Capitulo 601
Recién había vuelto de la sala de juntas.
Esa mañana, al llegar a la empresa, se fue directo a una reunión y para su sorpresa, al terminar, la otra parte aún no habla respondido su mensaje.
Dorian echo un vistazo al reloj en su pantalla de computadora; ya pasaban de las diez.
Si la noche anterior no habla ingresado a WhatsApp por ser fin de semana y dia de descanso, a esa hora ya debería estar en linea.
¿La otra parte no respondía porque no lo reconocía o no queria responder?
Mientras la duda se agolpaba en sus oscuros ojos, Yael ya estaba tocando la puerta para entrar.
“Sr. Ferrer, el Sr. Terren desea verlo.”
Dorian lo miró: “¿Alejandro?”
“Si, dice que pasaba por aqui cerca y quiso aprovechar para visitarlo.” Yael anunció. “Está en la sala de espera.”
Dorian fijo su mirada en él, frunciendo ligeramente el ceno.
¿Alejandro visitaba a esa hora con la intención de buscar directamente a Elvia en la empresa, o se habia enterado de que Elvia habla tomado el proyecto de diseño del Museo de Ciencias del Colegio Secundario de Arbolada?
Mientras la duda daba vueltas en su mente, se dirigia hacia la puerta.
“Ire a verlo.”
“De acuerdo.” Yael se giro para seguirlo.
“Además,” dijo Dorian sin detenerse, “contacta a Jacinto y dile que hable con la diseñadora. Dile que si realmente está interesada en colaborar, pero no deja su número personal, ni responde en WhatsApp. ¿como vamos a comunicarnos para trabajar?”
“Entendido.”
Yael asintió y sacó su teléfono rápidamente para llamar a Jacinto.
No se habla imaginado que la diseñadora se haría tanto de rogar; con un par de mensajes rechazados asi sin más.
El dia anterior se podia justificar por ser fin de semana y que no miraba el teléfono de trabajo, pero ya estando en el trabajo, era poco probable que no viera el móvil.
No le gustaría colaborar con alguien que se hacia de rogar incluso para un contacto normal, quería evitar retrasos por no encontrar a la persona más adelante.
Dorian, por costumbre, no darla una segunda oportunidad.
Pero si le pedía que contactara a Jacinto, evidentemente aún esperaba poder tener un contacto más directo con la
diseñadora.
Evidentemente, el curriculum detallado que había revisado la noche anterior no había sido suficiente para convencer a Dorian, incluso después de que Jacinto le había enviado el curriculum con foto de la diseñadora, y el mismo habia investigado a fondo el curriculum de Elvia, coincidiendo con la información que Jacinto le habia proporcionado.
Yael no entendia la persistencia de Dorian, pero como ya habla recibido la orden, aunque estuviera insatisfecho con la diseñadora llamada “Elvia“, tenia que seguir adelante.
El teléfono de Jacinto sono brevemente antes de ser contestado.
“Sr. Jacinto.” Yael mostró su sonrisa habitual intercambiando cortesias antes de llegar al meallo de la cuestión. ¿Seria posible que la diseñadora que usted recomendo respondiera los mensajes en WhatsApp? Sin número de teléfono personal y sin responder en WhatsApp. ¿cómo vamos a comunicarnos para trabajar?”
Jacinto parecia sorprendido: “Ella no le respondió?”
“No solo no me respondió, tampoco le respondió al Sr. Ferrer.” Yael estaba algo molesto, pero mantuvo la sonrisa, “Si ya estamos teniendo estos inconvenientes antes de empezar a colaborar, imaginese lo dificil que será avanzar en el trabajo si no podemos encontrar a la persona. ¿No cree?”
“Si, claro.” Jacinto también se unió a la risa tranquilizadora de Yael, “Probablemente no se conectó ayer por ser fin de semana. No se preocupe, voy a hablar con la diseñadora y luego le devuelvo la llamada.”
“Perfecto, le agradezco, Jacinto.”
Yael colgó el teléfono y se apresuró a alcanzar a Dorian, que ya se habia alejado.
“Jacinto dice que cuando hable con la diseñadora, nos devolverá la llamada,” informó en voz baja.
Su jefe simplemente murmuro un “vale” y entró en el ascensor.
Jacinto c
colgó el teléfono con Yael y de inmediato hizo una llamada de voz a Amelia.
Amelia acababa de tomarse una pastilla para el resfriado y se estaba preparando para echarse una siesta reparadora cuando vio que Jacinto le había hecho una llamada de voz. Un poco confundida, frunció el ceño y contestó el teléfono:
“Hola, Sr. Jacinto.”
La voz ronca y clara de Jacinto la sorprendió y titubeando, la llamó: “¿Señorita Elvia?”
“Soy yo,” dijo Amelia con cierta disculpa, “lo siento, Sr. Jacinto, me resfrie anoche y tengo la garganta un poco ronca.”
“No te preocupes, Señorita Elvia, cuidate.” Jacinto contestó con una sonrisa antes de entrar en materia, “Mira, se me olvido decirte ayer que ya le pasé tu WhatsApp al exalumno distinguido que donó el museo de ciencias, se llama Dorian y tiene un asistente llamado Yael. Ellos están manejando esto. Checa si te escribieron en WhatsApp, para que les respondas.”
Amelia recordó de golpe los dos mensajes que había recibido el dia anterior y se sintió un poco avergonzada al dejar escapar un leve “ah” de sus labios. Luego añadió apologética: “Disculpa, Sr. Jacinto, ayer me sentia mal y no presté mucha atención al teléfono, no esperaba que fueran ellos.”
“La culpa es mia por no haberte avisado con tiempo.” Jacinto también se sintió algo apenado por no haberle explicado la situación a Amelia y que Dorian y Yael la malinterpretaran, “Checa si puedes responderles ahora y luego hablamos.”
“Está bien, gracias por todo, Jacinto.”
Amelia colgó, abrió WhatsApp y revisó los mensajes.
Cuando vio nuevamente el familiar “Soy Dorian“, no pudo evitar congelarse por un momento y sus dedos temblaron ligeramente sobre la pantalla del móvil. Cada vez que trataba de responder, dudaba y se detenia en el aire, mirando fijamente las palabras “Soy Dorian“.
No sabia qué le pasaba, pero ese sentimiento de vacio mezclado con una tristeza profunda y una nostalgia latente volvia a apoderarse de ella.
Respiro hondo, tratando de calmar la ansiedad que se habla acumulado sin darse cuenta, y desvió la mirada hacia la
ventana.
El clima hoy también estaba sombrio, con una llovizna fina mezclada con un viento frio que calaba hasta los huesos. nada que ver con los dias soleados que había tenido al llegar a esa ciudad.
Jacinto, preocupado por si lo habia olvidado, ya le habia enviado un mensaje por WhatsApp: “¿Ya les respondiste? Avisame cuando lo hagas.”
El sonido de notificación de WhatsApp la hizo volver en si y volvió su atención al teléfono.
La insistencia de Jacinto la sacó de ese estado de melancolia, cuando la razón volvió a tomar control, evitó mirar las palabras “Soy Dorian“, abrió el chat de Yael escribió un mensaje: “Disculpe, no sabla que usted era el responsable del proyecto y no respondi a tiempo. Lo siento mucho.”
Después de enviarle el mensaje a Yael, copió el texto, abrió el chat de Dorian en WhatsApp, pegó el mensaje y presionó “enviar“. Aliviada, mandó un mensaje a Jacinto:
Cap 60
“Ya les respondi, Disculpa las molestias, Sr. Jacinto.”
“No hay problema, tú descansa. Yo hablaré con ellos.”
Jacinto respondió rápidamente, demostrando ser una persona muy considerada.
“Gracias, Sr. Jacinto, te agradezco mucho.”
Amelia respondió con otro mensaje y luego cerró la ventana de chat.
Al volver a la pantalla principal, la mirada de Amelia se posó de nuevo, casi sin querer, en el icono de WhatsApp de Dorian. Dudó un momento, pero sus dedos terminaron por seleccionar su foto de perfil y entrar a su página de información.
El nombre que utilizaba en WhatsApp era simplemente “Ferrer“, sin ningún agregado, sin una frase que lo acompañara.
Amelia se quedó mirando esa palabra “Ferrer” durante largo rato, como si se hubiera perdido en sus pensamientos. Sus dedos, como si tuvieran vida propia, vacilaron antes de entrar a ver los estados de Dorian.
No había nada en sus estados.
Con un gesto de confusión, apagó su celular.