Capítulo 353
Serena asintió con entusiasmo: “Si, papá.”
Tras decir eso, miró con tristeza el vestido que estaba al lado.
Esa miradita hizo que Dorian sintiera un pinchazo en el corazón.
“¿Qué tal si lo intento una vez más, eh?” Dijo, tratando de consolarla.
El rostro sombrio de Serena se iluminó enseguida: “Si, por favor.”
Dorian no pudo evitar sonreirle y reabriendo el video en su celular, se dispuso a deshacer el intento fallido de peinado para volver a intentarlo.
Amelia entró en la habitación y se encontró con Dorian sentado en el borde de la cama, con la mirada alternando entre el celular y la cabecita de Serena, intentando torpemente hacer una trenza. La expresión de desconcierto en su rostro no era algo que ella hubiese visto a menudo y el resultado en sus manos era un poco desastroso.
La imagen de Dorian, torpe pero dedicado, contrastaba enormemente con su habitual eficiencia y rigor, dejando a Amelia tan impactada que se quedó parada en la puerta.
Al girarse, Dorian la vio allí, con la mirada fija en la trenza.
Se aclaró la garganta: “Es la primera vez que hago esto, todavía no tengo mucha práctica.”
“Vale.”
Ella no sabia bien qué decir, solo le parecía extraño ver a Dorian en esa situación. Pero después de la sorpresa inicial, no pudo evitar apreciar cuánto amaba y cuidaba a su hija.
En todos los años que habían estado juntos, él nunca había intentado hacerle un peinado a ella.
Quizás Dorian también pensó en eso, porque su movimiento se detuvo por un instante antes de mirarla de nuevo.
Amelia le sonrió y se acercó. “Déjame a mi,”
No quieres descansar un poco mas?“, preguntó, notando el cansancio bajo sus ojos.
“No, ya descansaré después del desayuno.”
Dicho eso, se situó frente a la cama y tomó el cabello de Serena de sus manos.
Dorian la observaba mientras Amelia, con destreza, cambiaba la ropa de Serena por un vestido, agarraba su cabello y en un par de movimientos le creaba un hermoso peinado. Luego, añadió algunos accesorios y en menos de diez minutos, el trabajo estaba terminado.
“Listo,” dijo Amelia con voz suave al colocar el último accesorio.
Dorian miró a Serena y no pudo evitar pensar lo preciosa que se veía, como una pequeña dama elegante.
“Está hermosa,” dijo.
Cuidar de su hija siempre le traia a Dorian sorpresas diarias cortesia de Amelia
“Gracias,” respondió ella con una sonrisa, aún acostumbrada a agradecer
Dorian simplemente sonrió de vuelta, sin decir más.
Mientras Amelia siquiera siendo tan formal con él, sabia que su relación no podría avanzar.
Eso no era algo que el sexo pudiera arreglar.
Podrían sentirse atraídos el uno al otro fisicamente, perderse en la pasión en la cama, pero una vez regresaba la cordura, todo seguia igual.
Como en esos dos años de matrimonio en los que compartian intimidad en la cama, pero cortesia y distancia fuera de
ella.
“Hoy no iré a la oficina por la mañana,” dijo Amelia mientras arreglaba el vestido de Serena.
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Capitulo 353
“De acuerdo,” Dorian asintió.
Marta ya habla preparado el desayuno y los llamó a comer.
“Estaba pensando en contratar a un nutricionista que se encargue de preparar las comidas, le comentó Dorian
Ella asintió con la cabeza: “Me parece bien.”
Ella solla tener uno, pero desde que volvieron estaban demasiado ocupadas y no habla encontrado a la persona adecuada, asi que lo hablan dejado pasar.
Dorian también asintió: “Vamos a desayunar entonces.”
El desayuno, que antes era entre dos y ahora entre cuatro, con una pequeña haciendo de puente, hizo que la conversación entre Amella y Dorian girara en torno a Serena, creando un ambiente más cálido y relajado que antes.
Pero Dorian era consciente de que el problema de fondo segula ahi.
Al llegar a la oficina, mientras su laptop estaba encendido y se sentaba en su escritorio, Dorlan segulo reflexionando sobre eso, perdido en sus pensamientos.
Yael apenas había llegado a la oficina cuando vio a su jefe mirando fijamente la pantalla de su computadora, con una expresión que no reflejaba la alegria de haber encontrado a su hija,
“¿Señor Ferrer?” No pudo evitar llamarlo.
Dorian giró su mirada hacia él: ¿Qué sucede?”
Yael agitó la bolsa de comida para llevar que sostenía en su mano: “Su pedido.”
Eso si que sorprendió a Yael.
Que Dorian pidiera algo para llevar era un acontecimiento fuera de lo común.
En especial porque ese pedido no parecía comida; por su forma, se asemejaba más a una cabeza humana.
Yael no estaba seguro.
Cuando acababa de llegar al edificio, coincidió con el repartidor que entregaba el pedido en la planta baja y estaba contactando a la recepción para llevarlo arriba cuando la recepcionista lo vio y le pidió que le hiciera el favor de subirlo.
Durante todo el camino, Yael estaba murmurando en su interior, incapaz de imaginar qué había pasado como para que Dorian hiciera un pedido a domicilio.
Dorian también vio lo que Yael traía en las manos y extendió la suya: “Damelo.”
“Claro.” El asistente rápidamente llevó el paquete al escritorio de Dorian y mientras lo abría le preguntó, “¿Necesita que le ayude a abrirlo?”
“No es necesario.”
Dorian respondió con voz apagada y tras agarrar la bolsa de comida para llevar, la rasgó y metiendo la mano adentro, sacó una cabeza de maniquí de goma utilizada por peluqueros profesionales.
Yael no dijo nada.
Dorian colocó la cabeza de maniqui sobre el escritorio y examinó el cabello largo y liso del objeto, probando su textura con la mano, luego frunció ligeramente el ceño.
Yael estaba genuinamente perplejo y no pudo evitar preguntar.
“Señor Ferrer, ¿para qué compró esto?”
Pero su confusión no fue aclarada.
“No es nada.” Fue una respuesta corta y serena de tres palabras. Dorian ni siquiera levantó la vista; solo seguía evaluando la cabeza de maniqui frente a él, tomando algunos mechones de cabello e intentando trenzarlos.
Yael se quedó sin palabras.
Capitulo 353
“Puedes irte.” Dijo con tono suave, su atención todavía estaba puesta en el maniqui, sin mirar hacia arriba.
“Oh, claro.” Yael se apresurd a responder, “Si necesita algo, solo llámeme.”
Mientras decia eso, se inclinó para recoger la bolsa que estaba sobre la mesa y al levantar la vista, su mirada se posó accidentalmente en la computadora portátil, congelando su movimiento en el acto.
En la pantalla de la computadora de Dorian estaba la amplia interfaz de búsqueda de Google, con una sola linea de texto en el cuadro de búsqueda:
“¿Cómo reconquistar a una chica que está decepcionada de ti?”
Yael se quedó en silencio.
Su repentina pausa en el movimiento hizo que Dorian levantara la vista y viera a Yael mirando fijamente la computadora portátil, también miró hacia la pantalla y luego cerró la portátil con un “clack“.