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Mi Frío Exmarido Capítulo 444

Capítulo 444

Amelia no dijo nada.

Cómo podia ser que algo así se eliminara con solo decir que no existía, si al fin y al cabo era su padre y no un desconocido cualquiera.

Acaban de reconocer a Serena, todo aún estaba fresco, es cierto que tal vez no les importara ahora.

Pero los sentimientos humanos cambian con el tiempo, se desvanecen. Más adelante, cuando el cariño se desgaste o empiecen los conflictos y roces en la vida cotidiana, todos esos sacrificios se convertirían en una espina clavada en el corazón, provocando dolor de vez en cuando.

“Dorian, la vida es larga, no podemos garantizar lo que pasará en el futuro.” Amelia revolvía la cuchara en su sopa, lo miró y le habló con voz suave, “Cuando me casé contigo, pensé que con eso me bastaba, que sería feliz, y de verdad lo fui, pero no pude aguantar ni dos años. Las pequeñeces de la vida terminan por desgastar la pasión de una persona,

yo ya…”

Se detuvo, sin terminar la frase.

Ya no sentía por él ese fuerte sentimiento que la empujaba a enfrentar los peligros sabiendo que había riesgos.

Si ella fuera la misma que hace cuatro años, llena de amor y pasión por él, enfrentaría cualquier dificultad a su lado sin dudarlo, aguantaría cualquier humillación por él.

Pero ahora, ya no podía.

Amelia se sentía triste.

De hecho, estos días, por el asunto del plagio de su obra por parte de Fabiana, al verlo tan implicado con ella, apoyándola sin condiciones, se había sentido conmovida y había pensado en intentar las cosas con él.

Pero al saber que su padre no podía levantarse de la cama por la situación entre ellos dos, y que Dorian se convirtiera en el culpable, pensó que no valía la pena.

Un matrimonio sin bendiciones ni aceptación no dura, y más si se pone en juego la vida del padre de uno.

Este mundo no se acaba porque uno se vaya, además no hay relación que valga sacrificar la vida de otra persona.

Dorian lo había intentado y ella también.

Había hecho un esfuerzo para que la aceptaran por dos años, pero si no les caía bien, simplemente no les caía bien. Eduardo aún quería hablar con ella, estaba dispuesto a sacrificar su vida para impedir que Dorian y ella estuvieran

juntos.

Amelia no quería cargar con la vida de alguien por un matrimonio que realmente no era por amor.

Para Dorian, Amanda nunca se había ido de su vida.

Y eso le importaba, sin razón alguna.

Dorian entendió lo que Amelia no había dicho, ya no era tan importante para ella como para acompañarlo en su

camino.

Tragó en seco varias veces.

Desvió la mirada y no dijo nada.

Ella tampoco dijo más, simplemente siguió tomando su sopa en silencio, sintiéndose incomprensiblemente triste, por

ambos.

Miró su rostro inexpresivo, su garganta en movimiento y sintió un dolor agudo en el corazón.

No quería herirlo, especialmente después de todo lo que había hecho por ella.

En realidad, quería abrazarlo, expresarie su gratitud y emoción con la intensidad de una niña.

Pero tampoco podía superar ese obstáculo en su corazón, la dura realidad de que Eduardo estaba dispuesto a luchar con su vida para detenerlos, además la molestia por Amanda, no podía superarlo.

12-22

Amelia pensó que tal vez estaba enferma, enferma de corazón, para sentirse tan contradictoria y estancada

Dorian tampoco dijo nada más, terminó de comer en silencio. Viendo que ella también había terminado, fornó su teléfono, escaneó el código y pagó la cuenta.

“Volvamos, dijo.

En el camino a casa, no volvió a sacar el tema que habían dejado a medias, como si al no mencionarlo, pudiera dejar de existir.

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