Capítulo 242
“Temminare lo que estoy haciendo primero.”
Amelia dijo en voz baja, abrió la puerta de la secadora para arrojar la ropa adentro, presionó los botones de su teléfono para ponerlo en silencio y luego dudó un segundo antes de finalmente contestar la llamada.
Apenas conectó el video, el rostro sonriente y sorprendido de Serena apareció en la pantalla.
“Mama.”
Serena la llamó con alegría.
Ella le devolvió la sonrisa y levantó la vista hacia la habitacion
Dorian seguia ocupado y no habia mirado en esa dirección.
Serena, notando que Amelia no estaba mirando hacia la camara, se acercó curiosa a la pantalla “¿Mamá, qué estás mirando?”
El teléfono estaba en silencio, Amelia no podia escucharla claramente, pero por la expresión y el movimiento de sus labios, podia adivinar de que se trataba.
“Nada importante, Amelia le respondió con una sonrisa, bajando la voz intencionalmente y girando ligeramente su cuerpo, le susurro al teléfono “Estoy ocupada con el trabajo ahora, no tengo tiempo, te puedo llamar mañana, ¿está bien?
Esa voz coqueta hizo que Dorian hiciera una pausa en lo que estaba haciendo. Siempre que oía esa voz dulce y melosa, le parecía que habia un dejo de mimo en sus palabras
Después de tantos años de conocer a Amelia, desde aquellos dias intimos y ambivalentes del último año de preparatoria hasta los dos años de matrimonio llenos de cercanía, nunca la habia escuchado hablarle con ese tono suave y coqueto.
No pudo evitar alzar la vista hacia ella.
Amelia estaba de pie en el balcón, de lado hacia la habitación, con una suave sonrisa en su rostro, una expresión tierna y hasta con un brillo de indulgencia y coquetería en sus ojos que él no había visto en mucho tiempo.
La imagen de Rafael cruzó por su mente de forma inesperada y la descartó casi de inmediato.
Habia visto algunas veces la interacción entre Amelia y Rafael: siempre eran corteses y distantes, como con él.
Entonces la cara de Héctor surgió en su pensamiento.
¿El chico simpático, guapo y un poco atrevido del departamento de diseño de Estudio de Arquitectura Esencia-Rufino?
Dorian recordaba que, durante la inauguración de la nueva empresa, Héctor habia hecho el esfuerzo de acercarse a Amelia para charlar, claramente intentando flirtear con ella.
Y si Héctor habia estudiado en la misma universidad y en la misma carrera que Amelia, eso significaba que tambien era el compañero de estudios de Frida
Amelia notó la mirada de Dorian y lo miró a su vez.
La vista de Dorian pasó de su rostro al teléfono en su mano.
Instintivamente, eila inclinó el teléfono, un gesto sutil pero intencionado que Dorian noto. El último brillo de la pantalla del teléfono desapareció completamente debido a ese movimiento.
La mirada de Dorian regresó a ella.
Con una sensación de incomodidad, Amelia dijo al teléfono: “Voy a colgar ahora, te llamo despues, ¿si?”
Todavia con esa voz suave y persuasiva que, para Dorian, sonaba a mimos.
Despues de decir eso, ella colgo, sujetó el teléfono con firmeza para calmarse y luego entro a la habitación
La cena esta lista.”
Do é pasándole los cubiertos.
“Gracias”
Amelia agradeció suavemente mientras los tomaba, ajustándose la toalla que llevaba puesta. Sentía cierta incornodidad estando vestida así frente a Dorian.
Dorian parecia no haberlo notado y le pasó la comida como si nada, como si solo estuvieran charlando: “¿Frida estaba sola cuando llamaste?”
Al decir eso, vio a Amelia dudar un momento antes de asentir con la cabeza: “SI”
Dorian le echó una mirada y no dijo nada más.
Conociéndose durante tantos años, sabia que Amelia no era buena mintiendo.
Su vacilación ya lo habia dicho todo.
Amelia también sabia que Dorian no le creia. Su mano sosteniendo los cubiertos vaciló, pero como él no siguió preguntando, ella tampoco dijo más
Dorian empujó su plato favorito hacia ella: “Tus costillitas en salsa de tomate favoritas, come más”
Claramente, no tenia la intención de seguir preguntando.
“Gracias
Dijo Amelia en voz baja, tomó un pedazo y mientras comia intentaba aligerar la atmósfera: “¿De dónde pediste la comida?”
Dorian respondió. “La cocinaron en la cocina del hotel y la enviaron aqui.”
Amelia: “Ah.
El ambiente seguía siendo un poco tenso y difícil de relajar.
Dorian le echó una mirada, recordando el brillo en sus ojos durante la videollamada de hace unos momentos. Sentimientos encontrados lo invadieron; por un lado, se sentia aliviado de verla tan bien, pero por otro, se sentia inquieto, pues esa chispa en su mirada no la había visto durante los dos años que estuvieron casados.
Después del divorcio, Amelia estaba radiante.
Ella había tomado la decisión correcta.
“Amelia”, la llamó, levantando la vista.
*¿Cómo? Ella lo miró, confundida.
“¿Alguna vez te has arrepentido de divorciarte?” Preguntó él.
Ella vaciló un momento, pero negó con la cabeza: “No.”
Dorian sonrió brevemente, pero su sonrisa se desvaneció rápidamente.
“Ahora estás bien”, afirmó, no como pregunta, sino como una certeza.
Los labios de Amelia se curvaron ligeramente en una sonrisa contenida y asintió: “Si.”
Esta vez, Dorian mantuvo su sonrisa.
Pero al ver esa sonrisa, Amelia sintió un pesar inexplicable en su corazón.
“Y tú..” empezó ella con hesitación, mirándolo, “¿estás bien?”
“Bastante bien”, respondió él
Ella también sonnó, pero no continuó la conversación.
Goran to miro a los ojos y pregunto, ¿Alguna vez te has arrepentido de casarte?”
Amelia vació nuevamente y mitándolo con sinceridad, asintió levemente: “Si me he arrepentido.
Capitulo 242
Ese dia, en la ceremonia de inauguración de la empresa del hijo de Rubén, cuando escuchó a Rufino decir que Cintia no era la verdadera madre de Dorian, se sintió devastada. En ese momento, el arrepentimiento la invadió.
Eso era importante para ella; significaba que Dorian nunca la había considerado parte de su familia, ni habla pensado en un futuro juntos.
Aunque él explicó sus razones después y ella se sintió algo consolada, no lo superó por completo
La sonrisa de Dorian se torno amarga ante su afirmación, pero simplemente sonrió sin decir palabra.
Esa expresión la entristeció aún más.
“Pero incluso si pudiera volver atrás, estoy segura de que volvería a aceptar casarme contigo”, dijo con los labios apretados, mirándolo con seriedad.
Dorian la miro: “Amelia, gracias.”
Era la primera vez que le agradecia de una manera tan formal y sincera.