Capítulo 616
Termino de hablar y no pudo evitar mirar preocupado hacia su jefe.
Dorian, cuyo rostro raramente mostraba enojo, permaneció impasible.
“¿Sr. Ferrer?” Yael no pudo evitar volver a llamarlo con ansiedad.
“Ya sé, puedes irte.” Finalmente respondió.
“Entonces, ¿sobre la celebración del aniversario del Colegio Secundario de Arbolada de mañana?” Yael vacilo, “¿Quizás debería avisarle a Jacinto que no se siente bien y que no irá?”
“No es necesario,” Dorian se giró ligeramente, su mirada ya atravesando la sala hacia una fotografia de Amelia en el escritorio. “Estaré alli a tiempo.”
“Está bien.” Respondió su asistente en voz baja, “Marta ya le preparó algo de comida, ¿por qué no come algo primero?”
“No tengo hambre.” Dorian lo interrumpió, “Vete ya.”
“Pero…” Yael miró con inquietud hacia su pálido y cansado rostro, “Su salud”
“Vete “a.”
Con eso, Dorian ya habia cerrado la puerta.
Se dirigió hacia la fotografia de Amelia.
Sus dedos acariciaron suavemente sus serenas y tiernas facciones, recordando aquel cuerpo inflado e irreconocible en la morgue, era como si una garra invisible desgarrara locamente el agujero abierto en su pecho, causándole un dolor que atravesaba su ser con cada respiración.
“Amelia.”
La llamó suavemente, con la voz ronca.
Pero ese llamado parecia desgarrar todas las heridas, abriendo una herida sangrante que lo dobló de dolor.
Los objetos sobre el escritorio se desplomaron al suelo en un estrepito, sorprendiendo a Yael que estaba a punto de irse. Alarmado, regresó, pensando en llamar a la puerta, pero su mano levantada se bajó lentamente.
*Sr. Ferrer, estaré afuera si me necesita.” Al final, solo pudo hablarle a Dorian a través de la puerta.
“Vale.”
La áspera respuesta vino desde adentro y el asistente se sintió un poco más tranquilo.
Dorian no miró las páginas esparcidas por el suelo, solo miraba fijamente el álbum de Amelia que habia sido accidentalmente volteado.
El álbum estaba al revés, escondiendo el rostro de Amelia.
Dorian lo miró atónito durante un buen rato, finalmente extendió la mano y lo recogió.
En el álbum, Amelia aún sonreía con dulzura y serenidad, inmune al paso del tiempo y a cualquier fuerza externa. Dorian continuó mirando la fotografía sin moverse.
En el teléfono caido en el suelo, Amelia le habla enviado un mensaje.
“Sr. Ferrer, ¿le va bien revisar el boceto de diseño que le envié esta tarde? Ya hice las modificaciones y agregué el corredor cultural como me pidió. Echele un vistazo y cualquier cambio que necesite, aviseme.”
Junto con el mensaje, habla enviado un boceto de diseño modificado.
Cuando sono la notificación de WhatsApp en el teléfono, Dorian no mostró ninguna reacción, ni siquiera miró el móvil Se apoyó contra la pared y se sentó lentamente, luego cerró sus oscuros ojos. Sostenia firmemente la fotografia de Amelia y no se movía.
Permaneció sentado en ese lugar durante toda la noche.
Amelia también esperó toda la noche.
Habla enviado un diseño a Dorian durante el dia, pero no había recibido respuesta.
El dia anterior, despues de regresar de la escuela, se desveló para terminar la revisión del diseño y se la envió a Dorian antes de terminar su jornada laboral, para no retrasarlo después del trabajo. No esperaba que no respondiera.
Preocupada de que estuviera demasiado ocupado para notarlo, le envió un mensaje recordatorio por la noche, pero hasta ahora, no había ninguna respuesta del lado de Dorian.
Amelia sentia una especie de desazón que no podía definir, quizá porque habla puesto demasiadas esperanzas en su trabajo, Después de enviar el diseño el día anterior, se encontró revisando su teléfono móvil una y otra vez, incapaz de controlar su ansiedad. Esa mañana se despertó temprano y lo primero que hizo fue buscar su teléfono, con la esperanza de ver alguna respuesta de Dorian.
Pero no había nada. Ni una sola palabra.
Amelia no tenia idea de lo que estaba pasando por la cabeza de Dorian y no le parecia correcto insistir con más mensajes.
A través de sus breves interacciones, había conseguido entender la postura de Dorian respecto a los diseños: si le interesaban, se pondría en contacto con ella; si no, probablemente no volvería a saber de él.
No sabia como sentirse al respecto, pero después de haber sido ignorada una vez, ajustó rápidamente su actitud.
No se preocupó más por si Dorian le respondia o no. En lugar de eso, se levantó, se aseo como de costumbre y salió al desayunar algo. Justo cuando estaba llegando al ascensor, casi chocó con un hombre que salia de prisa.
El hombre parecía apurado y no estaba prestando atención por donde iba, siguiendo el flujo de la gente hacia la salida con pasos largos.
Amelia ya habla esquivado, pero su movimiento fue un poco lento y el hombre alto y apurado se chocó contra ella.
“Lo siento,” dijo por instinto, ofreciendo una