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Mi Frío Exmarido Capítulo 305

Capítulo 305

Amelia asintió suavemente: “Está bien.”

“Entonces me voy a ocupar de unas cosas, dijo Dorian. “Tú duerme un poco, cuando esté listo te llamo.”

Ella asintió con suavidad: “De acuerdo.”

Él le sonrió antes de cerrar la puerta.

La habitación quedó en silencio.

La recámara principal era amplia, su diseño era parecido al de su cuarto matrimonial de aquel entonces, pero también tenia sus diferencias, al menos no le provocaba una nostalgia dolorosa.

Amelia se acercó y se metió bajo las sábanas, acostándose a un lado de la cama.

Dorian usaba almohadas altas y aunque él tenia alguna idea de sus preferencias, no estaba acostumbrada a ellas y no podia dormir, dando vueltas en la cama.

Con los ojos abiertos, justo cuando estaba por levantarse para cambiar la almohada, sono su celular, era una videollamada por WhatsApp.

Amelia lo tomó y vio que era la abuela de Amanda, Elisa, quien llamaba.

Dudo por un momento; realmente no queria atender, no deseaba involucrarse demasiado con la familia Sabin, pero tampoco queria decepcionar a la anciana.

El afecto y protección de la anciana hacia ella no se ocultaban, aunque la consideraba como un recuerdo de su nieta.

La llamada se silenció ante su indecisión, pero rápidamente volvió a sonar

Miró su teléfono y con reticencia, atendió.

La cara de Elisa, parecida a la de una niña lastimada, apareció en pantalla: “¿Meli, ya no quieres hablar con tu abuelita?” Ella se sintió inundada de culpa.

“No es eso abuelita, no te preocupes,” se apresuró a decir con voz suave. “Estaba afuera y no escuché el celular.”

La anciana se tranquilizó inmediatamente con su sonrisa, pero al ver el chichón en la frente de Amelia se preocupȧ.

Se acercó al teléfono, mirando a Amelia con ansiedad: “Meli, ¿qué pasó? ¿Cómo te lastimaste? ¿Te duele?”

“No, no es nada, abuelita, no te preocupes, aseguró Amelia rápidamente. “Solo fue un pequeño golpe con la mesa, no es nada serio, no duele.”

Pero la anciana se sumergió en su propia preocupación, murmurando ansiosamente: “Deja que te sople, no dolerá, Meli no llores, iré enseguida para llevarte al hospital, no te preocupes, espérame.”

Diciendo eso, se volteó a buscar sus llaves con prisa, pareciendo que iba a salir, Amelia intentó detenerla sin éxito, pero la anciana ya estaba perdida en sus recuerdos y no la escuchaba, girando en su lugar, buscando cosas, murmurando constantemente sobre llevar a Meli al hospital. Amelia se sentia tanto preocupada como conmovida.

Afortunadamente, después del incidente en el que la anciana se perdió, Manuel había estado vigilándola de cerca. Mientras Amelia estaba ansiosa y desconcertada, Manuel entró, abrazando a la anciana y tratando de calmarla

Pero ella no se calmaba, parecía a punto de llorar, insistiendo a Manuel para que la llevara con Amelia al hospital.

Manuel no sabia qué hacer y buscó ayuda de Amelia.

Ella levantó la mano para cubrirse la frente, acercándose a la cámara y diciéndole a Elisa: “Abuelita, ya estoy bien, no necesito ir al hospital, ya ves.”

La abuela ansiosa finalmente se’tranquilizó, acercándose a la cámara y examinando a Amelia, tal vez al ver que su estado de ánimo era bueno y que no vela heridas, se sintió aliviada.

“Entonces, te prepararé un caldo de pollo, beber caldo de pollo es bueno para recuperarse,” murmuró la anciana.

15:25

Capitulo 305

“Espera un poco, Meli, iné a comprar una gallina para hacer caldo y fortalecerte.”

Dicho eso, se alejó temblorosa, olvidando que aún no habla colgado el teléfono.

Amelia, con un nudo en la garganta, observó cómo la figura de la anciana se alejaba apresurada.

Manuel se acercó a la cámara, disculpándose con Amelia y pidiéndole que no se preocupara, antes de colgar rápidamente y seguir a la anciana.

El teléfono volvió a la calma.

Amelia miró su celular un rato, suspiro profundamente, intentando aplacar las emociones que surgian y se levantó para ir al armario por una almohada más baja.

El armario estaba unido a la mesa de maquillaje, con un cajón en la parte superior.

Las puertas del armario y el cajón tenian un diseño integrado con un sistema de apertura a presión.

Amelia intentó abrir la puerta del armario con un pequeño tirón, pero no cedió; no sabia si era porque había demasiadas cosas adentro atascándola.

Miro confundida la puerta del ropero y luego desplazó su mano para abrir el cajón.

Una hoja arrugada y amarillenta apareció ante sus ojos, en la que se podia distinguir con dificultad las palabras en inglés “Informe de Prueba de Paternidad ADN“.

Amelia se quedó atónita..

De repente, recordó aquel dia de hace dos años, en la suite presidencial del Hotel Esencia en Zúrich, cuando Dorian volvió con los resultados de la prueba de paternidad, mirándola en silencio

En ese momento, su rostro apuesto estaba tan sereno que casi parecia inerte, con una expresión de arrepentimiento, nostalgia y una sutil mezcla de emociones conflictivas que no lograba descifrar.

Fue entonces cuando el le entregó los resultados de la prueba de ADN.

Ella no los abrió.

La expresión en su rostro ya había revelado la respuesta.

Amelia nunca pensó que volveria a ver ese informe.

Se quedó mirando el papel amarillento durante largo rato, con la mano titubeante extendiéndose hacia aquel informe de paternidad.

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