Capítulo 320
Dorian la miró fijamente, sin palabras
Ella lo había puesto en una posición en la que no podia avanzar ni retroceder.
Debería haber sabido que esperar a que ella fuera abierta y honesta era completamente imposible.
Desde que comenzó a sospechar de la identidad de Serena, debería haber tomado una muestra de su cabello para hacer la prueba de patemidad, en lugar de dejarse llevar por un momento de renuencia y volver a caer en es pasividad.
Una vez que ella tomaba una decisión, siempre era inflexible.
Dorian sabia que tenia que apostar esta vez.
Sin embargo, incluso sabiendo que tenía un 99.9% de posibilidades de ganar, ese 0.1% restante era algo que no podia permitirse perder.
Como Amelia dijo, él sabia si ella se atrevería o no.
El malditamente sabia que ella se atrevería.
La imagen de ella hace dos años, saliendo débil de la sala de abortos y acostada en la cama del hospital, segula reproduciéndose en su mente, mezclada con las negaciones de todos sobre su embarazo, aquella foto donde su figura no mostraba signos de embarazo y el resumen del alta hospitalaria en su bolso que decía aborto inducido“, todo se entrelazaba en su mente, presionándolo a mirarla con ojos cada vez más fríos.
Siempre supo que Amelia era inteligente, pero nunca imaginó que usaria toda su inteligencia contra él.
Odiaba su excesiva astucia, incluso su engaño.
Astutamente, ella no utilizó el resultado de la prueba de paternidad entre Serena y él como una condición de negociación, sino que cambió el concepto de manera tortuosa, utilizando el resultado de la prueba entre Serena y ella
como una amenaza.
Eso le presentaba otra posibilidad: Serena podria ser su hija, pero no necesariamente hija de ella.
Ella había estado en la sala de abortos, tenia un resumen de alta que indicaba un aborto, nadie la habia visto embarazada, sus fotos no mostraban rastros de embarazo.
Todo apuntaba hacia otra posibilidad: su hijo con él no había sobrevivido, pero ella había adoptado a otro niño.
Esto podria ser imposible en otras chicas, pero en Amelia, se convertia en algo totalmente plausible.
Porque la Amelia que él conocia siempre había sido una persona de fuerte convicción e impresionantemente decidida, En este mundo, no había nada que ella no se atreviera a hacer, solo cosas que no queria hacer.
La tensión en la frente de Dorian se hacía evidente a medida que reprimia sus emociones, su mirada hacia Amelia era
feroz y amenazante..
Las palmas de Amelia comenzaron a sudar y la tensión elevada hacia que su cabeza recién golpeada se sintiera cada vez más mareada.
Sus manos apretadas hacian que las uñas se clavaran en su carne y el dolor le permitía mantener algo de claridad mental.
El deseo de proteger a su hija era más fuerte que cualquier otra cosa.
Ella podria vivir sin Dorian, pero no sin Serena.
La actitud del padre de Dorian estaba clara; no aceptarian a Serena.
Ella conocía muy bien a Eduardo y Cintia; si no les gustaba alguien, tenían mil maneras de socavar y aplastar la confianza de esa persona.
Y también tenian formas de herir a un niño.
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El daño fisico es temporal, pero el daño emocional dura toda la vida.
En la misma ciudad, con los padres de Dorian, en una era de comunicaciones avanzadas, no era algo que se pudiera evitar simplemente siendo precavides.
No quería que su hija tuviera que pasar por lo que ella había sufrido.
Los adultos pueden curarse, pero los niños no.
Y ella no podia confiar en Dorian.
El divorcio fue el resultado de la acumulación de decepciones, pero la realidad no le habia dado ni la más minima oportunidad de reconstruir su confianza en él.
Amelia sabia muy bien lo que estaba haciendo, sus dedos se clavaban cada vez más fuerte y su cara se volvía más y más pálida en ese enfrentamiento.
Dorian, viendo que el rostro de Amelia se volvía cada vez más pálido, se forzó a ser duro y no hacer nada al respecto.
Después de una última mirada fria, soltó la mano de Amelia y se dio la vuelta para marcharse.
Amelia sin fuerzas, se tambaleó y accidentalmente chocó contra la silla cercana, provocando que la silla y la mesa colisionaran con un ruido enorme, haciendo que los platos y las tazas en la mesa se estremecieran con un sonido estridente.
Dorian detuvo su paso justo al salir de la puerta..
Se volteó y la v
vio apoyándose en la mesa, sosteniéndose la cabeza con una mano y respirando con dificultad.
El enfrentamiento con él había agotado casi todas sus fuerzas
Dorian, con el rostro tenso, se acercó sin decir palabra y la levantó en brazos por la cintura.
Amelia, instintivamente, luchó para bajarse.
Pero él, con una expresión impasible, presionó sus brazos.
“No me obligues a ponerme rudo contigo.”
Su voz sonaba tan fria como el hielo.
La sujetaba con tanta fuerza que ella no tenía energias para resistirse.
La llevó escaleras abajo, la acomodó en el coche y luego dio la vuelta al frente para subir al vehículo.
La estaba llevando a casa.
No a su casa en Jardines del Valenciano ni a la que él estaba ocupando ahora, sino a la que una vez habian
compartido.
La casa de matrimonio en Jardines de la Paz:
Cuando estaban a punto de entrar al barrio, Amelia finalmente reconoció que se trataba de la casa donde había vivido por dos años.
La sensación de asfixia la invadia a medida que los alrededores se hacían más y más conocidos.
Instintivamente, se enderezó en su asiento.
“No entremos, por favor.”
Susurró ella en una súplica.
Dorian la ignoro y si cabe, aceleró más.
Amelia casi le rogaba, girandose hacia él: “Dorian, no hagas esto, no quiero volver alli, no quiero.”
Pero el seguia sin hacerle caso.
Cuando el coche finalmente se detuvo en el conocidisimo estacionamiento subterráneo, Amelia abrió la puerta precipitadamente y giró para irse.
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Donan salió del coche y la atrapó, arrastrándola hacia el ascensor.
Ella se convirtió en un torbellino de emociones, más intensas que nunca.
Luchaba sin cesar, intentando retirar su mano, desesperada por escapar de ese lugar.
Todos los recuerdos vinculados a ese sitio inundaban su mente como una marea, una sombra tan densa que no podia disiparse, aumentando su sensación de asfixia hasta casi desmayarse.
Al final, rompió en llanto, suplicándole que no la obligara.
Habis perdido a su hijo en ese lugar y también había enterrado su amor alli.
Esa casa la había visto pasar de una ilusión brillante por el futuro a una oscuridad confusa.
Estaba llena de toda la opresión y la autoduda que había sufrido durante esos dos años.
Dorian observaba con frialdad su lucha y sus lágrimas, completamente indiferente.
Al final, ella estaba sin voz de tanto llorar, agachada en el suelo, sollozando hasta quedarse sin aliento.
Se sentia terriblemente mal.
Tanto psicológica como fisicamente..
Se encontraba nuevamente atrapada por ese sentimiento de impotencia del que parecia imposible escapar.
Ella habia desafiado a Dorian y él tenia mil maneras de presionarla.
Al final, Amelia, casi dispuesta a arrodillarse, le rogaba a Dorian que la dejara en paz.
Solo queria vivir su vida tranquilamente, nada más,
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Finalmente, Dorian no la arrastró a aquella casa.
La llevó de vuelta al apartamento donde él vivia.