Capítulo 542
Se encontraron en el estacionamiento subterráneo y llamaron a Dorian, pero ninguno consiguió respuesta.
Yael y Rufino estaban preocupados y terminaron revisando la lista de amigos de Dorian en redes sociales, llamando uno por uno para ver si alguien sabía cómo contactarlo, incluso marcaron al teléfono de Lorenzo Sabin.
Lorenzo estaba ocupado trabajando en casa, sentado en el sofá con la laptop en sus piernas, sus dedos volaban sobre el teclado, aunque de vez en cuando no podia evitar detenerse para mirar la televisión.
La tele segula transmitiendo noticias sobre la recompensa por información de Amelia y los análisis de expertos sobre la posible zona donde su cuerpo podría haber sido arrastrado por el mar.
Lorenzo no tenía ánimos para trabajar, se sentia como si algo pesado lo oprimiera, incómodo.
Aunque no era cercano a Amelia, le resultaba dificil imaginar que esa chica tranquila, amable y talentosa hubiera dejado el mundo de manera tan repentina.
Habla estado bien hasta hace unos di
dias.
Manuel Sabin también estaba viendo, él habia encendido la tele.
Desde que Amelia habla desaparecido, no dejaba de seguir las noticias, suspirando constantemente.
Al igual que Lorenzo, no conocia bien a Amelia, pero siempre habia tenido una excelente impresión de ella y su partida repentina le habia impactado mucho.
La desaparición abrupta de una vida joven era algo que emocionalmente no podia aceptar.
También temia que su esposa no pudiera manejar la noticia, asi que no le habia dicho nada ni le habia permitido ver las noticias.
Solo encendia la tele para actualizarse sobre la búsqueda después de convencer a todos de irse a dormir, pero cada vez que lo hacia, su corazón se llenaba de tristeza,
Los padres de Lorenzo también estaban viendo las noticias y cuando los expertos empezaron a especular que no habia esperanza de encontrar a Amelia con vida y comenzaron a analizar adonde podria haber sido llevado su cuerpo por las corrientes marinas, Petra suspiró profundamente: “Nunca sabes si llegará primero el mañana o un accidente. Digo, esta chica tan joven, bondadosa y hermosa. ¿cómo pudo…?”
No pudo terminar, su voz se quebro.
“Es el destino“, dijo Oscar, más racional echando un vistazo a la tele. “Hay una creencia en la adivinación que dice que algunas personas tienen una luz en su destino que no pueden sostener tanta fortuna y riqueza, asi que tienen que liberar algo de eso de otras maneras, Casarse con Dorian podria haber sido lo que el adivino decia, que su luz no podia sostener tanta fortuna, así que se apagó.”
Manuel no pudo evitar mirarlo: “A veces, la oposición de los mayores tiene su razon de şer. Es una pena, tan joven y ya se fue.”
Petra miró a los dos sin decir nada.
Fabiana entró en ese momento y al ver el ambiente tenso, no pudo evitar preguntar: “¿Que pasa? ¿Qué ocurrio?” Lorenzo la miro friamente y no respondió.
Desde el incidente del plagio, su entusiasmo por Fabiana se habia enfriado.
Los demás estaban un poco mejor.
Petra señalo con la barbilla hacia la television: “Estamos viendo noticias sobre Amelia, ay, se fue tan joven. Dicen que dejo una hija, quién sabe que va a pasar con la niña.”
“¿Pero el padre de la niña no esta todavia?”
Fabiana respondió sin pensar y despues se dio cuenta de que sonaba demasiado frivolo: todos levantaron la vista hacia ella
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Así que forzó una sonrisa: “No se puede vivir en el dolor para siempre, la vida debe continuar.”
Manuel penso que tenia razón y asintió: “Es verdad, hace dias que no veo a Dori, no sé cómo estará ahora.”
“Está mal“, dijo Fabiana. “Probablemente no puede aceptarlo por el momento.”
Ella se acercó a la pantalla y vio que un experto señalaba en un mapa maritimo el posible lugar donde podría estar el cuerpo de Amelia. No pudo evitar pausar un momento y luego se quedó mirando fijamente la televisión sin parpadear.
Petra no pudo resistirse y le dio un tiron: “¿Para qué te pegas tanto al televisor? No vayas a dañarte la vista.”
“No es nada. Solo me siento un poco triste.” dijo Fabiana en voz baja. “Me voy a mi cuarto.”
Manuel asintió: “Está bien, anda.”
Justo cuando Fabiana iba a marcharse, el celular de Lorenzo comenzó a sonar.
Al ver que era una llamada de Rufino, Lorenzo activó el altavoz de inmediato: “¿Hola?”
“Lorencito. ¿Dori ha ido para alla?” La voz ansiosa de Rufino se escuchaba por el teléfono, mezclada con el sonido del viento.
Fabiana se detuvo de golpe y casi sin pensar, se giro para mirar a Lorenzo.
Lorenzo frunció el ceño: “¿Por qué iba a venir aquí? Si sabes bien que Dori y yo ahora mismo no tenemos…”
No llegó a terminar la frase cuando la puerta cerrada se abrió de golpe desde fuera.
Lorenzo giró instintivamente hacia la entrada.
Dorian estaba alli, de ple en el umbral con el rostro serio y frio, sin expresión alguna.
Manuel reaccionó de manera instintiva: “¿Dori?”
Lo llamó sorprendido y se levantó de su asiento.
Rufino, al otro lado del teléfono y escuchando la voz de Manuel, preguntó: “Dori fue para alla?”
“Si,” contestó Lorenzo brevemente. “Hablamos luego.”
Colgó y se puso de pie.
Los demás también se levantaron, mirando a Dorian sin entender.
Fabiana lo miraba confundida y recordó la ferocidad con la que él habia intentado ponerle fin a sus días, lo que la hizo retroceder involuntariamente.
“¿Qué pasa, Dori?“, preguntó Manuel, tomando la iniciativa.
Él no dijo nada, solo se dirigió directamente hacia Fabiana y Lorenzo. De repente se inclino y agarrandolos del brazo, los
levantó.
“¡Vengan conmigo!”
