Capítulo 303
“Tranquila hija, solo me di un golpecito contra la pared cuando fui al baño,” le dijo Amelia con una sonrisa tranquilizadora.
Serena, medio entendiendo, asintió con la cabeza, pero sus ojos segulan preocupados observando la frente de su madre.
“¿Te duele?“, preguntó la niña.
Ella negó con la cabeza y esbozó una sonrisa: “No, no me duele.”
Sin embargo, la preocupación en los ojos de Serena no desaparecia, así que se acercó y sopló suavemente sobre la herida de Amelia: “Soplándolo, se va el dolor.”
El tiemo gesto de su hija la lleno de calidez y la abrazo más fuerte.
“Gracias, mi amor.”
Serena se sonrojó un poco por el elogio y se acurrucó más cómodamente en los brazos de su madre..
Amelia no se quedó mucho tiempo en el lugar, apenas comió algo para llenar el estómago, le envió un mensaje a Frida
y tomó un taxi para llevar a Serena y Marta de vuelta a casa.
Con Yael presente, Frida no podia ir a buscarla a Amelia.
Pero en el camino de regreso recibió el mensaje de Amelia diciéndole que ya estaba de regreso.
Yael seguía preocupado: “Seguro que la señorita Amelia no necesita ir al hospital para que la revisen?”
“Supongo que irá si se siente mal fue todo lo que pudo decir, estando igual de preocupada por Amelia.
Yael la miró, pero no añadió nada más.
La dejó en el estacionamiento del centro comercial donde había aparcado su coche y mientras ella se bajaba y buscaba las llaves, Yael aprovechó para llamar a Dorian.
“Señor Ferrer, me encontré con la señorita Amelia y Frida en el centro comercial del centro de Valverde. Tuvieron un problema con el hermano de Frida, quien jaló del cabello a la señorita Amelia y la golpeó contra la pared, se lastimó un poco, pero no quiere ir al hospital. ¿Qué deberíamos hacer?”
Dorian estaba ocupado trabajando y al escuchar la noticia, se detuvo en seco: “¿Dónde está ella ahora?”
“Probablemente ya estén llegando a Arbolada, dijo Yael. “Acaba de decirle a Frida que se estaban regresando.”
“Está bien, gracias”
Dorian colgó, se levantó, caminó hacia la entrada, tomó las llaves del coche y salió de la oficina.
Amelia llevó a su hija de vuelta a casa.
“Serena, quédate aqui con la tía y duerme un poco, ¿si? Yo tengo que ir a trabajar un rato, le dijo Amelia con voz suave.
Notando que la niña ya estaba medio dormida, Amelia le tocó la frente y dijo: “Qué buena es mi niña.”
Después de darle unas últimas instrucciones a Marta, salió de la casa.
Planeaba ir al hospital para hacerse una radiografía y que le atendieran la herida.
A pesar de no sentirse mal, no podia evitar preocuparse por su salud, especialmente ahora que tenía una hija.
Serena vio que Amelia cerraba la puerta y se volvió hacia Marta: Tía, quiero llamar al señor bonito.”
Marta la miró sorprendida: “¿Para qué quieres llamar al señor bonito?”
Serena puchereó y tironeó de la mano de Marta: “Dame tu celular, porfa, ¿si?”
Capitulo 303
Marta, sin poder resistirse a los encantos de la pequeña, sacó su móvil y se lo entregó a Serena.
Como la niña no sabía el número de Dorian, miró confundida el teléfono por un buen rato y luego se lo devolvió a Marta: “No puedo llamar,”
*Claro que no, necesitas marcar el número del señor bonito primero.”
Mientras Marta buscaba el número que Dorian habia marcado el día anterior, dijo: “Mira, este es el número del señor bonito.”
Serena miró los digitos con emoción, pensando cuidadosamente antes de marcar, con gran cuidado, presionó la secuencia de números en la pantalla.
