia zarpar por el momento. Pedian mantenerse alerta, no creer en rumores que tuvieran que ver con buscar a alguien u ofrecer trabajos que involucraran dinero, para evitar ser engañados y perder bienes. Pero aseguraban que el personal de seguridad del barco garantizaria la seguridad de todos tanto a nivel personal como de sus pertenencias, que no había que preocuparse.
Los transeuntes que pasaban por ahí también discutian sobre ese aviso via mensaje, sintiéndose inquietos y curiosos. pero la mayoría entendia la situación. Que el barco zarpara o no, no les afectaba tanto, su mayor preocupación era ser el blanco de estafadores.
Amelia, por su parte, no estaba tan preocupada por ese tema, pero si sentía alivio porque el mensaje explicaba por qué el barco que se suponía iba a zarpar habia pospuesto repentinamente su viaje.
Sin darle muchas vueltas ni esperar a que Alejandro la encontrara, se dirigió a la zona de servicio de equipaje, con la intención de comprar lo que necesitaba rápidamente y regresar a descansar.
La experiencia de compra a bordo era excelente, después de pagar, los productos seleccionados eran entregados directamente en las habitaciones de los turistas, según el número asignado, para no afectar su experiencia de compras y ocio.
Dorian salió del restaurante en el último piso y también se adentró entre la multitud.
El piso por el que caminaba era una combinación de tiendas y áreas de descanso de restaurantes, justo debajo del último piso y donde más gente se congregaba.
Mientras caminaba, no podia evitar mirar a la gente alrededor.
Pero en la zona de ocio, predominantemente joven, no vio ninguna cara conocida.
El crucero, siendo un castillo en movimiento, era grande y habia mucha gente. Si la administración del barco no tomaba la iniciativa de compartir información, encontrar a una persona no era fácil. Además, tenía varios miles de camarotes a bordo, espacios privados que nadie podia irrumpir sin permiso.