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Mi Frío Exmarido Capítulo 374

Capítulo 374

“¿Tu hija?” La voz de Fabiana se elevó incrédula mientras miraba a Dorian y después a Serena.

La niña se asustó con esa reacción, abriendo los ojos sorprendida y sin entender.

En cambio, Dorian estaba muy tranquilo.

“¿Hay algún probléma?“, preguntó.

Fabiana se apresuró a negar con la cabeza, todavía conmocionada y llena de sentimientos encontrados.

Serena, que había sido ignorada hasta ahora, no pudo evitar tocar suavemente el hombro de Fabiana y le preguntó confundida: “Señorita, ¿viste el dibujo de mi mamá?”

Fabiana no respondió.

Dorian cambió su mirada hacia Serena: “¿Qué dibujo?”

“El que se perdió, el dibujo de mamá.” Serena intentó describirlo, incluso hizo un círculo con las manos, “Ese día, la Señorita estaba jugando conmigo.”

Dorian miró a Fabiana.

Fabiana ya había recuperado la compostura y sonrió diciendo: “No lo he visto, ese día me fui antes que tú, ¿recuerdas?” Serena negó con la cabeza: “No.”

Fabiana efectivamente se había ido antes.

Recordando eso, la esperanza en el rostro de Serena se desvaneció una vez más.

Fabiana, temiendo que Dorian sospechara, sonrió y le dijo: “Ese día, justo cuando bajaba las escaleras, la vi sentada en el lobby del edificio jugando, se veía tan adorable que no pude resistirme a jugar un poco con ella. En ese momento, el Sr. Eduardo apareció y temiendo que me regañara por procrastinar, me apresuré a irme.”

Marta recordaba ese incidente y sonrió diciendo: “Ah, cierto, ese día vino y jugó un rato con Serena, a ella le caía muy bien.”

Dorian la miró: “Srta. Fabiana, ¿viste por casualidad el dibujo que tenía la niña?”

La chica negó con la cabeza: “No.”

Dijo eso y miró confundida a Marta: “¿Qué dibujo?”

Marta tampoco había visto el dibujo y por instinto, negó con la cabeza diciendo: “Yo tampoco he visto ningún dibujo.” Serena se mostró claramente insatisfecha.

Dorian la miró y le preguntó en voz baja: “¿Qué pasa, Serena?”

La niña negó con la cabeza, sin hablar.

Fabiana no se atrevió a quedarse más tiempo y se despidió de Dorian con una sonrisa: “Sr. Ferrer, me voy a seguir trabajando.”

Luego se giró y le hizo un gesto de despedida a Serena: “Pequeña, me voy a trabajar, nos vemos después.”

Serena no mostró la misma alegría y entusiasmo que cuando la vio por primera vez, solo le echó un vistazo y parecía no estar muy contenta.

Dorian le enseñó a despedirse cortésmente: “Serena, dile adiós a la Srta. Fabiana.”

La niña lo miró con vacilación y con cierta renuencia dijo: “Srta. Fabiana, adiós.”

“Adiós, pequeña.” Fabiana también sonrió y se despidió antes de apresurarse a irse.

Serena observó cómo se alejaba y no muy contenta, se acurrucó en los brazos de su padre y le dijo en voz baja: “La Srta. Fabiana no es honesta.”

Dorian la miró y no la corrigió de inmediato, sino que le preguntó con paciencia: “¿Por qué dices eso, Serena?”

“La Srta. Fabiana si vio mi dibujo.”

Dijo con descontento.

Su pequeña cabecita aún no comprendía la profundidad del idioma, pero para ella, haber visto aquel papel significaba “haberlo visto“.

“La Srta. Fabiana sacó el dibujo de mi mochila.” Explicó, “Incluso me preocupé, por si se dañaba. Eso es, haberlo visto.”

Dorian frunció el ceño ligeramente y la miró: “¿Lo abrió para verlo?”

Serena negó con la cabeza: “No.”

*¿Puede que se cayera al suelo cuando lo sacó y no se dio cuenta?* Marta dijo instintivamente, “Cuando esa chica se fue, no vi que llevara nada en las manos.”

Dorian frunció el ceño aún más profundo, un adulto no tendría razón para tomar el papel de un niño sin siquiera abrirlo, además Marta habia confirmado que Fabiana no se había llevado nada.

Era un asunto que se podría haber resuelto con revisar las cámaras de seguridad, pero ese segmento de tiempo había sido borrado.

“¿Es importante el dibujo?” Dorian preguntó, mirando hacia Marta.

Marta negó con la cabeza: “No, los dibujos que Meli suele dejar en el escritorio generalmente son desechos, siempre me pide que los tire directamente. Además, cuando Meli se enteró de que se habían perdido los dibujos, no parecía enojada, se veía como siempre.”

Dorian asintió y se giró hacia Serena, preocupado porque la niña seguía pensando en el asunto después de tantos días y temeroso de que estuviera angustiada por haber perdido algo, le dijo en voz baja para reconfortarla:

“No te preocupes si algo se pierde por accidente, la próxima vez seremos más cuidadosos, ¿está bien?”

La niña asintió con la cabeza: “Está bien.”

“En el futuro, no vas a tocar las cosas del trabajo de mamá, si quieres mostrármelas, solo llévame a verlas, ¿de acuerdo?” Él continuó hablando suavemente.

Serena obediente, volvió a asentir: “Está bien.”

“Qué niña tan buena.”

Dorian le acarició la cabeza y la levantó para llevarla de vuelta a la oficina.

Al pasar por el escritorio de Yael, golpeó la superficie con los nudillos: “Ven a mi oficina un momento.”

Yael dejó lo que estaba haciendo y lo siguió rápidamente.

Dorian acomodó a Serena en el sofá y solo entonces se volvió hacia su asistente:

“¿Quién borró las grabaciones de seguridad? ¿Ya averiguaste?”

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