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Mi Frío Exmarido Capítulo 403

Capítulo 403

Esa conversación era algo dificil de digerir.

Fabio años tratando con la familia Ferrer y esta era la primera vez que escuchaba a los padres de Dorian expresar su desprecio por Amelia de manera tan directa.

Se sentia un poco avergonzado, su rostro cambiaba de color entre verde y blanco, pero estaba frente a la poderosa familia Ferrer y por más incomodidad que sintiera internamente, mantenía una sonrisa complaciente en su cara “Consuegro, ¿puede que haya habido algún malentendido aquí? Mi hermana puede ser un poco reservada, pero no es una persona de mala reputación y mi cuñado tampoco es alguien que se ande por las ramas. Si no fuera porque realmente están enamorados, ¿cómo explicarias que hayan tenido una hija?”

“Enamorados mis polainas,” estalló Eduardo, sin preocuparse por las apariencias debido a su debilidad, “¿Acaso no conozco mejor que nadie cómo es mi hijo? ¿0 qué clase de persona le gusta? Ha sido un caballero por más de veinte años, siempre pensando en Amelia Sabin, sin tener novias. Si no fuera porque tu hermana vio una oportunidad y se aprovecho, él no tendría que asumir ninguna responsabilidad con ustedes”

“No se puede hablar asi, consuegro, la sonrisa en la cara de Fabio se estaba desvaneciendo, “Dorian es un hombre que mide más de seis pies, ¿cómo lo forzaria mi hermana? Si realmente hubiera usado algún truco sucio, ¿no crees que Dorian, siendo tan astuto, lo habria notado? Y si lo hubiera notado, con su carácter, ¿cómo iba a aceptar una situación tan injusta? Eso no tiene sentido. Además, si Dorian fuera tan fácil de engañar por una mujer, ya tendría hijos ilegitimos por todas partes. Con una empresa tan grande en sus manos, ¿no crees que ya la habrían desvalijado?”

Después de hablar, Fabio incluso se atrevió a sonreir humildemente y preguntar: “¿No es asi, consuegro?”

Lo que realmente quería decir era que su hijo no era ningun tonto, ¿cómo iba a permitir que una mujer lo obligara a casarse con ella?

En el fondo, aún queria seguir aferrándose a la influencia de Eduardo, por ende no se atrevió a ser demasiado directo, por miedo a molestarlo con palabras fuertes. Se disculpó con una sonrisa, sin darse cuenta de que para Eduardo esto ya era un desafio flagrante. El Sr. Ferrer se puso pálido y no pudo hablar durante un rato.

Fabio tomó el silencio de Eduardo como una aceptación de su punto de vista y continuó con una sonrisa

“Consuegro, yo diria que cada hijo trae su propia bendición. No deberias intervenir tanto. Si Dorian realmente no amara a mi hermana, ¿por qué habría estado con ella y permitido que quedara embarazada? En cuanto a Amanda Sabin, podria haber sido solo una excusa para aplacar sus deseos de casarlo. He visto ese tipo de cosas muchas veces. Creo que ahora Dorian y mi hermana están muy enamorados, son una pareja adorable y ya tienen una hija. Él no podria hacer algo tan irresponsable como abandonarla y su familia tampoco podria aceptar un hijo con tan mala moral Todavia confio en mi cuñado.”

“Irresponsable mis polainas!”

Finalmente, Eduardo encontró las palabras para responder, “Te lo digo, mi familia solo reconocerá a Amanda como nuestra nuera, a nadie más. Dorian y Amanda son amigos de la infancia, iguales en estatus social y están verdaderamente enamorados. No me hables de amor cuando se trata de tu hermana, ¿qué tiene ella para compararse? Quizá están juntos solo por la niña. Pero pase lo que pase, no permitiremos que nuestro hijo termine con ella.”

Fabio también se sintió ofendido: “¿Acaso acabas de decir que la hija de mi hermana no es de tu familia?”

“No quiero a tu hermana y no dejaré que arruine nuestra familia,” Eduardo ya hablaba sin filtro, la ira le subia a la cabeza y sin preocuparse por más, señaló hacia la puerta y dijo, “Fuera!”

Fabio notó que Eduardo parecia realmente molesto y le preocupaba haberse ganado su enemistad. Rápidamente, trató de calmar las aguas con una sonrisa conciliatoria: “Consuegro, no se enoje, la salud es lo primero. Solo estamos teniendo una charla amena, no hay razón para alterarse, ¿verdad? Dorian sabe mejor que nadie si le gusta mi hermana o no. Nosotros, como familia, solo tenemos que apoyarlos, no hay para qué…”

Cintia ya no podia soportar más y conteniendo su enojo, le dijo a Fabio: “Mejor vete a tu casa, mi esposo no está para estos trotes, necesita descansar.”

Mientras hablaba, no podía evitar mirar a Eduardo con preocupación, acariciando su pecho para ayudarlo a respirar

mejor

Después de más de veinte años de matrimonio, conocía a Eduardo como la palma de su mano. Sabía que si estaba tan enojado era porque culpaba a Amelia de su lamentable estado.

Si no fuera por ella, Dorian jamás habría sido tan firme con él y no estaria en el hospital, incapacitado por un derrame cerebral debido a la ira.

Ya con la situación a punto de explotar, Fabio había llegado para echar más leña al fuego, describiendo como se divertia su hijo con esa mujer y disfrutaba del amor mientras él luchaba entre la vida y la muerte, lo que solo exacerbó los ya frágiles nervios de Eduardo.

Fabio, pensando que aún tenia asuntos pendientes, no quería irse.

“No hay prisa, no hay prisa,” dijo, aunque no pudo evitar mirar preocupado el rostro pálido de Eduardo y preguntar, “Consuegro, ¿está bien? ¿Quiere que llame al médico?”

“Fuera de aqui!”

Eduardo casi escupe sangre de la ira, señalando con el dedo hacia la puerta y sin importarle nada más, gritó con todas sus fuerzas hacia la salida, “¿Están todos muertos o qué?! ¿No oyen el ruido adentro?”

Pero aunque parecia haber usado toda su energia, estaba claramente débil.

Cintia desesperada, elevò su voz y gritó hacia la puerta: “Guardaespaldas!”

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